La extrema derecha alemana amenaza al teatro

| 19 noviembre, 2018

JOAQUÍN RÁBAGO. LA OPINIÓN DE ZAMORA.- Hay un teatro que no gusta a la extrema derecha alemana, y es el que, ocupándose de asuntos de actualidad, promueve la solidaridad con los más débiles como los refugiados. En busca de objetivos sobre los que vomitar su odio, esos radicales ven un enemigo en el teatro que llaman «elitista» y de «izquierdas» y actúan en consecuencia.

En el caso de Alternativa para Alemania (AfD), los ataques a las que llama «élites» culturales le sirven para movilizar a su electorado. Allí donde ese partido ocupa escaños, sus políticos exigen que se eliminen las subvenciones que reciben ciertas salas por estar en desacuerdo con la programación.

Hace dos años, el grupo parlamentario de AfD en Potsdam exigió que se retirara una obra que trata de las personas que ayudan voluntariamente a los refugiados. Por su parte, el director teatral Falk Richter recibió amenazas de muerte tras montar «Fear» («Miedo») en la Schaubühne berlinesa, uno de los más prestigiosos teatros de la capital. En Chemnitz, escenario de frecuentes manifestaciones de la extrema derecha, explotó una bomba frente a un centro cultural donde se representaba otra obra en torno a unos asesinatos cometidos por un grupo de neonazis alemanes. Y una amenaza de bomba obligó a desalojar durante una representación otro famoso teatro berlinés, el Friedrichpalast, especializado en musicales.

No es una novedad porque, como recuerda el diario «Süddeutsche Zeitung»; algo parecido ocurrió hace años en Viena cuando se estrenó allí la obra de Thomar Bernhard «Heldenplatz», en la que se denunciaba la pervivencia del nazismo entre los austriacos. Entre los ultras que protestaron estaba Heinz-Christian Strache, sucesor de Jörg Haider al frente del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria y actual vicecanciller de ese país.

El año pasado se despidieron definitivamente del teatro de Altenburg cuatro actores extranjeros, hartos de las ofensas que se veían obligados a soportar en su vida diaria. En otro incidente ocurrido en Aquisgrán, un portavoz de AfD exigió que se eliminaran del texto de una obra titulada «Tierra Santa» ciertos pasajes en los que se establecían paralelos entre el islamismo y el fanatismo ultra.

Frente a las bombas, los mensajes de odio, las amenazas de muerte y las querellas de los radicales, los responsables de más de un centenar de teatros, museos, salas de conciertos y otras instituciones culturales de todo el país han firmado un manifiesto. En él llaman a la participación en campañas y manifestaciones contra el racismo y la xenofobia a la vez que se comprometen a apoyar activamente a los actores y otras gentes de la cultura que sean víctimas del acoso de la ultraderecha.

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