Éxodo en Ucrania: más de un millón de personas salen del país en una semana de invasión rusa

| 3 marzo, 2022

El Periodico.- El miedo a la guerra es tal que un millón de ucranianos han dejado sus casas en una semana de invasión rusa, han salido del país y se han convertido, de la noche a la mañana y prácticamente con lo puesto, en refugiados. La cifra facilitada por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pone de manifiesto que ha salido mucha gente del país en muy poco tiempo, convirtiendo este movimiento de población en el más importante desde la segunda guerra mundial. «En sólo siete días hemos sido testigos del éxodo de un millón de refugiados de Ucrania a los países vecinos», ha asegurado en su cuenta de Twitter el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi. El experto en migraciones asegura no haber visto, en el transcurso de su experiencia de 40 años, un éxodo tan rápido en un periodo de tiempo tan breve.

En esta coyuntura, la Unión Europea (UE) trabaja para poner en marcha un mecanismo de acogida temporal de refugiados ucranianos que implica la libre circulación por todos los países de la UE, así como la garantía de permiso de trabajo y residenciaacceso a la vivienda , asistencia socialmédica y otro tipo de medios de subsistencia. Es la primera vez que el bloque comunitario pone en marcha un mecanismo de ayuda de estas características para acoger a quienes huyen de la guerra. En el caso de España, el Gobierno trabaja «desde hace días» en el plan de contingencia para atender las necesidades de los refugiados que puedan llegar a España, un plan que se prepara en estrecha coordinación con las comunidades autónomas, entidades locales y la diáspora de cerca de 120.000 ucranianos que ya residen en España.

Los países vecinos de Ucrania –Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Moldavia– están siendo los principales receptores de refugiados; especialmente Polonia, que se ha convertido en la primera línea de recepción con la llegada de casi medio millón de personas. Los hay que han traspasado también estas fronteras vecinas y han llegado, por ejemplo, a la República Checa, donde hay una importante comunidad ucraniana. El alto comisionado de la ONU tiene claro que, hasta que no cese la invasión rusa, los ciudadanos de Ucrania van a seguir saliendo y calcula que el éxodo podría alcanzar los cuatro millones de personas. No hay que olvidar a los ciudadanos se han dejado su ubicación habitual para desplazarse dentro del país en lo que se conoce como desplazados internos.

Movilización en Polonia

En Polonia, donde ya vivían 1,5 millones de ucranianos antes de la ofensiva rusa, la movilización ciudadana para dar cobijo a los recién llegados se amplifica a través de las redes sociales para recaudar dinero, medicamentos y canalizar ofrecimiento de viviendas, comida, trabajo y transportes gratuitos.

Hungría ha acogido hasta el momento a más de 133.000 refugiados. El país cuenta con cinco puestos fronterizos con Ucrania y varias ciudades limítrofes, como Zahony, han puesto a disposición edificios públicos para alojar a ucranianos. Siempre según datos de la ACNUR, 97.000 refugiados han llegado a territorio moldavo, 51.000 a Rumania -se han instalado dos campos, uno en Sighetul y otro en Siret- y 72.000 a Eslovaquia. Rusia también ha sido receptora cerca de 50.000 personas.

Rumanía creará un gran centro de coordinación humanitaria para canalizar la ayuda europea y distribuirla en Ucrania, país con el que comparte más de 600 kilómetros de frontera. Así lo ha anunciado el presidente rumano, Klaus Iohannis, durante la visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a Bucarest, en la que la líder del Ejecutivo europeo ha destacado que el centro va a jugar «un gran papel» también en el largo plazo ante la situación en Ucrania. «Estamos listos para empezar inmediatamente con el trabajo», ha dicho la conservadora alemana, tras destacar la «flexibilidad y pragmatismo» de Rumanía ante la crisis.

 

Recién llegado a Moldavia

Y en las fronteras, tantas historias como personas. Como el caso de Arsen, de 15 años, que acaba de pisar suelo moldavo, pero ya espera volver a su país natal, Ucrania, del que ha huido tras «tres o cuatro días de terror, escondido en el subsuelo de un edificio», según ha explicado a la agencia AFP. «Hay que terminar con esta pesadilla», dice su madre Irina, con lágrimas en los ojos, que tiembla por el viento gélido que sopla en el puesto fronterizo de Palanca (este de Moldavia). Pero más que el frío, la atormenta el miedo. «La situación en Ucrania se degrada. Es por eso que tuve que tomar esta decisión difícil y marchar», dice esta profesora de 40 años, con sus dos pequeños perros en brazos y cubiertos en mantas.

La mujer, que prefiere no dar su apellido, puso en una maleta «documentos y alguna ropa» para sus dos hijos adolescentes, dejando atrás a su madre. Ella «no quiso dejar Odesa, porque demasiadas cosas la atan» a esta ciudad portuaria en el mar Negro, a unos 40 kilómetros de Palanca. «Escuchábamos los bombardeos, los misiles», recuerda Arsen, que no ha disparado un tiro en Ucrania y que quiere ser un día «marinero», como su padre actualmente embarcado en Argentina.

En la noche del martes al miércoles, el sonido de aviones volando cerca de la frontera se podía escuchar en Palanca, donde el flujo de refugiados no decae.

En la estrecha carretera que lleva al puesto fronterizo, escoltada por voluntarios que distribuyen té, café y tentempiés, se ha formado un atasco poco antes de medianoche, entre vehículos que van a buscar refugiados y aquellos que dejan el lugar.

El presidente ruso Vladimir «Putin es un monstruo, dice que quiere ayudar a los ucranianos, pero yo no necesito su ayuda», se queja Irina. «Aunque hablo ruso desde mi infancia, yo soy ucraniana», afirma con orgullo.

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