La nueva violencia en el fútbol: los ultras se mudan a grupos modestos

| 4 febrero, 2024

ABC.- Al menos cuatro hechos violentos han tenido como protagonistas este inicio de 2024 a radicales del fútbol madrileño. Primero fue la pelea en el Ensanche de Vallecas entre Bukaneros y las Brigadas Alcalaínas, el 14 de enero, domingo. Luego, los insultos racistas dirigidos a Vinicius Jr el día 18 en la previa del Atlético contra el Real Madrid, donde un cámara de TVE sufrió una brecha a consecuencia del lanzamiento de cubitos de hielo. A la semana siguiente, justo antes del partido del cuadro colchonero frente al Sevilla, la Policía Nacional tomó la determinación de cargar en los accesos del fondo sur del Metropolitano tras el encendido de bengalas por parte del Frente Atlético. Y ya el sábado 27, los zaragocistas, con sus hinchas del Ligallo, lanzaron piedras a los agentes en Alcorcón, después de enfrentarse a los ultras locales en las inmediaciones de un bar.

Esta es una acuarela rápida de sucesos no excesivamente graves, pero que sí reflejan el momento de rebrote en el que se hallan estos grupos en Madrid. Fuentes policiales expertas en la lucha contra este tipo de peñas destacan que «esta temporada», la 2023/24, «los que están más activos son los del Frente Atlético». Y eso es una novedad, porque en los últimos años, pese a tratarse de un conjunto deportivo menor, eran los Bukaneros del Rayo Vallecano los más problemáticos.

Los datos a los que ha tenido acceso ABC son elocuentes: la Policía Nacional tiene bajo su lupa, en la actualidad, a unos 600 miembros activos de los tres grupos mayoritarios: 250 del Frente Atlético, 200 de Bukaneros y 150 de Ultras Sur. A ellos, hay que sumar los integrantes de facciones menores, como Suburbios Firm (una escisión del Frente y enemistada con ellos), con unos 40 alborotadores; los seguidores del Parla; Guetto 28 (radicales del Leganés); las mencionadas Brigadas Alcalaínas (de la Real Sociedad Deportiva Alcalá), y los antiguos Alkor Hooligans (ahora Chavs 71, del Alcorcón).

Los dos grupos se buscaban desde la época en la que el club franjirrojo peregrinaba por Segunda B

La reyerta entre Bukaneros, en la élite del mundo ultra español, y los de Alcalá, cuyo equipo juega en la quinta categoría del fútbol español, viene a confirmar otro cambio de tendencia: los radicales de los equipos grandes no tienen problemas en ‘bajar’ de división si de esta manera se pueden enfrentar en la calle a otros grupos. Esta movilidad, que en realidad ha ocurrido siempre, es ahora más notoria dado el endurecimiento de las sanciones y el repudio general de según qué clubes.

El caso más flagrante no es otro que el de los Ultras Sur, desterrados del Santiago Bernabéu hace diez años y sometidos a una presión sin precedentes en la región por parte del Real Madrid. Ello ha provocado un lógico desgaste entre sus adeptos, conscientes de que los tiempos de ‘barra libre’ en el fondo sur del coliseo de la Castellana difícilmente volverán. No es casualidad, por tanto, que algunos de sus miembros más destacados en los últimos años hayan cambiado el ruido de la calle Marceliano Santamaría por las gradas de Butarque, pasando a engrosar las filas del pequeño grupo Guetto 28.

Un viaje de ida y vuelta (normalmente, siguen en las dos hinchadas) que contribuye a ramificar las complejas alianzas de este mundillo. Otros integrantes de Ultras Sur han compartido espacio con la peña Old School Fuenlabrada, expulsados en 2022 de la grada de animación del estadio Fernando Torres por su propio club. Fueron los incidentes registrados por esta reducida banda, de marcada ideología neonazi, lo que terminó por dinamitar un proyecto creado para apoyar al modesto equipo.

Las relaciones de otros cabecillas de Ultras Sur alcanzan también a las propias Brigadas Alcalaínas, cuyo vínculo se extiende desde hace ya muchos años e incluye a otros sujetos violentos de Guadalajara. De hecho, según otras fuentes consultadas por este diario, los individuos que se enfrentaron a Bukaneros acudieron al Ensanche de Vallecas acompañados de «gente política». Llama la atención, no obstante, su estrecha relación con Comandos Azules, radicales del Getafe e históricamente enfrentados a sus homólogos de Leganés.

Esta semana, la Comisión Antiviolencia acordaba sancionar a 52 de los implicados en la pelea, con multas de 3.001 euros y prohibición de acceso a cualquier recinto deportivo por un período de seis meses para cada uno de ellos. Todo el grupo del bando alcalaíno fue interceptado en la misma zona, mientras que los Bukaneros echaron a correr y solo el trabajo policial posterior ha permitido la identificación de al menos seis de sus miembros.

El extraño pegamento ultra afecta también a las peñas ligadas a la extrema izquierda, con Bukaneros como principal estandarte. Para el recuerdo, la encerrona sufrida por Ultras Sur el día del famoso ‘alcorconazo’, cuando una turba de antifascistas acudieron a los aledaños del estadio del Alcorcón e hicieron recular al grupo liderado entonces por los históricos Álvaro Cadenas y José Luis Ochaíta. Aquella muestra de fuerza fue solo un ejemplo de lo que vendría después, con independencia del partido y la categoría que rodee a la posible batalla.

