El plátano a Alves, última muestra de racismo en una Liga que hace poco al respecto

, | 29 abril, 2014

AlvesPlátanoMARIANO GALINDO. ZOOMNEWS.- La reacción del brasileño fue la mejor que un futbolista podía tener sobre el campo. Sobrio, sin inmutarse, como una acción más del partido, aunque tristemente no lo fuera, Dani Alves se agachó cerca de la esquina del córner, recogió el plátano que alguien desde la grada le había lanzado, en una clara alusión racista comparando con ello al jugador del Barcelona con un mono, y se lo comió. Después, golpeó la pelota y el partido siguió su curso.

Serán pocos, no serán la mayoría de los aficionados que van a los estadios de fútbol, pero está claro que en las gradas y su entorno hay racistas. El ejemplo del domingo en el Madrigal es una misma de una penosa lista en España. Nadie hace mucho, casi nada más bien, salvo “minimizarlo”, como señala Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia. Eso es lo que suelen hacer los clubes cuando algo de esto ocurre, en palabras de Ibarra, si bien, según informa el diario AS, el Villarreal ha identificado ya al socio que lanzó el plátano y lo expulsará.

Ibarra, en conversación con ZoomNews, abogaba por una aplicación de la ley. “La ley contra la violencia, el racismo y la xenofobia en el deporte, prevé estas acciones y las sanciona. Lo que procede es que la Comisión Estatal contra la violencia identifique al autor y que no vea un simple lanzamiento de fruta, sino un ataque a la dignidad del deportista”.

Pero lo que es cierto es que en otros países están muchísimo más avanzados a la hora de ir en contra de ataques y manifestaciones racistas en el deporte. En España, a pesar de que de un tiempo a esta parte la Comisión Antiviolencia quiera cortar de raíz toda esta situación, “la Liga es blanda” a la hora de meterle mano al racismo. Es lo que considera un hombre como Arturo Daudén Ibáñez, ex árbitro internacional y muy ligado al fútbol español.

“La Liga es blanda. Quien más ha avanzado y quien ya tiene estipulado cómo tratar todo esto es la Premier League. Han hecho una campaña para que todos los sectores del futbol denuncien manifestaciones racistas. Hay además una comisión especial encargada de ello”.

Para Daudén Ibáñez, lo que suele ocurrir en estos casos es la imposición de una “sanción económica y poco más. No se puede pasar de puntillas sobre estos actos, hay que atajarlos de forma estricta, porque se pueden extender a otros sectores, incluso al fútbol base. Lanzar un plátano no deja de ser otra forma de violencia”. El ex colegiado aboga por sancionar al individuo, porque si se va contra el club, al final éste paga, la sanción se diluye y el que ha cometido el acto queda impune. No va a ser, al parecer, el caso del hombre que le lanzó el plátano a Alves.

Un tema muy grave donde no se aplica la ley

Como ilustra Esteban Ibarra, el que haya actos de racismo en el fútbol español no choca contra una ausencia de leyes al respecto. Legalidad hay. “Lo que se tiene que hacer es aplicar la ley. Pero eso no pasa. Hay permisividad, indolencia, aplicación indolente de la ley. Es un tema grave, porque si hay impunidad, no se sanciona y se mira al otro lado, será una práctica cotidiana, como se está dando en los estadios de futbol”.

Para Ibarra, lo sucedido a Alves «reviste cierta gravedad, porque sucede ante la exposición de miles de personas. Y existe después exposición mediática. Hay intención previa y no es algo que quede sólo entre el que lo lanza y Alves.Es que va más allá de tirar un plátano, porque es un ataque a la dignidad de una persona mediante la hostilidad racista». Los hechos graves según la Ley contra la violencia, el racismo y la xenofobia en el deporte están sancionados con cantidades económicas que van desde los 3.001 euros hasta los 60.000.

La bola del racismo en los campos del fútbol españoles ha ido creciendo con los años. Y no sólo es responsabilidad de esos clubes que suelen minimizar lo que sucede, sino también de las instituciones. Esteban Ibarra también es miembro del Observatorio contra el racismo y la intolerancia en el deporte. Y esa entidad existe sobre el papel, porque se ha quedado sin capacidad para actuar. “Desde 2010 no se convoca. Debemos de ser muy incómodos”.

Mirar hacia otro lado, no afrontar de cara un hecho que “aunque esté representado por una minoría de la gente que acude a los estadios, y generalmente hablamos de grupos ultras, es muy grave. Es una vergüenza, pero nosotros no hemos hablado con nadie”. Desde hace tiempo. El problema del racismo en el fútbol es esa mezcla de la mala educación y la ignorancia de algunos, la poca voluntad de las instituciones y el papel a menudo débil de los clubes.

“Hay que aplicar la ley, que para eso está”, insiste Ibarra. “El público tiene que repudiar este tipo de gestos. Y también es responsabilidad de los jugadores, que se hacen fotos con los ultras, grupos a los que se da un trato preferencial desde los clubes”.

El listo que lanzó el plátano no volverá en su vida al Madrigal. La ayuda de los aficionados para identificarlo, clave. Quizá haya esperanza de que esto no se repita en el futuro.

El revuelo mediático, ese que se critica tanto a veces, fundamental. Y las campañas en Twitter de solidaridad de los jugadores. No era un plátano. Era una barbaridad.

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