«La responsabilidad de responder a esta pandemia está siendo liderada por mujeres», apunta Mlambo-Ngcuka, la directora ejecutiva de ONU Mujeres
EL ESPAÑOL.- En las últimas semanas, los especialistas están haciendo hincapié en que este virus no distingue clases, ni género, ni raza, nos afecta a todos por igual. Sin embargo, el tejido social es complejo y algunas franjas se ven más afectadas que otras. Con gran presencia en el sector sanitario, con una precariedad laboral mayor que la de los hombres y dado que tradicionalmente se hacen cargo de la atención familiar, las mujeres se enfrentan a problemas específicos en la crisis del COVID-19 que requieren medidas de apoyo diferenciadas.
Así lo explica la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, en entrevista a la agencia EFE, donde, además, defiende “pagos directos” por parte de los Gobiernos como una manera de apoyar a las mujeres en esta crisis.
El impacto económico del coronavirus golpea de manera especial a las mujeres por el gran número de ellas que ocupan trabajos informales o muy precarios y por su gran participación en sectores gravemente afectados por las cuarentenas como el comercio o el turismo, avisa ONU Mujeres.
La vía de los «pagos directos» beneficiaría a las muchas mujeres que no tienen un empleo formal, a las pequeñas empresarias y permitiría dar apoyo, por ejemplo, a personas indocumentadas, que están especialmente amenazadas por la crisis económica. ONU Mujeres subraya que la pandemia va mucho más allá de una crisis sanitaria, pues está suponiendo un «shock» completo para sociedades y economías y dejando a la vista que éstas únicamente funcionan gracias al sobreesfuerzo de la mujer.
«Este es un momento para que los Gobiernos reconozcan tanto la enorme contribución que hacen las mujeres como la precariedad de muchas. Eso incluye prestar atención a sectores en los que las mujeres están sobrerepresentadas y mal pagadas, como las trabajadoras por horas, los pequeños negocios, la limpieza, el cuidado, las cajeras, la restauración y la economía informal», defiende la agencia encargada de promover la igualdad de género.
«La responsabilidad de responder a esta pandemia está siendo liderada por mujeres», apunta Mlambo-Ngcuka, destacando que ellas son mayoría en la «primera línea» ante la enfermedad.
Según datos de la agencia que ella dirige, a nivel global las mujeres ocupan el 70% de los puestos en el ámbito sanitario y social. Enfermera o limpiadora son profesiones en las que la mujer es abrumadora mayoría y desde las que ahora se expone de forma muy obvia al coronavirus. Muchas mujeres, además, lo hacen mientras siguen encargándose del grueso de las tareas domésticas y del cuidado de niños y ancianos, recuerda.
Trabajando, según lo describe Mlambo-Ngcuka, en un modo «multitarea» al que muchas están acostumbradas y que ahora se ve agravado por el cierre de las escuelas decretado en muchos países. El cuidado familiar, recuerda, recae ya en tiempos normales «de forma desproporcionada en las mujeres» y ahora lo complica la presencia de los niños en casa, que obliga a muchas a ejercer su trabajo habitual desde el hogar y, a la vez, ser maestras y cuidadoras. Por ello, la jefa de la ONU Mujeres pide a los Gobiernos buscar formas para tratar de aliviar esta situación, ofreciendo sistemas de atención infantil o apoyo financiero para ello.
Enfermeras
Y ya no se trata solo de los turnos interminables, los riesgos, la falta de equipos de protección. Son sus vidas que se quedan en suspenso, sus hijos los que se quedan sin cuidados. Hace pocos días Mila García, una enfermera de oncología, contaba como no era capaz de encontrar a nadie que quisiera cuidar a sus hijas de 5 y 12 años porque, al saber su profesión, todos tenían miedo a infectarse.
Trabajadoras del hogar
Un 90% del sector está compuesto por mujeres. Ellas sostienen los cuidados diarios de las personas mayores y/o dependientes y son un pilar imprescindible en la vida de muchos. Sin embargo, esta crisis destapó también sus condiciones precarias: muchas son parte de la economía sumergida, no están dadas de alta en la seguridad social y ninguna de ellas –incluso las que tienen un contrato legal-, tienen derecho a paro.
Por ello, en el plan de ayudas a los trabajadores para esta crisis, el Gobierno ha diseñado un subsidio destinado a estas trabajadoras que estos días son parte de los trabajadores esenciales que no pueden parar su actividad.
«Tenemos a compañeras viviendo situaciones de abuso laboral por parte de los empleadores, que no les dejan disfrutar de sus horas de descanso ni sus días libres y tampoco se los pagan. Otras que no pueden ausentarse para cuidar a sus hijos, o a sus familias porque les da miedo perder el trabajo y quedarse totalmente desamparadas. Además del miedo a contagiarse con el virus”, contaba Carolina Elias, presidenta de de la Asociación Servicio Doméstico Activo (Sedoac) hace unos días.
Cajeras
Una visita al supermercado estos días da cuenta de la situación que vivimos: las cajeras tienen las manos enfundadas en unos guantes azules y todas portan mascarillas. En algunos centros llevan una visera de plástico que les protege la cara.
No se trata solo del peligro que están corriendo y de lo expuestas que están, sino también de la falta de comprensión de la gente cuando va a comprar. En las últimas semanas las redes sociales se han inundado de historias de mujeres trabajadoras de este sector denunciando la situación que estaban viviendo.
Uno de los más virales fue el de una cajera que contaba cómo era su día a día en una superficie comercial: la falta de paciencia de los clientes, la falta de cuidado con el personal trabajador y el caos generalizado. Los sarpullidos en las manos por el uso continuado de guantes, la falta de sueño por la situación de estrés que están viviendo y la falta de empatía por parte de los jefes son algunas de las circunstancias que le hacen calificar la situación como de “terror”.
Costureras
En un primer momento puede chirriar que estén en esta lista, pero la verdad es que, desde que la crisis empezó, muchas mujeres, trabajadoras en el sector textil, ya jubiladas o que simplemente sabían coser y lo hacían en sus casas, se han unido para sacar adelante mascarillas, batas y equipos de protección.
Filomena cose batas y mascarillas para los profesionales sanitarios
Como Filomena, de 96 años. Que rescató su máquina de coser para hacer mascarillas y batas. O las trabajadoras del taller Princesita Costurera de Ciudad real, una tienda de telas que se ha puesto manos a la obra para hacer mascarillas y material de protección para los sanitarios.