Un niño, primera victima mortal de la última crisis migratoria entre Turquía y Grecia

| 2 marzo, 2020

Miles de refugiados se encuentran atrapados entre Turquía, que los anima a cruzar, y Grecia, que impide por la fuerza su entrada en el país. Ankara ha abierto las puertas de su frontera en represalia a un ataque mortal contra sus tropas en Siria

LA VANGUARDIA.- Un niño ha muerto esta mañana al volcar un bote con 48 migrantes y refugiados ante las costas de la isla griega de Lesbos. Según ha informado la guardia costera, el incidente se ha producido esta mañana, a las 08.30 hora local (06.30 GMT).

Los tripulantes de un bote, que iba acompañado por una embarcación turca hasta la linde marítima con Grecia, hicieron volcar la embarcación, algo que -según la guardia costera- es una práctica común recomendada por los traficantes para forzar el rescate. La guardia costera griega pudo rescatar a toda la tripulación, menos a un menor que ingresó cadáver en el hospital.

El de hoy es el primer incidente mortal que se conozca en los cuatro días que han transcurrido desde que Turquía decidió abrir sus fronteras y cancelar así de facto el acuerdo con la Unión Europea sobre migración.

Varios miles de personas han pasado la noche en Edirne, la frontera greco-turca, esperando al raso cerca de la frontera para poder cruzar a Grecia, atrapados entre la Policía turca que les anima a intentarlo y la helénica, que trata de impedirlo usando gases lacrimógenos, cañones de agua y granadas aturdidoras.

Según ha podido observar EFE en suelo turco, esta misma mañana un furgón policial apareció escoltando a un autobús de una empresa privada a unos cinco kilómetros del paso fronterizo. Los agentes animaron a los migrantes y refugiados en la zona a subirse al vehículo para dirigirse al borde.

”Nos intentan convencer diciéndonos que nos llevarán a un punto de la frontera sin vigilancia, pero ya estuvimos ayer allí y sabemos que no es verdad: la Policía griega no deja pasar a nadie y nos lanza gas lacrimógeno”, dijo a EFE un sirio oriundo de Alepo que se identificó como Mohamed.

”Ayer estuve con un grupo de cientos de personas, entre ellas familias y niños, en la valla. Desde el frente nos lanzaban gas y detrás, la policía turca nos impedía retroceder. Estuvimos quince horas atrapados”, relata el refugiado.

”No nos dejan regresar. Vienen con autobuses privados y nos llevan desde este paso a otro. Y desde allí a otro. Y luego nos traen de vuelta. Juegan con nosotros, nada más”, asegura Nasser Abu Sami, otro sirio, que lleva dos días con su familia en la zona.

Miles de migrantes y refugiados, muchos sirios pero también iraquíes, palestinos o somalíes, comenzaron el viernes a acercarse a la frontera después de que Turquía anunciara el viernes que ya no es capaz de evitar que pasen a la UE.

El anuncio turco llegó después de que 33 de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Ankara, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.

De esa forma, Ankara espera presionar a la UE para que aporte más dinero a la atención de los cientos de miles de refugiados sirios que viven en Turquía, en algunos casos desde hace años, y para que apoye su campaña militar en Siria.

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