Un caso de violencia machista desata el debate sobre la política de refugiados en Alemania

| 3 enero, 2018

CARMEN VALERO. EL MUNDO.- Un joven afgano entró la semana pasada en una droguería de la ciudad alemana de Kandel y acuchilló a una chica alemana de15 años con la que supuestamente había mantenido una relación. La muchacha murió a causa de las heridas poco después en el hospital. Un trágico caso de violencia machista mas y sin embargo distinto a los demás. Se da la circunstancia de que el agresor llegó a Alemania como refugiado, lo que para los partidos más críticos con la política de acogida de la canciller Angela Merkel representa un nuevo filón y que el padre de la víctima asegura que el ex amigo e su hija «no tiene 15 años como dice, sino muchos más», es decir es un adulto y debería ser juzgado como tal. «Espero que durante el juicio se pueda averiguar su verdadera edad».

Las declaraciones del padre al diario «Bild», basadas en una sospecha bastante extendida, pues son relativamente frecuentes los casos de quienes que se hacen pasar por menores para acceder con mayor facilidad al estatus de asilado, ha dado lugar a un debate en toda regla. El primero en pronunciarse ha sido el ministro de Interior de la Unión Socialcristiana bávara (CSU) Joachim Herrmann. Ha pedido en nombre de su formación una reglamentación estricta que incluya pruebas médicas a todos los refugiados jóvenes que, en caso de duda, no puedan documentar su edad.

Para el vicepresidente de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Thomas Strol, la propuesta de la CSU no es descabellada pues bastaría la radiografía de una mano para saber si el demandante de asilo dice la verdad o se hace pasar por un menor para obtener más privilegios. La populista Alternativa para Alemania (AfD) afirmar que esas pruebas médicas forman parte de sus peticiones desde hace ya más de dos años, mientas que el experto en Salud de Partido Socialdemócrata (SPD), Klar Lauterbach, puede imaginarse apoyando un paso en esa dirección pues la radiografía no miente. Para el presidente del Colegio de Médicos, Frank Ulrich Montgomery, el debate obvia la normativa ya que los facultativos sólo pueden realizar ese tipo de pruebas en el curso de un proceso judicial, por razones médicas y no de forma generalizada.

Vigilancia a los menores refugiados

Mientras, la CSU y aprovechando el debate, ha anunciado que propondrá recortar las ayudas a los refugiados y reforzar la vigilancia sobre los asilados menores de edad, en la campaña electoral para los comicios regionales de ese Land. «Alemania no puede seguir siendo un punto de atracción para refugiados de todo el mundo», afirmó el líder de la CSU en el Bundestag (Parlamento federal) y ministro de Transportes, Alexander Dobrindt, en declaraciones al diario ‘Münchner Merkur’.

De acuerdo con sus planes, en el futuro los peticionarios de asilo percibirán solo prestaciones mínimas durante 36 meses -en lugar de los 15 actuales- antes de poder acceder al equivalente de lo que perciben los receptores de ayuda social del país. Aquellos que hayan visto rechazada su petición de asilo percibirán asimismo ayudas muy limitadas mientras se tramita su expulsión.

La CSU propondrá además endurecer la vigilancia sobre los menores de edad, con el argumento de que Alemania no debe acoger a «cachorros del yihadismo» o jóvenes dispuestos a perpetrar atentados. La CSU considera, además, que debe ser posible comprobar con mayor rigor la edad de quienes llegan como menores no acompañados, sea analizando los datos contenidos en sus teléfonos móviles o con revisiones físicas más precisas.

De acuerdo con las investigaciones en curso, el presunto asesino, un refugiado que ingresó en Alemania como menor no acompañado en 2016, se lanzó -en la ciudad de Kandel (oeste del país)- contra su víctima, armado con un cuchillo de cocina de 20 centímetros. Los padres de la muchacha, quien había roto con él tras varios meses de relación, le habían denunciado unas semanas antes por amenazas e insultos a su ex novia, tanto por teléfono como a través de redes sociales. En el momento del ataque había hasta 20 personas en el local comercial, incluidos dos acompañantes de la víctima, que retuvieron al agresor hasta que llegó la policía. Poco después, un juez de instrucción de Ludwigshafen dictó la orden de ingreso en prisión del agresor, acusado de asesinato.

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