Las «condiciones emocionales extremas» que motivaron la decisión de la Justicia italiana

| 21 agosto, 2019

La situación a bordo del Open Arms refleja las cicatrices de la «larga trayectoria de sufrimiento y de huida» que viven las personas rescatadas en el Mediterráneo

PAOLA BRUNI. EL CONFIDENCIAL.- Llevaban días advirtiendo de que la situación estaba al límite y fuera de control. El ambiente alcanzó niveles tales de tensión que, en las últimas horas, se pudo ver cómo la desesperación empujó a varias de las personas rescatadas a bordo del Open Arms a lanzarse al agua para intentar alcanzar las cercanas costas de la isla italiana de Lampedusa, a solo 800 metros de donde estaba fondeada la embarcación, donde esperaban una solución desde hace 19 días.

El escrito de la Fiscalía de Agrigento (Sicilia) no deja lugar a dudas sobre la delicada situación que se vivía en la cubierta de la embarcación de la ONG horas antes de que ordenara el desembarco inmediato de los 83 migrantes que seguían a bordo: las circunstancias psíquicas de los rescatados estaban «fuertemente afectadas por condiciones emocionales extremas» que les imposibilitaban «valorar el riesgo individual y colectivo».

Las críticas condiciones psicológicas en las que se encontraban los migrantes representan el punto neurálgico del escrito firmado por el fiscal Luigi Patronaggio, que se puede leer en la prensa italiana y que llama la atención sobre la disyuntiva a la que se enfrentaban los rescatados, que se debatían entre la «percepción de muerte ante una eventual repatriación» o la «esperanza de vida» que ofrecía la tierra firme, aunque tuvieran que tirarse al agua para alcanzarla.

«Un centenar de personas cuyas funciones psíquicas están fuertemente afectadas por condiciones emocionales extremas en un clima de altísima presión, en el cual la percepción de muerte ante una eventual repatriación y la esperanza de vida, aún teniendo que enfrentarse a nado al espejo del mar que lo separaba de la isla, no permite la posibilidad de valorar el riesgo individual y colectivo, tampoco por parte de la tripulación de frenar y contener una ulterior extensión a situaciones psicopatológicas de disociación neurótica y psicótica», se lee en un extracto del decreto de 11 páginas de la Fiscalía.

Este análisis reconstruye todas las fases de la emergencia que se ha vivido estos 19 días y también pone el foco en la cadena de mando —que llega hasta el Ministerio del Interior italiano— y en el progresivo deterioro de las condiciones psicológicas de los migrantes a bordo del Open Arms, según explica ‘Il Corriere della Sera’.

Desde la ONG Médicos del Mundo, advierten de las secuelas que deja la «larga trayectoria de sufrimiento, de huida y de proceso migratorio» que han vivido las personas rescatadas. Explican que aunque la expectativa de tocar tierra les hace estar en «modo supervivencia», una vez que encuentren una «mínima seguridad» surgirán todas las carencias y consecuencias del sufrimiento acumulado y necesitarán un apoyo «continuo» que les ayude a sobrevivir y a restablecer su vida de manera adecuada.

«La mayoría de la gente lleva en movimiento por lo menos dos, tres o hasta cuatro años, viviendo situaciones de tortura, de maltrato, y viendo y sufriendo cosas muy difíciles y muy traumáticas», afirma Leticia Silvela, experta en salud mental de Médicos del Mundo.

Silvela señala que «la salud mental está interrelacionada con la salud. La gente que se encuentra en los barcos llega a tierra en condiciones físicas muy debilitadas y con muchos problemas físicos, tanto de la situación actual como de la situación de huida que llevan sufriendo dos o tres años. Cuando lleguen a puerto, van a necesitar una atención integral, tanto de salud como de salud mental».

A pesar de las «increíbles» capacidades de resistencia y resiliencia que tenemos los seres humanos, a medida que pasa el tiempo la probabilidad de que surjan brotes de ataques de pánico, brotes psicóticos o una ruptura con la realidad va aumentando, afirma la experta.

«Lo que más daño hace es la prolongación de la incertidumbre, que la gente no sepa qué es lo que va a pasar. Llevan mucho tiempo en condiciones físicas y psicológicas extremas y esto hace que las fuerzas sean cada vez menores y que las acciones que las personas tomen sean cada vez más impulsivas y menos acertadas».

El fiscal italiano Patronaggio había acudido previamente a comprobar la situación a bordo y estimó necesario el desembarco inmediato —debido a las condiciones en que se encontraban— de los migrantes, que han pasado este miércoles su primera noche en tierra firme. Según fuentes del procedimiento consultadas por EFE, el fiscal tomó esa decisión ante la demanda de Open Arms al amparo del artículo 328 del Código Penal, que castiga con entre seis meses y dos años al funcionario público que haya omitido su deber que «por razones de justicia o de seguridad pública, o de orden público o de higiene y salud, debe ser cumplido sin retraso». Con la medida de la Fiscalía, el navío deberá quedarse en Italia durante dos semanas, lo que impide su traslado a España.

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