«Amanecer Dorado tiene el respaldo del Estado y de actores políticos y económicos clave»

| 25 marzo, 2014

AmanecerDoradoRepor

La financiación del partido ultra griego procede de los armadores, que a su vez costean algunos medios de comunicación afines, denuncia el periodista Aris Chatzistefanou

«El partido de extrema derecha Amanecer Dorado tiene el respaldo del Estado y de otros actores políticos y económicos clave», advierte el periodista griego Aris Chatzistefanou, autor de los documentales Deudocracia y Catastroika, que el 10 de abril estrena su última película, el filme independiente Fascismo S.L. La urgencia de su proyecto reside en la necesidad de conectar una respuesta antifascista en toda Europa frente al auge de la extrema derecha.

Amanecer Dorado no es un partido que camine solo. Tras sus musculosos y violentos miembros, ataviados con esvásticas, se esconde un entramado económico, discursivo y policial que los encumbra. «Durante varias décadas, la extrema derecha ha sido una serpiente dormida que no se quería usar, pero necesitaban tener. Siempre hubo una colaboración en diferentes niveles. Así que ahora es una tontería decir que de repente se han dado cuenta de que existe un partido de extrema derecha con el cual tienen que lidiar, porque de alguna manera ha sido creado».

Según Aris Chatzistefanou, algunas investigaciones que se están llevando a cabo buscan probar que el grueso de la financiación de Amanecer Dorado no procede tanto de sus bases, como del apoyo y la financiación empresarial. Considera que parte de este dinero proviene de los armadores, que además sufragan a los medios de prensa que apoyan al partido. A la financiación se suma el entresijo de las relaciones con la policía. Chatzistefanou explica que en los informes de Wikileaks aparece información, aún no contrastada por completo, que señala cómo Nikolaos Michaloliakos, líder de Amanecer Dorado, habría actuado como agente del servicio secreto griego.

«Por supuesto, él lo niega. Además, algunos medios de comunicación los apoyan desde hace muchos años de forma indirecta. Ser miembro de Amanecer Dorado era como ser una estrella. La prensa les dio mucho protagonismo». Para Chatzistefanou los medios tuvieron un papel importante en su expansión, dado que, en vez de hablar del peligro que representan, los subieron a la palestra.

Los jueces griegos han pedido al Parlamento que levante la inmunidad a nueve diputados de Amanecer Dorado por la acusación de estar implicados en el asesinato del rapero antifascista Pavlov Fryssas. El anuncio de los procesos legales hizo que, en un primer momento, la intención de voto descendiera a un 10%, frente al 15%-20% que tenían antes. Pero, a pesar de la persecución judicial, la ilegalización del partido no se percibe como una solución duradera al peligro que representa la extrema derecha.

«No hay que olvidar que son un partido político. Ilegalizarlos sería hacerlos más fuertes, aumentar sus adeptos. Y es un problema político, no de leyes. Lo que pase en el futuro con Amanecer Dorado implica una pregunta previa. ¿Qué es el fascismo? ¿Está conectado con la crisis económica o es un sólo un fenómeno social? Yo creo que está directamente relacionado con la crisis financiera y económica, por lo que se debe buscar una solución a esta crisis. En España o Portugal se aplicaron las mismas políticas de austeridad y no existe un Amanecer Dorado. Pero no hay que olvidar que en Grecia el poder adquisitivo ha bajado un 35% y no un 10%, lo que quiere decir que los demás países pueden seguir el mismo rumbo y, más tarde o más temprano, puede surgir otro Amanecer Dorado», explica a Público Chatzistefanou.

Represión policial

La violencia que Amanecer Dorado ejerce en la calle se ve respaldada por una represión oficial contra los ciudadanos, concretada en las normativas implementadas en los últimos años. Tras la protestas contra las medidas de austeridad de 2008, el Gobierno creó unas fuerzas especiales de policía llamadas DELTA, formadas por antidisturbios no identificados encargados de disolver las manifestaciones. «La misión de esta unidad es atacar, dispersar y herir a las personas que acuden a las manifestaciones», explica el antropólogo Dimitris Dalakoglou, que documenta el estado de excepción que se vive en Atenas en los últimos años como consecuencia de las medidas impuestas por la Troika. La violencia policial va acompañada de leyes igual de represivas: «Si durante una protesta un policía te acusa de infringir la ley y tienes la cara tapada, el delito pasa a ser delito grave. Pero ellos usan gases lacrimógenos, ¿cómo no vas a cubrirte la cara?», afirma Dalakoglou.

En 2013, durante las tres huelgas generales que se produjeron, el Gobierno obligó a la gente a volver al trabajo. «La ley de reclutamiento obligatorio de los huelguistas existe más o menos desde los primeros años posdictadura. En los últimos meses el Gobierno ha aplicado tres veces esta ley. Esto es un Estado autoritario porque ya no existe consenso entre el ciudadano y el Estado. Antes el Estado era el palo y la zanahoria, ahora solo es el palo», denuncia Dalakoglou.

