Expertos de siete países insisten en cohesionar los grupos en las aulas para evitar que un alumno se aísle y sufra vejaciones
VÍCTOR VELA. EL NORTE DE CASTILLA.- Fabio. Italiano. Once años. «Tan tímido que prefiere susurrar antes que hablar en voz alta, lo que provoca las burlas de sus compañeros», explica Michaela Lupi, trabajadora de Borgorete, una de las siete entidades que han participado en la elaboración de una guía para luchar contra el acoso que sufren alumnos con dificultades de aprendizaje y enfermedad mental. Felipe. España. Comenzó a mofarse y a insultar a un chaval de su clase porque otros compañeros lo hacían. «Y para no decepcionarlos, se unió a las burlas». Martina. 21 años. A menudo excluida del grupo por su incapacidad para entablar relaciones.
Y como estas, las historias de casi 200 chavales de toda Europa han servido de base a expertos de siete países (Alemania, Italia, Bulgaria, Reino Unido, Austria y Eslovenia, con la coordinación de la Fundación Intras, de Valladolid)para estudiar la incidencia del acoso escolar y proponer soluciones. El resultado es una guía, un manual para profesores (también puede servir a los padres)presentado ayer en el Café Beluga y que se puede conseguir gratis a través de Internet (transpaceproject.eu).
¿Cómo es la situación en las aulas? Si cogemos la lupa y miramos primero a lo que ocurre en los centros de Castilla y León, habría que recurrir a los estudios que publica la Junta.El último es de junio y se refiere al curso 2012/2013 (datos más recientes). Los centros informaron de 60 posibles casos de acoso (afectan al 0,07%del alumnado total), frente a los 25 del curso anterior. Al final, se confirmaron tres.
Pero el estudio quiere mirar un poco más allá y analizar cómo viven ese acoso niños y jóvenes con dificultades de aprendizaje, enfermedad mental, dislexia, baja autoestima, alumnos hiperactivos y con déficit de atención… «El acoso se puede presentar de diferentes formar: verbal, físico o simplemente ignorar a los compañeros», indican los redactores del informe. «La situación se da sobre todo durante los primeros años de la adolescencia y ellas suelen sufrirlo más», explica Bojan Musil, de Eslovenia. El trabajo de campo que han elaborado los expertos de estos siete países constatan que las formas más habituales de acosar a un compañero son reírse de ellos, insultarlos, amenazarlos o esconderles y robarles material escolar. También hacer circular mentiras o rumores para hacer daño.
Ante esto, ¿qué? Sara M. Ispierto, de Fundación Intras, apunta que hay dos aspectos clave en los que habría que incidir. «La baja autoestima de la víctima se identifica como el problema más importante». «Y si tienes miedo a los compañeros, si no te sientes seguro en el colegio o el instituto, eso afectará a tu éxito escolar», concluye Gesa Schiller, de Alemania. El segundo flanco que hay que abordar es el del grupo. «El problema es que en muchos casos la responsabilidad del acosador se diluye». Nadie le hace frente, nadie le dice nada e incluso secundan (con risas o silencio)la tortura a la que se somete a algunos compañeros. «La solución es intervenir para crear un contexto escolar de grupos seguros, en el que todos sus miembros se sientan cómodos, encuentren un lugar», apunta Ispierto. «El buen ambiente es la mejor prevención contra el acoso», incide Schiller, quien añade que «la mejor protección es crear un buen ambiente en la clase, un espíritu de equipo y que el sujeto individual adquiera la suficiente confianza». Autoestima. Y este problema de chavales con una baja imagen de sí mismos se ha comprobado más acentuado en España.
Talleres y actividades
Para trabajar sobre ello, los expertos proponen en este manual ocho talleres y decenas de actividades para trabajar en grupo y dentro del aula:explorador ciego, los héroes, la hoguera de los antepasados, regalos o el castillo mágico son algunas de los nombres de estas propuestas educativas. La investigadora italiana recordó el caso de Fabio, el niño de 11 años con el que arrancaba este relato, el chaval tímido que hablaba en susurros y sufría las burlas de sus compañeros. «Después de participar en este programa y favorecer su autoestima, le escuchamos algo que nos llenó de satisfacción:‘Tienes que tratarme con respeto, estamos trabajando juntos’, le dijo a un compañero de clase», dice Michaela. Un gran paso para acabar con el acoso.