Crecen un 30% los delitos de odio por redes: ya son ocho de cada diez casos que llegan a la Policía

| 7 marzo, 2022

ABC.- La pandemia puso patas arriba, sobre todo en las épocas de confinamiento, la realidad delictiva del país. También en lo referente a delitos de odio. Uno de los tipos penales sobre los que está volcada la Policía Nacional, sobre todo, en Madrid, la Brigada Provincial de Información. Durante el año pasado, del alrededor de un centenar de casos llegados a sus dependencias, el 80% eran mensajes llegados a través de internet y, sobre todo, las redes sociales más usadas: Facebook, Twitter e Instagram.

Esto supone un cambio sustancial en la balanza entre la comisión de estos delitos: si hace muy poco la mitad se perpetraban en la calle o en entornos físicos, ahora ese porcentaje ha bajado, en favor de los delitos cibernéticos: ahora solo el 20% se realizan de manera presencial y el otro 80% por redes, lo que supone un aumento del 30% en el último periodo.

Una cantidad extraordinaria y que, además, suelen ocultar casos más complicados de investigar: apenas se pudo detener a algo menos de media docena de personas por estos hechos, en algunos casos muy graves, lo que supone una sexta parte del total de arrestos por delitos de odio, informan fuentes policiales de toda solvencia.

El caso de Eduardo Casanova

Lo más común son las injurias a colectivos como el LGTBI y el de los judíos. Aunque los ataques homófobos en las webs son los que se llevan la palma con mucha diferencia, representando siete u ocho de cada diez casos. Uno de los últimos asuntos con los mensajes de odio recibidos por el actor y director de cine Eduardo Casanova, tras su aparición en la alfombra roja de los premios Goya, hace unas semanas; pero, especialmente, uno de una chica, por Instagram, que le calificaba, entre otras cosas, de «sidoso».

La Policía Nacional se ha puesto en contacto con el joven para que le aportara todo el material sensible de ser denunciado, pero por ahora éste se ha negado. Sin embargo, la preocupación que tienen en la Brigada de Información por estos asuntos la ha llevado a comenzar una investigación de oficio que, muy probablemente, llegue a buen puerto, como ha ocurrido en el caso de otros artistas, como Candela Peña, hace apenas un mes.

El hecho de que el colectivo LGTBI esté a la cabeza de las denuncias es achacable, en buena parte, a que se trata del más concienciado en poner estos delitos en conocimiento de los Cuerpos de Seguridad. Para ello, se ha trabajado desde el Ministerio de Interior en un acercamiento entre estas personas y los agentes, que ya está dando sus frutos.

Sobre la naturaleza de estas injurias, predominan las descalificaciones como «sois escoria», «tenéis que desaparecer» o «estáis enfermos», explican los expertos. En lo referente al perfil de los agresores, se trata, sobre todo de «gente anónima, sin ninguna adscripción a grupos radicales o grupos políticos». En ocasiones, un mismo sujeto está implicado en varios hechos similares. Y también están utilizado los llamados ‘anonimizadores’: redes VPN y Thor, que camuflan la IP del dispositivo electrónico utilizado para lanzar el mensaje de odio y la ubican en lugares tan dispares como Japón, la India o México.

«Es gente normalmente joven, varones de entre 16 y 25 años, adictos a redes sociales y que se mueven por impulsos. En lo referente a la homofobia, se ceban sobre todo con personas anónimas pero que tienen algún contacto con asociaciones LGTBI», explican nuestros informantes. A pesar de que «son acosadores profesionales, sus insultos y amenazas no suelen acabar en agresiones físicas».

«Las conductas han cambiado, nos refugiamos en las nuevas tecnologías y pasamos más tiempo en las casa que en la calle», explica un experto sobre el tema como otra razón de peso para entender lo que está ocurriendo: «No te arriesgas, te diriges a quien quieras. Sea una persona anónima o un famoso», añade.

Más restricciones, más acoso

Fuentes de la asociación Arcópoli destacan que desde 2016 han recogido «más de 250 incidentes de todo tipo, siendo 2020 el año que más ha registrado (58), debido probablemente al confinamiento y todo el tiempo pasado en casa». «De hecho, hemos percibido que durante las temporadas bien de confinamiento bien de restricciones horarias y toques de queda, disminuyen los incidentes en la calle y se trasladan tanto a redes sociales como al ámbito del hogar, encontrando problemas de convivencia y acoso en la propia casa», detalla Emma Solano, coordinadora de Arcópoli.

En cuanto al informe anual del Observatorio contra la LGTBIfobia de la Comunidad de Madrid, referente a 2021 y que se está acabando de redactar, se señala: «Ha continuado la expansión del discurso de odio y prejuicioso, especialmente a través de internet. Se ha asentado de algún modo la normalización de este tipo de violencia, en ocasiones bajo la falacia de que toda opinión es válida (confundiendo opinión con conocimiento), hecho preocupante porque el discurso de odio suele preceder a la acción. En internet y las redes sociales es donde el discurso de odio alcanza su máximo efecto y propagación viral. Pese a que ha habido avances, continúa siendo Twitter la más permisiva». Achacan a una «relación directa entre el aumento de los discursos de odio en las instituciones y los medios de comunicación, principalmente a través de partidos de ultraderecha, y el aumento del acoso en redes sociales». Y hacen referencia a Vox y HazteOír.

Proponen «que lo mejor es no interactuar directamente con estas personas ni responderles, sino hacer una captura de pantalla y mandárnosla, para poder registra el incidente en un primer momento y, si procede, elevar la denuncia por cauce formal».

La FELGTBI+ sostiene que los delitos de odio han evolucionado: «Han pasado de estar en la calle o en el ámbito cercano a la víctima, a estar presentes con fuerza en las redes sociales. Es decir, no ha habido un cambio en el contenido en sí de la acción delictiva, todavía seguimos con el ‘maricón de mierda’, pero en vez de escucharlo, ahora se escribe».

Lo que más abunda, afirma la Federación Estatal, «es el acoso, entendido como una exposición continuada de trato degradante, que incluso ha llevado a sus víctimas al suicidio; y en segundo lugar, los insultos». Y coincide en que este aumento «viene dado por el discurso de odio que ha ido propagando la extrema derecha durante años»: «No vamos a dar ni un solo paso atrás ante el odio, vamos a seguir avanzando en derechos e igualdad, con el apoyo del conjunto de la población».

HISTÓRICO

Enlaces internacionales