Aunque en las próximas elecciones la ultraderecha obtenga menos votos, Chatzistefanou considera que el peligro sigue ahí, en la radicalización hacia la derecha de toda la escena política. «El peligro real no es solo que los partidos de extrema derecha estén en el poder, sino que intenten imponer su agenda a lo que se llama el centro político. Si echamos un vistazo a lo que dice Nueva Democracia sobre los inmigrantes veremos que se parece mucho a lo que dice la extrema derecha… Los centros de internamiento de los inmigrantes (CIE) se abrieron con el partido socialdemócrata PASOK. Todo se mueve hacia la derecha».

Dimitris Dalakoglou, por su parte, cree que Nueva Democracia «otorga legalidad a la extrema derecha al boicotear medidas legales como la ley contra el racismo, que se tumbó en 2012 porque hubiera criminalizado a los miembros de Amanecer Dorado». Así, aunque no supere el 20% de intención de voto en las próximas elecciones, cobra fuerza mediante una complicidad indirecta ofrecida por buena parte de las demás formaciones políticas.

«Amanecer Dorado encontró las puertas del Parlamento abiertas por todas aquellas personas que les ofrecieron respaldo de forma indirecta. A otro nivel, lo demostramos en el documental, Hitler y Mussolini hallaron las puertas del poder abiertas, más allá del apoyo de las masas. Los grandes industriales y el centro político les dieron las llaves del poder», recuerda Chatzistefanou.

Más allá de Amanecer Dorado, alimentado por las extremas medidas de austeridad adoptadas en Grecia, para Aris Chatzistefanou el auge de la extrema derecha en el continente europeo se relaciona directamente con la crisis y los recortes. «En estas elecciones europeas saltarán las alarmas: en Europa tenemos fascismo. Pero repito las palabras de Walter Benjamin: todo fascismo es señal de una revolución perdida. Detrás se encuentra el propio sistema y la tendencia ahora es un capitalismo con valores asiáticos, como lo tilda Slavoj Zizek, basado en la represión. Se demuestra que el capitalismo y la democracia no son compatibles. Hoy en día luchar contra el fascismo es luchar contra este sistema».

Un movimiento social masivo

Nondas F. acaba de ser procesado por resistencia a la autoridad al participar en una manifestación antifascista. Ha quedado en libertad, aunque declara que si le vuelven a detener puede pasar ocho meses en prisión. Fue golpeado por las fuerzas policiales DELTA, que atacan directamente a los manifestantes en nombre de la seguridad ciudadana. «Nos rodearon y empezaron a atacarnos. Normalmente atacan por sorpresa», cuenta Nondas.

Los activistas antifascistas dicen que se están viendo obligados a cubrir distintos frentes: los ataques de los ultraderechistas, la represión de la policía antidisturbios y la ignorancia del Gobierno. El control policial se hace palpable no solo en las manifestaciones, sino también en las calles. Una breve pausa se respira en el barrio Exarhia, donde la gente intenta autogestionarse y la policía, aunque rodea el barrio, está menos presente en el espacio público. La mayoría de sus tiendas ha cerrado por crisis, entre ellas, muchas librerías, y las fachadas se han convertido en un continuo espacio para grafitis de protesta.

Sin embargo, la gente ha aprendido a organizarse de forma autónoma, y su método funciona también en otras localidades. Ante la desesperación han montado estructuras solidarias. «Sabemos que solo mediante las manifestaciones no podemos hacer desaparecer las ideas neonazis. Hemos empezado a construir redes desde abajo, redes solidarias. Hablamos con la gente de la calle, se construyen iniciativas de ayuda reales, no nos quedamos sólo para debatir en el Parlamento. Queremos construir alianzas entre barrios, gremios, profesionales…», defiende Yiannis Bournous, del comité central de Syriza.

En toda Grecia se entrelazan más de 115 redes solidarias en las que la gente se ayuda a todos los niveles a base de voluntariado: médicos, profesores, farmacias, ropa, comida, etc. «Tres millones de griegos no tienen acceso a la salud pública, que camina hacia la privatización. Debemos actuar, es la única manera de establecer una hegemonía en la sociedad», reivindica Bournous.

Para el activista de Syriza ganar las elecciones sería sólo el inicio de un proceso. La prueba más dura llegaría al día siguiente, tras la victoria. «Somos conscientes de lo que nos espera: conflictos importantes no sólo con Amanecer Dorado, sino también con los bancos griegos, los empresarios y la UE. Así que necesitamos respaldo social, una hegemonía del apoyo de la gente. Si intentamos nacionalizar un banco, los banqueros se van a negar, porque ellos lo controlan todo, y en el Parlamento tendríamos a la derecha y a la ultraderecha. Así que necesitamos a la gente de la calle».

En Grecia, las próximas elecciones locales y europeas pueden servir de presión para cambiar la agenda política. Sin embargo, para Aris Chatzistefanou, más allá de las elecciones, el imperativo reside en construir un movimiento popular masivo que Syriza aún no ha conseguido crear: «Necesitamos una política radical, como la que hubo en América Latina por ejemplo, y un amplio movimiento de masas sociales que apoyen este cambio.»

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