Un militar, vinculado a un grupo neonazi, se enfrenta a 38 años de cárcel por violar y maltratar a su pareja en Puçol

, | 4 octubre, 2016

armaspanzerIGNACIO CABANES. LEVANTE-EMV.- Un cabo del Ejército de Tierra, vinculado con un grupo neonazi, fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial de Valencia por violar presuntamente a su compañera sentimental, también militar, y maltratarla de forma habitual durante el tiempo que duró su relación. El Ministerio Fiscal solicita para el acusado una pena que asciende a 38 años de cárcel por dos delitos de agresión sexual, cuatro de maltrato, tres de amenazas y uno de malos tratos habituales en el entorno familiar. Alternativamente el fiscal contempla rebajar en diez años la pena solicitada si la sala estima que los hechos son constitutivos de abusos sexuales y no de violación.

La víctima, que declaró tras un biombo para no ver de nuevo a su presunto agresor, no pudo contener las lágrimas al relatar el trato degradante al que era sometida por éste. Además de recordar varios episodios violentos en los que el acusado le propinó un cabezazo o cómo la amenazó con una botella tras cogerle del cuello, la mujer explicó que su pareja se dirigía a ella con insultos, llamándola «puta y zorra», y la humillaba delante de sus amistades y compañeros de trabajo, mostrando fotos íntimas de ella.

Asimismo, a finales de marzo de 2013 el procesado «la obligó a grabar un vídeo haciéndole una felación y la forzó a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento hasta en dos ocasiones», según el testimonio de la agredida. En otra agresión, cometida en la vivienda de Puçol del acusado, éste la golpeó mientras le preguntaba detalles de otra relación e incluso trató de quemarle la cara y el pelo con un mechero.

Por su parte, el acusado negó haber maltratado a su pareja y achaca la denuncia interpuesta por ésta a que padece un trastorno de la personalidad tras sufrir un aborto. Asimismo reconoció que la relación se deterioró cuando regresaron de un viaje a la República Dominicana en 2012, pero a principios de 2013 volvieron a retomarla e incluso fijaron fecha para la boda.

La hija del procesado, quien supuestamente habría presenciado alguna de las agresiones, negó en el juicio que su padre tuviera un trato degradante con su novia y afirmó que nunca le vio ponerle la mano encima.

Respecto a la credibilidad del relato de la víctima, los forenses aseguraron que presenta fuertes rasgos de dependencia emocional y que el golpe que tenía era compatible con un cabezazo.

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