El Diario de Valladolid.– Ahmad Abolhasani llegó a España desde Irán el 29 de agosto de 2022 para estudiar un máster en Administración de Empresas en la Universidad de Valladolid (UVa). Su idea era formarse para poner en marcha un centro turístico en el que se ofrecieran conciertos y gestionarlo a caballo entre su Irán natal y España. Pero dos semanas después de llegar se produjo en su país el asesinato de la joven Mahsa Amini, supuestamente por no usar el hiyab. Su muerte desencadenó protestas masivas en Irán que fueron respondidas con una dura represión por parte del régimen iraní. Todo desembocó en una crisis nacional que impidió que Ahmad pudiera volver.
En estos tres años no había tenido problemas de convivencia, ni cuando vivía en una residencia universitaria ni cuando se mudó a vivir en un piso de la plaza de Vadillos junto a dos personas naturales de Colombia. Fue a raíz de ese cambio cuando llegaron los conflictos con un vecino, que han hecho que hace unas semanas presentara una denuncia por un delito de odio.
Según Ahmad, la primera vez que tuvo contacto con esta persona fue cuando le abordó en plena calle. «Había ido a caminar y estaba volviendo a casa cuando me vio, me pilló y me pegó contra la pared mientras decía cosas muy ofensivas», recuerda. Todo, ante su estupor, porque él no le conocía de nada. «Me decía que era mi vecino, que yo era el chico nuevo y que había estado dando golpes a la pared por la noche», asegura.
Para Ahmad, los supuestos golpes en la pared eran una «excusa» para dar rienda suelta a una actitud xenófoba. Y no es una sensación, porque en el momento de esa discusión, que se produjo en el portal, el hombre dijo, según Ahmad, «puto extranjero, o respetas a esta comunidad o vuelves a tu país», además de amenazarle con llamar a unos amigos para darle «una hostia».
Pese a lo desagradable de la experiencia, decidió dejarla pasar y no denunciar. Aunque los problemas continuaron. Ahmad cree que su vecino da portazos y hace ruidos para molestarle. En una ocasión tuvo que llamar a la Policía a las 5.30 de la madrugada por este motivo. «Cuando llegaron, esta persona se identificó ante los agentes como ‘un español’, dijo que nuestra vivienda era un piso patera y se refirió a nosotros como ‘putos extranjeros’», explica.
Ahmad reconoce que le gustaría hablar con él tranquilamente sobre el problema, pero ha tirado la toalla. «Es imposible», se resigna.
La gota que colmó el vaso sucedió hace algo más de dos semanas, cuando se encontró con su vecino (él sospecha que le siguió) en la parada del autobús y empezó a increparle. Por lo que pudiera pasar, lo grabó todo con su teléfono. En el vídeo se puede observar cómo ese hombre le llama «puto cobarde» mientras Ahmad le pide que se aleje y le advierte de que está grabando. En mitad de un forcejeo, el hombre finaliza la discusión con un «paquistaní de los cojones» antes de irse. Independientemente del error en el país, Ahmad considera que esta afirmación evidencia que se trata de un delito de odio, y así lo denunció ante la Policía Nacional. La situación es tan tensa que este iraní tiene previsto irse de la vivienda, aunque no pueda hacerlo, de momento, por motivos económicos.
Pese a todo, Ahmad tiene claro que la actitud de «una o dos personas» no va a empañar la imagen del país que le ha acogido y al que está muy agradecido. «Por su culpa no se puede juzgar a los demás, porque España es un país maravilloso, con gente muy culta», dice este estudiante de Filología Hispánica. A sus 28 años, ahora tiene un contrato de prácticas en una empresa, pero su hoja de ruta pasa, a medio plazo, por tener su propio negocio relacionado con el turismo. «España me ha ayudado y me ha acogido, así que yo también voy aportar algo», finaliza.
