“¡Moro, te vamos a matar!”

, | 17 octubre, 2013

Abdelsalam, marroquí, no sabe si recuperará la visión de su ojo izquierdo. Desde la cama de un hospital denuncia la paliza que sufrió en la madrugada del 5 al 6 de octubre en Sevilla. Asegura que cuatro desconocidos le golpearon sin mediar provocación. Tiene una gran herida recién cosida en el pómulo y otra en la mejilla. También le aplicaron puntos de sutura en la parte posterior de la cabeza.

abdesalam_05DAVID BERLANGA. ANDALUCES.ES.- Abdelsalam El Khallar fue operado de su ojo izquierdo el lunes 7 de octubre. Una fuerte contusión y la inflamación del párpado no le permiten abrirlo aún. “El médico me ha dicho que hay que esperar para saber si voy a recuperar la visión”. Tiene una gran herida recién cosida en el pómulo y otra en la mejilla. También le aplicaron puntos de sutura en la parte posterior de la cabeza. Abdelsalam relata lo ocurrido tumbado en una cama del Hospital Virgen Macarena, en Sevilla. Sus zapatos, en el suelo, siguen manchados de sangre.

Eran las 2 de la madrugada del 5 de octubre. Albdelsalam, marroquí, soltero, 40 años, siete de ellos en España y residente en Castilleja de la Cuesta, caminaba solo por una calle cercana a la gasolinera de la calle Torneo, en Sevilla capital. Se dirigía a una discoteca de La Alameda. “Había cuatro chavales. Uno me paró y me pidió un cigarro. No me fijé en la cara. Me metí la mano en el bolsillo para darle un cigarro y sacó una botella. Me la rompió en la cara. Luego otro sacó algo y me golpeó en la cabeza, atrás. Yo sólo escuchaba gritos, ¡moro te vamos a matar!, no sé qué… Entonces, uno me sujetó por detrás y otro me dio tres o cuatro puñetazos en el ojo. Me dieron patadas”, cuenta.

Siempre según el relato de Abdelsalam, fue así, sin más. Niega que hubiera provocación alguna por su parte. Asegura que no conocía de nada a los cuatro individuos. Tampoco puede precisar que se tratara de un grupo neonazi. “Dos llevaban gorras y otros dos, no. Iban bien vestidos. Sólo querían pegarme por ser moro”, asegura.

Abdelsalam quedó semi inconsciente. No hay más testigos. Dice que no recuerda mucho más. Tan sólo que pasaron jóvenes que le ayudaron después a salir a la calle Torneo. Allí consiguió parar un coche. Dos argelinos lo dejaron en la puerta de Urgencias del hospital.

SEGUNDA AGRESIÓN

No es la primera vez que este trabajador de la hostelería tiene un incidente similar. Hace unos años, en Nueva Sevilla, un barrio de Castilleja de la Cuesta, tres jóvenes intentaron agredirle. “Me pasó lo mismo. Me pidieron tabaco y vino uno y me dio. Después se acercaron los otros dos. Menos mal que me escapé y mi casa estaba cerca…”.

En aquella ocasión, las cámaras de seguridad de un local comercial registraron lo ocurrido. Sin embargo, decidió no denunciar. “Tenía miedo. Si denunciaba, esos chavales podían tener problemas con la cárcel o algo… Como son del pueblo, la familia me podía hacer algo”.

Esta vez Abdelsalam sí está dispuesto a denunciar ante la Policía lo ocurrido. El problema, dice, es que no conoce a los agresores. “Yo pienso denunciar, pero como no recuerdo bien las caras, ni sé nombres… Estos días intento recordar y me vienen imágenes… Pero no recuerdo bien. No puedo mentir”, insiste tumbado en la cama.

4.000 AGRESIONES EN UN AÑO

Según el Movimiento contra la Intolerancia, la falta de denuncia es precisamente una de las grandes dificultades para combatir lo que la ONG define como “crímenes de odio”. El Informe Raxen de 2012, elaborado por esta entidad, documenta 346 agresiones por motivos racistas, de xenofobia y homofobia durante el pasado año. 43 de ellos, en Andalucía. Sólo el País Valenciano (63), Cataluña (47) y Madrid (46) superan esa cifra. Sin embargo, la ONG estima que el número real de agresiones es muy superior, en torno a las 4.000 solo en 2012. Solo en el 9% de los casos habría denuncias.

Mikel Mazkiaran, de la ONG SOS Racismo, encuentra una explicación a este hecho: “La razón de este silencio es que las víctimas no tienen confianza en el sistema judicial y de reparación. Consideran que no merece la pena, que la denuncia acabaría en nada, que tendrían para ellos un coste personal añadido. Además, en algunas ocasiones estas agresiones se cometen contra inmigrantes indocumentados y temen que si van a la policía puedan ser expulsados del país, aunque sean circunstancias que no tengan nada que ver”.

No existe prueba o dato que permita asegurar con certeza que los agresores de Abdelsalam pertenezcan a un grupo de extrema derecha. Sin embargo, José Manuel Sanz, de la Oficina de Derechos Sociales de Sevilla, asegura que en los últimos tiempos hay cierto repunte en la actividad de este tipo de organizaciones, sobre todo en la zona de la Macarena: “Hay un aumento de actitudes xenófobas contra inmigrantes y de amenazas contra personas indigentes, sobre todo en las proximidades del albergue. Sabemos que se mueven grupúsculos de extrema derecha que provocan y amenazan a estas personas. Todavía es una cosa minoritaria, pero hace unos días hubo una concentración promovida por este tipo de organizaciones”.

Abdelsalam El Khallar espera que le den el alta hoy mismo, aunque tendrá que volver al hospital para que le hagan pruebas y le revisen las heridas. Esta semana, el médico le levantó el párpado para comprobar si veía algo. De momento, nada. Hay algo, en cambio, que le permite estar más tranquilo: su jefe le ha dicho que no tema por su trabajo, que se tome el tiempo que necesite para recuperarse.

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