Confilegal.- Casi no se recuerda, transcurridos tres años, el brutal asesinato de Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral del régimen iraní. La atención en los medios y, lo que es más grave, de las organizaciones de mujeres y de derechos humanos, prácticamente ha desaparecido.
Y no es que haya existido mutación alguna de la dictadura de los ayatolás, pues el régimen sigue persiguiendo con saña a la mujer que no se somete, y en especial al movimiento Mujer, Vida, Libertad que se levantó tras el crimen y que sufrió la represión con centenares de vidas y millares de personas en prisión, además de farsas judiciales que acabaron en condenas a muerte que aún se están ejecutando.
Mahsa Amini era una joven mujer iraní de origen kurdo de 22 años, que fue arrestada y torturada por la policía religiosa islámica hasta su muerte, sencillamente por no usar su hiyab correctamente, en septiembre de 2022.
Eso dijo el escuadrón especial que implementa la regulación del hiyab para detenerla. Después de recibir golpes en diversas partes del cuerpo y en la cabeza, entró en coma y, tan solo tres horas después de su detención, era ingresada muy grave en un hospital. Dos días después murió.
Se produjeron protestas al grito de Mujer, Vida, Libertad, y el gobierno iraní continuó con la represión durante meses, protestas que reclamaban el fin de la República Islámica y que solo frenaron tras causar varios centenares de muertos, realizando varios miles de detenciones y encarcelaciones, donde fueron ejecutados siete manifestantes, uno de ellos en público.
En estos días de aniversario del crimen y la muerte de Mahsa Amini, el gobierno vuelve a intensificar las medidas represivas para tratar de evitar que se produzcan nuevas manifestaciones con reclamaciones de libertad.
IRÁN, UN RÉGIMEN ANTIFEMINISTA
El antecedente de lo que sucede actualmente hay que situarlo en 1979, con el inicio de la revolución islamista, alabada en España por sectores del extremismo izquierdista y derechista por ser antiimperialista, y con la subida al poder del ayatolá Jomeini y la instauración del régimen teocrático hasta hoy vigente.
Desde entonces, el Estado islamista ha promulgado una política de represión, incluso con ejecuciones hacia las mujeres, homosexuales y hacia grupos disidentes de su ideología, entre ellos las minorías religiosas, como la comunidad bahá’í, la minoría religiosa más importante de Irán y uno de los grupos más perseguidos mediante asesinatos selectivos, encarcelamientos, privación del derecho a la educación, al trabajo e incluso a un enterramiento digno.
Es importante recordar que ya en junio de 1983, diez mujeres fueron ejecutadas en la ciudad de Shiraz, donde la menor tan solo tenía 17 años y la mayoría rondaba la veintena, por el motivo de no querer renunciar a la Fe bahá’í, confesión que nació en ese mismo país en 1844 y que promueve la igualdad de la mujer, la unidad en diversidad y la justicia social, entre otros fundamentos.
Estas jóvenes fueron ahorcadas una a una y forzadas a ver cómo colgaban una a una a las demás. Durante los años que siguieron, la represión hacia las mujeres se ha ido incrementando.
En el último año, el régimen iraní ha intensificado las ejecuciones como medio de represión política para infundir miedo a la ciudadanía. Tras los juicios-farsa, han ejecutado a 11 personas en relación con las protestas de Mujer, Vida, Libertad, y varias personas más están pendientes de ser ejecutadas en relación con esas manifestaciones.
La última de estas víctimas fue Mojahed Kourkouri, ejecutado el pasado 11 de junio de 2025.



