El Bundestag empieza a reflejar el voto de 5,8 millones de inmigrantes

| 26 septiembre, 2013

Karamba Diaby ENRIQUE MÜLLER. EL PAÍS.- En la noche del 28 de mayo de 1990 Karamba Diaby, entonces un joven estudiante senegalés en la ciudad de Halle, vivió en carne propia la xenofobia que se desató en la antigua República Democrática Alemana (RDA) después de la caída del Muro de Berlín. Varios extremistas neonazis lo acorralaron en una calle desierta, se lanzaron contra él, lo golpearon y le rompieron las gafas, pero el joven tuvo suerte y logró escapar. En la noche del domingo pasado, Diaby, nacionalizado alemán desde hace 12 años, saboreó una dulce venganza personal al escribir un nuevo capítulo en la historia política alemana.

Como candidato socialdemócrata, se convirtió a los 51 años en el primer diputado negro y nacido en África en ocupar un escaño en el exclusivo Parlamento federal. «Fue una noche tormentosa, pero también muy bonita», confiesa Diaby al recordar la tensa espera que vivió en un restaurante italiano en Halle: «Después de la medianoche supe que había sido elegido y me fui a la cama a las tres de la madrugada, pero solo en la mañana del lunes tuve la confirmación oficial».

Karamba Diaby, que ayer se encontraba en Berlín para participar en una reunión del futuro grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), aún sigue siendo víctima de su hazaña. Su móvil no para de sonar y las solicitudes de entrevista se acumulan por docenas. Pero, a pesar de la fama, aún tiene puestos los pies bien firmes sobre la tierra.

«Tuve mucha suerte. El triunfo se lo debo a una sociedad que me dio la oportunidad. Por eso, una de mis metas como parlamentario será trabajar para que otras personas como yo puedan tener las mismas posibilidades», explica. Diaby no es el único diputado con raíces en el exterior del futuro Bundestag. Junto a él hay otros 33 políticos de origen extranjero —11 de ellos nacidos en Turquía o de origen turco— que fueron elegidos para ocupar un escaño. Todo un cambio que puede marcar un nuevo rumbo en un país que hasta no hace mucho ignoraba a sus minorías: 5,8 millones de personas llegadas a Alemania desde el exterior y que hoy tienen derecho a voto.

«En la pasada legislatura solo había 21 diputados de origen extranjero, una representación muy pequeña si se tiene en cuenta el número de ciudadanos nacidos en otros países que ahora cuentan con tiene pasaporte alemán», destaca Diaby. «Ha habido una pequeña mejoría, pero no es suficiente. Los extranjeros que han obtenido la nacionalidad tienen que preocuparse más para poder estar representados en política».

La nueva realidad social que impera en Alemania, un país que ya no le cierra las puertas a los inmigrantes y avanza hacia un modelo multicultural, empieza a traducirse en la política. Algunos partidos como el SPD, Los Verdes y La Izquierda, han promovido la integración de la población extranjera. Pero es un cambio de actitud que está aún en pañales. «En el SPD le dicen a los extranjeros que son bienvenidos, pero nadie les invita a cenar a su casa o a tomar una copa», lamenta el nuevo diputado socialdemócrata.

Aun así, algo está cambiando. Las elecciones del domingo también han introducido un cambio en la poderosa Unión Cristiana Democrática (CDU), el partido que dirige Angela Merkel. La canciller sentenció hace dos años que la sociedad multicultural había fracasado completamente en Alemania, al tiempo que conminaba a los extranjeros a abandonar el país si no aceptaban los valores alemanes.

Pero ahora una mujer de 35 años de origen turco se ha convertido en la primera diputada musulmana de la CDU. La autora de la hazaña se llama Cemile Giousouf. Nació en Leverkusen, la patria de Helmut Kohl, y su elección fue calificada como «histórica» por Kenan Kolat, el poderoso presidente de la Comunidad Turca de Alemania, una organización que representa los intereses de unos tres millones de turcos.

«Soy una señal estratégica y agradezco a mi partido que me haya dado la oportunidad de hacer historia», admitió la nueva diputada al evaluar de manera diplomática su espectacular triunfo en las urnas. Cemile Giosouf participó el martes pasado en la primera reunión del futuro grupo parlamentario de su partido.

Junto a ella se encontraba Michel M. Huber, un antiguo artista de la televisión nacido hace 55 años en Múnich. Huber, cuyo padre fue diplomático senegalés, se convirtió el domingo pasado en el primer diputado de la CDU de origen afroalemán, una victoria que él mismo ha calificado de «histórica». Pero el nuevo diputado, a diferencia de Karamba Diaby, se quejó de las dificultades que vivió durante la campaña en las filas de la CDU. «El partido saboteó mi trabajo», se lemanta Huber.

Aun así, tanto Huber como Diaby son los dos primeros diputados afroalemanes que ocuparán un escaño en el nuevo Bundestag. Este hecho, que también se puede calificar de histórico, fue valorado en su justa medida por el nuevo diputado socialdemócrata de Halle.

«Por supuesto que parte de mi trabajo será abrir puertas en Alemania para ayudar a la gente que vive en África, pero mi principal meta será mejorar el campo de la educación y la investigación», asegura Diaby. «También me sentiré feliz si puedo contribuir a sensibilizar a la sociedad para que la gente con raíces extranjeras tengan nuevas y mejores posibilidades en este país».

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