La Diada aclama a Puigdemont para arrancar amnistía y autodeterminación a Sánchez

, , | 11 septiembre, 2023

El Mundo.- Carles Puigdemont superó el examen de la calle. Salió el prófugo airoso de una Diada que medía el apoyo del independentismo a su intención de negociar la investidura de Pedro Sánchez, mientras Pere Aragonès era abucheado y decidía abandonar la concentración antes de que concluyera para protegerse de la hostilidad de los manifestantes hacia ERC.

La perenne guerra interna del independentismo se decantó esta vez del lado de Junts, que se prepara para imponer la amnistía y la apertura de una negociación sobre la autodeterminación al candidato socialista, según sus condiciones, tras comprobar que cuenta con el respaldo de la fiel, aunque menguante, masa secesionista.

Se congregaron en Barcelona 115.000 personas, en lo que supone la menor cifra de concentrados si se excluye los 11-S que estuvieron condicionados por la pandemia del Covid. Lejos quedan los 1,8 millones de personas que en 2014 empujaron a Artur Mas al 9-N o el millón que espoleó a Puigdemont a celebrar el 1-O y declarar unilateralmente la independencia en 2017. Pero los irreductibles que este lunes hicieron acto de presencia respaldaron sin titubeos al prófugo. «¡Puigdemont, nuestro presidente!», clamaron redundantemente los asistentes, para evidenciar que respaldan la decisión del resucitado líder de Junts de entablar una negociación con Sánchez a cambio de que facilite su libre regreso a España para después reactivar el proceso independentista, y sin nunca descartar la vuelta a la unilateralidad para consumar la secesión si el nuevo Ejecutivo se negara, posteriormente, a acordar la celebración de un referéndum independentista homologable internacionalmente.

No obtuvo Puigdemont un cheque en blanco, sino más bien un respaldo condicionado. Así se lo aclaró la presidenta de la ANC al término de la manifestación que desaguó en la plaza España. «Que le quede claro al Estado español que nada se ha acabado ni se acabará hasta que tengamos la independencia de Cataluña. Hay que dejar bien claro que cualquier pacto en Madrid sólo sirve si tiene efectos directos para conseguir la independencia de Cataluña. Sólo es asumible una negociación para la gobernabilidad del Estado desde una posición independentista si hay un reconocimiento explícito del referéndum del 1-O. Que reconozcan también todo lo que decida el Parlament para hacer efectiva la independencia», exigió Dolors Feliu en tono combativo.

«¿Y si la historia nos depara un momento de flaqueza del Estado español? No podemos cerrar ninguna puerta a nuestra libertad», aseveró la presidenta de la mayor organización separatista catalana para avalar el inicio de las conversaciones entre Puigdemont y Sánchez, siempre y cuando no desemboquen en la mera concesión de la amnistía, sino que también incluyan la despenalización del 1-O para agarrarse a ella y «asumir declaración unilateral de independencia de 2017» como vigente y vinculante.

«Después llegará una movilización sostenida de la independencia», añadió Feliu, que exhibió un esquema mental propio de la Carme Forcadell más beligerante. Si la ex presidenta del Parlament y la ANC conminó a Mas a «poner las urnas» antes del 9-N, su sucesora reclamó a Aragonès «convocar elecciones», si, una vez allanado el camino hacia la secesión por el pacto suscrito entre Sánchez y Puigdemont, no se atreve a dar los pasos definitivos hacia la secesión. «¡Govern, dimisión!», corearon los manifestantes a continuación sin que el ya ausente Aragonès ni el enfermo Oriol Junqueras -no participó en la Diada tras dar positivo por Covid-, pudieran saborear en directo tan unánime desprecio.

El jefe del Ejecutivo catalán regresó a la Diada -el pasado año rehusó acudir para no ser castigado por su condición de socio preferente del PSOE- con la única intención de disputar a Puigdemont el protagonismo que le confirió el resultado de las elecciones generales.

Radicalizó su discurso Aragonès para tratar de no continuar eclipsado por el fugado. Advirtió el dirigente de ERC que la amnistía es sólo un «primer pero imprescindible» paso que deberá «abrir camino» hacia un ulterior referéndum de autodeterminación. «Que se oiga desde La Zarzuela, hasta La Moncloa, pasando por la plaza de las Cortes, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional», añadió el president incluyendo a los jueces en su amenaza.

«La siguiente fase será acordar un referéndum de independencia», había advertido horas antes, en la tradicional ofrenda floral al monumento del mártir independentista Rafael Casanova, la número dos del Govern, Laura Vilagrà.

Queda así probado que, tanto ERC como especialmente Puigdemont, no se conforman con ver aprobada antes de la investidura la amnistía -que según Òmnium deberá beneficiar a 1.400 personas-, sino que en el acuerdo entre socialistas e independentistas debe figurar alguna alusión explícita a la pretensión de permitir que los catalanes puedan votar para decidir un nuevo estatus político y administrativo de su región.

«Hemos aprendido a resistir y sobreponernos a todos los intentos de dar por acabado el conflicto sin resolverlo», avisó Puigdemont desde Bruselas, mientras los que lo han rehabilitado como interlocutor prometían «entendimiento» con Cataluña.

«Es el momento de mirar al futuro y seguir avanzando», indicó Sánchez en su mensaje para conmemorar la Diada. «Más que nunca tenemos grandes retos compartidos por delante», sumó Yolanda Díaz, la primera dirigente del Gobierno en estrechar la mano de Puigdemont y prestarse al retrato conjunto para iniciar unas conversaciones hacia la investidura que ya cuentan con el aval del conjunto del secesionismo siempre y cuando el referéndum constituya un objetivo a negociar en la próxima legislatura, como en su día lo fueron los indultos y como hoy lo es una amnistía que el separatismo catalán ya da por aprobada.

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