Sin ir más lejos, el último caso se dio la noche del Atlético de Madrid-Lazio, después de que al menos tres hinchadas españolas acompañaran a los romanos en su dilatado enfrentamiento con el Frente Atlético: Ultras Sur y Brigadas Blanquiazules (radicales del Español), con los que mantienen una amistad tejida desde hace décadas; y el Frente Bokerón, cuya presencia resultó en parte una sorpresa. Los ultras del Málaga (actualmente en Primera Federación, la tercera categoría del fútbol) conforman, por número y actividad, una de las bandas futboleras más potentes del país. Y no es casualidad que acudan a un partido de alto riesgo en la capital o reciban en casa a sus ‘hermanos mayores’.

Antiviolencia multó esta semana con 3.001 euros a 52 ultras implicados en la reyerta antes del partido entre el Rayo B y el Alcalá

Fuera del entorno deportivo, la política mal entendida es uno de los falsos mascarones de proa de estas organizaciones: «Es como el fútbol, que realmente lo utilizan como excusa para canalizar su violencia», indican los investigadores. Así, al inicio de las protestas contra la sede del PSOE en la calle de Ferraz, a raíz de conocerse la ley de la Amnistía, los agentes de paisano identificaron a radicales de Ultras Sur e incluso a Daniel, apodado el Ratilla, entre los alborotadores que participaron en los primeros disturbios.

El Ratilla llegó a ser un miembro muy destacado del Frente Atlético hasta su expulsión en 2014, después de que él y los suyos (la entonces sección del fondo sur del Calderón, Suburbios Firm) primaran su amistad con Outlaw Madrid, los mismos que apenas unas meses antes habían protagonizado un golpe de estado en Ultras Sur. Esta facción, que logró echar a Cadenas y Ochaíta, está comandada por Antonio Menéndez Mories, el Niño, un neonazi con un largo historial delictivo e identificado, por ejemplo, tras participar en la batalla campal del día de la Hispanidad de 2017 en el centro de Barcelona junto a otros extremistas ajenos al fútbol.

De vuelta al ‘deporte’, el Frente Atlético nació en 1982 y mantiene una dilatada guerra interna con Suburbios. Sus miembros suelen reunirse en los bares La Previa, en la zona de Las Musas, y Bendita Locura, en los bajos del Metropolitano. Cuentan con perfil propio en X (antes Twitter) y otro en Instagram. Y tienen buena relación con otros ultras españoles, como los de United Family, Ultra Boys y Comandos Azules; y mala con Ultras Sur, Bukaneros, Biris Norte, Herri Norte Taldea, Peña Mújica y Riazor Blues.

Lejos de la Policía, los radicales arreglaron un encuentro doce contra doce y sin armas

Fuera de nuestras fronteras, guardan amistad con los ultras italianos de la Roma, los alemanes del Fortuna de Dusseldorf y los polacos del Ruch Chorzów. En octubre del año pasado, los radicales rojiblancos arreglaron un encuentro doce contra doce y sin armas contra los holandeses del Feyenoord a las afueras de Madrid. Un episodio, muy al estilo de las ‘drakas’ rusas, que ya enfrentó al Frente Atlético y Ultras Sur en una zona boscosa prácticamente idéntica a la actual.

Su capítulo más dramático lo firmaron en diciembre de 1998, con el asesinato del aficionado de la Real Sociedad Aitor Zabaleta, a manos del neonazi Ricargo Guerra, a las puertas del antiguo Vicente Calderón. El homicida, ya en tercer grado, volvió a ser visto en Bruselas con miembros de Suburbios, en el marco de un partido de Champions League entre el Atlético y el Brujas. El otro suceso mortal que atañe al Frente se produjo en noviembre de 2014, cuando el ultra del Deportivo de la Coruña Francisco Javier Romero, conocido como ‘Jimmy’, perdió la vida tras una salvaje pelea a las a las 8 de la mañana contra los Riazor Blues. Una muerte por la que aún nadie ha sido condenado.

En cuanto a los Bukaneros del Rayo Vallecano, se crearon en 1992, con ideología de ultraizquierda. En sus actividades participan unos 200 miembros actualmente y suelen reunirse los días de partido en la zona del mercado de Nueva Numancia, junto al estadio. Sus lazos los mantienen con otros grupos de ideología similar, como Biris Norte, Herri Norte Taldea, Riazor Blues, Alkor Hooligans, Brigadas Amarillas, Real Sociedad Firm e Indar Gorri, y presentan enemistad con Supporters Sur, United Family, Ultras Sur, Frente Atlético y Boixos Nois. Ya en el ámbito europeo, se relacionan con los ultras del Celtic de Glasgow y del Olympique de Marsella.

Ultras Sur, los menos activos y numerosos de este particular podio, comenzaron su andadura en 1980 y están conformados por neonazis. Marceliano Santamaría es su punto de reunión, concretamente, en el número 8, donde está el bar La Guarida. Tienen afinidad con Comandos Azules, Brigadas Blanquiazules, Yomus y Ligallo; y enemistad con el Frente Atlético, Boixos Nois, Biris Norte, Brigadas Amarillas y Bukaneros. A nivel internacional se codean con los ultras del Lazio y del Olympique de Lyon, pero odian a los del Ajax y del Nápoles.

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