La ultraderecha italiana alerta en un informe que en 2100 media Italia podría ser musulmana

, | 12 septiembre, 2019

En enero 2019, los musulmanes representaban el 30,1 % de los extranjeros residentes en Italia

ABC.- La Fundación Fare Futuro lanza la alarma demográfica en Italia: «Los musulmanes residentes en este país son 1,58 millones, pero podrían llegar a ser la mitad de la población en el año 2100». En enero 2019, los musulmanes representaban el 30,1 % de los extranjeros residentes en Italia; les siguen en porcentaje los cristianos ortodoxos con el 29,7 % (1,56 millones), y en tercer lugar los católicos que son 977.000 (18,6 %). La mayor parte de los musulmanes extranjeros residentes en Italia proceden de Marruecos (440.000), Albania (226.000), Bangladesh (141.000), Egipto (111.000) y Pakistán (106.000).

El informe sobre la islamización de Europa, el primero en su género, realizado por la Fundación Fare Futuro con el apoyo del gabinete de estudios del partido derechista Fratelli d’ Italia (Hermanos de Italia) acaba de ser presentado en una sala del Senado en Roma. Obviamente no es un dato cierto que «en el 2100 los musulmanes podría ser la mitad de la población italiana», como indica el informe, pero sí son ciertos dos datos que sirven para apoyar la posibilidad de ese escenario: En primer lugar, el índice de natalidad. «Las inmigrantes musulmanas tiene una tasa de fertilidad muy superior, el doble, que el de la italianas». Es un hecho conocido que «los italianos no tienen hijos», están prácticamente a la cola de Europa. En segundo lugar, «el 78 % de los inmigrantes que solicitan asilo o que llegan sin papeles son musulmanes».

«Favorecer la inmigración con nuestros orígenes»

El informe destaca que «los extranjeros musulmanes residentes en Italia han aumentado en 127.000 con respecto al 2018, mientras que los cristianos, por el contrario, han disminuido en 145.000. El análisis refleja preocupación y dudas sobre la capacidad de integración de los musulmanes. El 85 % de los italianos considera que «los inmigrantes tendrían que hacer un curso de lengua italiana y de educación cívica antes de ser regularizados», «el 60 % piensa que el velo que portan la mayor parte de las mujeres musulmanas lo hacen por presión de la familia», «el 80 % de los italianos pide que se castigue como un delito la predicación del odio y la justificación de actos de terrorismo», y «un 56 % de los entrevistados estima que la predicación en las mezquitas debería hacerse en italiano para que pueda ser entendida».

Las dudas sobre el interés de los musulmanes para integrarse en la sociedad italiana son muchas: «El 55 % de los entrevistados cree que la mayor parte de los musulmanes quiere vivir en Italia manteniendo su identidad musulmana, aunque admitan la ley italiana; mientras, el 27 % de los italianos está convencido de que el objetivo principal del musulmán es vivir en Italia siguiendo sus propias leyes separadamente».

En la introducción al informe, la diputada Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, escribe que «si es necesaria una cierta cuota de inmigración, se debe favorecer a quien tiene orígenes italianos o europeos, o bien la que procede de Estados que han demostrado que no crean problemas de integración o de seguridad».

«El islam es incompatible con Occidente»

Desde luego, la cuestión de la integración de los musulmanes es un largo debate en Italia y perdurará. Muy escéptico se mostró siempre el profesor Giovanni Sartori, uno de los mayores expertos en ciencia política, con prestigio internacional, reconocido con el premio Príncipe de Asturias: «El Islam es incompatible con Occidente. Sus regímenes son teocracias que se fundan en la voluntad de Alá, mientras que en Occidente se basan en la democracia, en la soberanía popular». A Sartori le gustaba recordar lo que ocurre en los países europeos: «Los musulmanes de tercera generación no solo no se han integrado, sino que son los más rebeldes. Odian a Occidente porque no tienen trabajo y muchos se sienten atraídos por el islam fanático».

En su último libro «La carrera hacia ningún lugar», Giovanni Sartori explicaba por qué la integración de musulmanes en sociedades no islámicas no se ha logrado: «El islam no tiene capacidad de evolución», como se puede ver, por ejemplo, en la India, «donde hay 14 millones de musulmanes, muy pobres y maltratados, que después de mil años, resisten sin integrase, enemigos eternos de los hindúes». «Esta experiencia ejemplar –concluía Sartori- debería ser estudiada por nuestros izquierdistas y contrasta con el facilismo con el que nosotros hablamos de integración».

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