Los acusados de asesinar a una transexual, declarados culpables

, , | 15 diciembre, 2016

El jurado determina que el joven de 22 años propinó la fatal paliza tras una discusión y un amigo le ayudó a deshacerse del cuerpo y las pruebas

LUIS CANDELA. LA VERDAD.- A los investigadores del crimen les chirrió que el homicida confeso de Lyssa se revolviese contra ella al saber que en realidad era transexual. Las imágenes grabadas en el móvil del reo descartaron dicha posibilidad, ya que se les podía ver manteniendo relaciones sexuales. Por ello, el fiscal mantuvo ayer que la muerte violenta de la víctima, de nacionalidad brasileña y 42 años, se desencadenó por un desacuerdo económico. El tribunal del jurado responsable de enjuiciar los hechos así lo consideró por unanimidad tras dos horas largas de deliberación y declaró culpable de homicidio a Ilan Laouni R. M., francés de 22 años, y de encubrimiento a su amigo Daoud D., de 33 años, por ayudarle a deshacerse del cadáver y limpiar la escena del crimen.

Pese al veredicto unánime, la sombra de la duda sobrevoló a los miembros del jurado antes de encerrarse a deliberar sobre si solo Ilan golpeó a la víctima o fue entre los dos. Por las preguntas que se planteaban, el representante del Ministerio Público les quiso aclarar que las pruebas avalan la confesión hecha el lunes por el autor de la paliza mortal, una versión que no obedece «a ninguna clase de pacto oscuro», como recalcó. Además, el fiscal dejó claro que la mecha del crimen la prendió una fuerte riña económica, ya que el procesado se negó a pagar por las relaciones sexuales mantenidas entre ambos minutos antes. «No había nada de homófobo», añadió.

Instantes antes, el marido, los investigadores responsables del caso y los forenses que se encargaron de levantar el cadáver la mañana del 21 de julio de 2015 y posteriormente de la autopsia declararon ante el tribunal. El viudo explicó que llevaban casados desde 2009, aunque la convivencia duró solo un año y que cuando se produjeron los hechos estaba en Cádiz.

Los agentes de Policía Nacional llegaron alertados por la llamada de la vecina que encontró el cuerpo en el ascensor. Cerraron el edificio y recabaron todos los testimonios posibles, muchos de los cuales hablaban de fuertes golpes en el cuarto piso. Precisamente ese rellano destacaba por encontrarse casi perfectamente limpio. Solo unas gotas de sangre señalaban el camino a los investigadores. Dentro, en una de las habitaciones, hallaron a los reos haciéndose los dormidos y con la lavadora llena de prendas ensangrentadas en marcha.

La víctima presentaba golpes en la cabeza y la cara, el reo le rompió dos dientes, pero el golpe mortal fue una patada «tipo kárate» propinada por el homicida en el estómago de la víctima.

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