Cerdos en el campo de los presos

| 22 febrero, 2019

Francia autoriza ampliar una granja en el recinto de concentración donde confinaron a 29.000 españoles exiliados.Sus descendientes presentan una demanda ante los tribunales

SILVIA AYUSO. EL PAÍS.- De la crudeza que se vivió hace 80 años en Septfonds (Francia) queda un cementerio y un memorial que recuerda que por ese campo de concentración pasaron 29.000 republicanos españoles que habían perdido la guerra. Por lo demás, es un terreno tomado por los cerdos desde hace tres décadas, cuando se autorizó la instalación de una granja sin que entonces encontrase oposición alguna. Nada que ver con el rechazo que ha suscitado ahora el proyecto para ampliar las instalaciones de cría porcina entre las asociaciones de descendientes de los exiliados, que han llevado su protesta ante el Tribunal Administrativo de Toulouse para reclamar que no siga adelante. Además, trasladarán su rechazo al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el domingo, cuando visite los lugares más simbólicos del exilio español en Francia: las tumbas de Machado en Collioure y Azaña en Mountauban, a pocos kilómetros del campo de Septfonds.

“Es un insulto. Los miles de españoles que pasaron por aquí necesitan que la memoria sea rehabilitada, no pisoteada”, dice Marie Piqué, la vicepresidenta de la región de Occitania, de origen español, sobre el proyecto ganadero. “Hay que respetar la memoria de nuestros padres”, coincide José González, cuyo padre pasó por Septfonds y que está al frente de los esfuerzos por frenar la ampliación como presidente del comité de animación del Centro de Investigación e Interpretación de la Memoria de la España Republicana (CIIMER), que agrupa a 48 asociaciones.

Además de la vía judicial, José González lanzó el año pasado una petición online solicitando al presidente francés, Emmanuel Macron, que interviniese para “impedir que se cometa un crimen de lesa memoria” en Septfonds. Obtuvo más de 8.000 firmas. Carmen Negrín, nieta del presidente del Gobierno de la República, Juan Negrín, destaca que Septfonds es un lugar “que recuerda un episodio trágico que Francia, muy cómodamente, está borrando, primero con la terminología, eliminando la palabra concentración, y ahora físicamente”.

El Elíseo remitió la protesta a la prefectura de Tarn-et-Garonne. Pero esta apoya por el momento el proyecto. “Legalmente, todo es correcto”, dice el prefecto, Pierre Besnard. “No es un ataque a la memoria porque ya existía una granja allí. El fondo del asunto no es la ampliación, sino si se cierra toda la granja o no (…), pero antes de que se solicitara la [nueva] ampliación, para nadie constituía un problema”.

El lugar es terreno agrícola desde 1947, recuerda Régis Flores, dueño de la controvertida granja. Su familia lleva criando cerdos en esas mismas tierras desde 1987. Y nadie dijo nada entonces, agrega.

En 1993, su padre, Félicien Flores, solicitó una primera ampliación para una explotación con un millar de cerdos. Varias asociaciones protestaron, aunque su principal dificultad, entonces como ahora, era la imposibilidad de clasificar los terrenos como un “lugar de memoria” por falta de restos materiales. Algo que se explica, señala por teléfono desde Valencia el historiador José Antonio Vidal Castaño, autor de Exiliados republicanos en Septfonds (Catarata, 2013), porque “no se asentaba sobre un campo ya existente”, como sucedió en otros casos donde se reacondicionaron campos de la Primera Guerra Mundial.

Aquella disputa inicial se cerró cuando Flores padre ofreció una zona de sus terrenos para crear, en 1996, un memorial para los presos que pasaron por el campo. Junto con el cercano Cementerio de los Españoles, donde reposan 81 republicanos fallecidos en Septfonds, el memorial fue declarado en 2011 lugar protegido como monumento histórico. Aunque nació para encerrar a los desterrados españoles, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial se usó también para confinar a soldados polacos y a centenares de judíos antes de deportarlos a campos de exterminio nazis.

El problema es que esa protección no se extiende hasta los terrenos donde estaban los barracones de prisioneros. Y ahora que la disputa se ha reabierto, vuelven las discusiones sobre si se debe salvaguardar también ese espacio que hoy no es más que una verde explanada. Es “muy complicado”, reconoce Vidal Castaño. El CIIMER considera que podría haber aún algún cuerpo en los campos, según algunos testimonios. Algo que la prefectura de Tarn-et-Garonne dice no haber podido constatar. También Vidal Castaño lo pone en duda: “Sinceramente, creo que restos humanos no debe haber. Los republicanos enfermos o graves eran trasladados a hospitales”.

A la espera del juicio, intentarán implicar al Gobierno español, aprovechando la visita del presidente, Pedro Sánchez. Porque es una cuestión de dignidad, afirma José González. “¿Pondríamos 6.000 cerdos en Rivesaltes?”, pregunta en referencia al campo reconvertido en 2015 en memorial por el Gobierno francés. “Aunque dure diez años, seguiremos esta batalla”, promete.

Para el historiador Vidal Castaño, “lo importante en la recuperación de la memoria es conocer la historia de las personas que estuvieron allí”. Y añade: “Claro que me parece mal que haya una granja de cerdos. Ahora, sería muy complicado decidir qué hacer con ese lugar, como es complicado con todos, incluido el Valle de los Caídos”.

LETY, LA GRANJA QUE COMPRÓ EL GOBIERNO CHECO

La decisión del Gobierno checo de comprar y desmantelar una granja porcina instalada sobre el campo de concentración de Lety, al sur de Praga, ha llenado de esperanza a los que se oponen a la ampliación de la explotación porcina de Septfonds. A finales del año pasado se desbloquearon los fondos para la demolición de las instalaciones erigidas justo al lado donde los nazis internaron a 1.300 gitanos durante la Segunda Guerra Mundial. El Ministerio de Cultura checo se ha comprometido a realizar excavaciones arqueológicas para buscar sepulturas.

Los descendientes de los republicanos españoles se aferran a este precedente para destacar que es viable preservar la memoria histórica del campo francés sin dañar a la familia ganadera. Porque la suya, subraya José González, “no es una lucha contra los Flores”.

Aunque no es una alternativa aún puesta sobre la mesa, la prefectura de Tarn-et-Garonne no cierra ninguna puerta. Pero es escéptica. Lo de Septfonds “no tiene nada que ver con lo que ha pasado en República Checa”, sostiene el prefecto Besnard.

Frente a la falta de pruebas de que haya restos humanos en los terrenos de la granja de los Flores, en Lety está documentada la muerte de al menos 317 prisioneros en el campo. Eso no detiene a González. “La pequeña República Checa ha sacado 17 millones de euros” para comprar la granja en Lety, recuerda.

El terreno de Septfonds está valorado, agrega, en un millón. “No es nada para un Estado, y menos para lo que representa. Que les den un millón de euros a los Flores y que metan los cerdos en otro sitio”.

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