Nigeria aprueba una nueva ley que castiga cualquier actividad relacionada con la realidad homosexual

| 25 diciembre, 2013

NigeriaDOS MANZANAS.- Prosigue el avance de la homofobia en África. Tras la aprobación de la ley ugandesa, en Nigeria está a punto de entrar en vigor otra norma que castiga literalmente toda expresión de la realidad homosexual, tanto por lo que se refiere a las relaciones personales (sean públicas o privadas) como a cualquier actividad organizada.

Se trata de una ley que lleva discutiéndose desde hace dos años. En diciembre de 2011 pasó el el filtro del Senado nigeriano, y en mayo de 2013 recogíamos su aprobación por la Cámara de Representantes. Aunque entonces informamos de que solo quedaba pendiente de la firma presidencial, lo cierto es que posteriormente han tenido lugar nuevos trámites parlamentarios, que culminaron el jueves pasado con la aprobación por el Senado de una versión final armonizada. Una vez sea firmada por el presidente, Goodluck Jonathan, quedará prohibida “la exhibición pública de toda relación entre personas del mismo sexo, directa e indirectamente“, lo cual convierte en punible cualquier relación aunque se mantenga en secreto. Prohíbe asimismo los locales de ocio gay y cualquier tipo de asociación u organización de defensa de los derechos LGTB, tanto su existencia legal como sus reuniones. Todas estas actividades se verán penadas con hasta 14 años de cárcel.

De nada ha servido la presión internacional, que incluyó la condena expresa del Parlamento Europeo en 2012. Tampoco parece que vaya a servir de mucho la apelación de Human Rights Watch al presidente para que vete la ley, que ha contando con un respaldo masivo en las diferentes votaciones. El presidente del Senado, de hecho, ha animado a Goodluck Jonathan a que firme la ley cuanto antes.

Una situación aún más dura para las personas LGTB

Conviene precisar que las relaciones homosexuales son ya ilegales en Nigeria, con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel (en el sur cristiano) o incluso hasta la muerte por lapidación (en los estados del norte en los que se aplica la ley islámica). Ahora, con esta ley, no solo queda prohibido cualquier tipo de relación entre personas del mismo sexo, sino todo tipo de actividad relacionada con la realidad LGTB. No en vano, algunos la han descrito como la ley para “encarcelar a todos los gays”.

Se trata, pues, de una situación durísima. Como apuntan algunos activistas locales, como Bisi Alimi y Davis Mac-Iyalla, la nueva ley estimulará el éxodo del país de numerosas personas LGTB. Además, se apunta que puede tener consecuencias devastadoras en la expansión del VIH, al hacer imposible toda campaña de prevención e información en este colectivo. Obligará también a clausurar las pocas iniciativas que hay, por no hablar de las dificultades que las personas LGTB tendrán para acceder a medios de protección debido a las sospechas que podrían despertar y el consiguiente miedo a ser denunciadas.

Sobre qué hacer, resulta llamativa la indicación de estos activistas, para los que lo más importante es la presión política y diplomática. Alimi exhorta a escribir a las embajadas y misiones diplomáticas en Nigeria para solicitar que estas den cobertura a la comunidad LGTB local, al tiempo que pide a las ONG occidentales que no utilicen la situación en su país para conseguir fondos que difícilmente van a llegar a las organizaciones locales que realmente trabajan sobre el terreno, que en su opinión son las que se debe potenciar y a las que realmente hay que ayudar.

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