Exteriores acoge a Annette Cabelli, superviviente del Holocausto, como muestra del «compromiso firme» con la memoria

, | 21 enero, 2020

Sefardí de 94 años, fue deportada con 17 desde Salónica a Auschwitz, donde perdió a toda su familia

EUROPA PRESS. ELDIARIO.ES.- El antisemitismo en la Grecia de los años 30, la «pérdida de dignidad» en el campo de concentración de Auschwitz, la «marcha de la muerte» ante la inminente llegada del ejército soviético, el París liberado y, cerca de 70 años después, un pasaporte español en virtud de la ley que concede la nacionalidad de los sefardíes.

Todo eso se ha escuchado este martes en los claustros del Palacio de Santa Cruz, la sede histórica del Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, de boca de Annete Cabelli, sefardí de 94 años y hoy residente en Niza, que ha brindado su testimonio en un acto organizado por Exteriores y la Casa Sefarad Israel con motivo del mes de la memoria del Holocausto.

Como anfitriona, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que ha presentado el acto como muestra de «compromiso firme e intenso de España con la memoria de la Shoah» y ha subrayado que, dado que xenofobia y antisemitismo siguen «desgraciadamente muy presentes» en la sociedad, la lucha contra ellos es una de las que requieren «mayor esfuerzo y determinación».

Se trata, ha dicho, de recordar algo que sucedió en Europa hace apenas 75 años, «una experiencia sobrecogedora y también un privilegio» para, a partir de ella, continuar con ese combate. Además, ha señalado que España tiene un «intenso vínculo» con las víctimas del Holocausto, porque entre ellas hubo miles de sefardíes procedentes de Grecia y de los Balcanes y ha recordado que también miles de republicanos españoles sufrieron torturas y perdieron la vida en Mathausen y otros campos.

González acompañará mañana al Rey al Foro Mundial del Holocausto que se celebra en Jerusalén el jueves 23. El día 27, aniversario de la liberación de Auschwitz por el Ejército soviético, el Rey representará a España en las ceremonias que se celebrarán en el campo y en el Senado habrá un acto de memoria y del Holocausto y de prevención de los crímenes contra la humanidad.

Acompañada por Linda Calvo, profesora de español en el Instituto Cervantes de Niza, donde actualmente viven ambas, Cabelli ha rememorado su historia, desde que fue deportada desde su Salónica natal. «Estuvimos cuatro días de camino, sin comida ni bebida, cuando llegamos había muchos muertos en los vagones», ha contado.

«La propaganda decía que nos llevaban a Grecia para trabajar, pero yo le decía a mi madre, esto es para matarnos», ha contado. Nada más llegar al campo, su madre estuvo entre los primeros enviados a las cámaras de gas, pero ella se salvó gracias a una familiar que hablaba alemán y la localizó.

Entre los primeros recuerdos del campo, cómo le tatuaron el número 4065 en el antebrazo –«cuanto más chillabas, más placer les daba hacerte los números más grandes», cuenta– y cómo le raparon el pelo, «de todas partes» y le dieron una ducha. La tarea de lavar a las nuevas internas estaba a cargo de seis mujeres: «Primero agua fría, luego agua caliente, para ellas era un espectáculo. En ese momento dejamos de ser humanos, perdíamos lo que era humano, la dignidad».

LAS MARCHAS DE LA MUERTE

Cabelli explica que sobrevivió porque no le tocó trabajar en el exterior, sino en un hospital -sin médicos– que había en el campo. Ella misma enfermó de tifus, pero sobrevivió, y tuvo ocasión de volver a ver a uno de sus hermanos, que trabajaba en una fábrica de material bélico alemana. Él no sobrevivió, pero ella sí, incluso a las «marchas de la muerte» obligadas por los nazis a medida que se acercaba el Ejército soviético. Ella, tras dos años de cautiverio, anduvo de Auschwitz a Ravenbruck y de allí a Malchow.

«Nunca lloré», asegura Cabelli. Hasta que, decidida a no volver a Salónica, llegó al París liberado, y se vio sola, sin familia. Ahora, con su pasaporte español en virtud de la ley que concede la nacionalidad a los sefardíes, dice que siente España como su casa. «Esta es mi primera casa, no la de Grecia, allí éramos muy desgraciados y sufríamos el antisemitismo», asegura.

Cabelli y Calvo han finalizado el acto entonando canciones, en homenaje a la cultura sefardí transmitida de forma oral, la canción sefardí Adió Kerida y también una copla española, ‘Los piconeros’, popularizada por Imperio Argentina en la película ‘Carmen, la de Triana’. Según ha contado Cabelli, su madre le llevó a ver la película en Salónica varias veces.

HISTÓRICO

Enlaces internacionales