Preocupación por el aumento de delitos de odio en León, especialmente por razones de ideología

, | 8 junio, 2021

iLeón.- La estadística oficial detecta un incremento, hasta 52 delitos penales en seis años. Sin embargo, hay hechos y expertos que demuestran que los mensajes y la violencia son mucho mayores, más preocupantes y vienen de tiempo atrás, amparados en cierta impunidad hacia la ultraderecha, por lo que exigen más mano dura para evitar que ocurra como con la violencia de género.

Guillermo camina por el barrio de San Mamés, en la ciudad de León. Ha pasado miles de veces de camino a su trabajo pero esta vez algo le hace frenarse en seco y no dar crédito a lo que ve: una pintada en una esquina reza ‘FCK JUDÍOS’, así, en mayúsculas.

Para el resto puede que pase desapercibido. Quizá lo vean como un grafiti más de los muchos que proliferan por las paredes. Pero Guillermo lo tiene claro: «En la vida había visto algo así en mi ciudad, me ha recordado a películas de los nazis en Alemania».

Su impresión no anda desencaminada. Es amplia la percepción de que cada día proliferan más los mensajes de odio. Pero es que, además, la estadística oficial corrobora que también cada año aumentan los crímenes de este tipo, delitos de odio que sobre todo se producen mucho más por razones de ideología, seguidos por los vinculados a diferentes tipos de racismo y xenofobia.

Eso ya no lo dice uno que pasea ni alguien que tenga determinada tendencia política o social. Es palpable y objetivo: el fenómeno no es nuevo, pero crece. Ese aumento forma parte de las estadísticas anuales que recoge el Ministerio del Interior, a pesar de que no es que se den mucha prisa por actualizarlos.

El último ejercicio con cifras en el Portal estadístico de Criminalidad es el año 2019, aunque estamos a mediados de 2021. Sin embargo, sirve para comprobar ese aumento de los casos más graves, aquellos que acaban no sólo en una infracción de tipo administrativo sino ante un juzgado y por lo penal. Cosa seria.

En 2019 la suma de este tipo de presuntos delitos que acabaron ante un juez fueron 13 en la provincia de León. La más alta de los anteriores cinco ejercicios, desde 2014. Y de esos 13, una abrumadora mayoría, 11, fueron infracciones por ideología. En 2018, esos delitos habían descendido a sólo cuatro pero en los años precedentes ya sumaban respectivamente nueve, ocho, otros ocho en 2015 y nueve más en 2014.

¿Qué es un delito de odio?

Pero, ¿qué se entiende por este tipo de transgresiones? Los expertos de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio del Ministerio del Interior determinan que pueden ser cualquier tipo de delitos comunes que estén recogido en el Código Penal, pero con una motivación esencial, que «se ha realizado por una motivación de odio», entendido éste como «prejuicios negativos hacia esa persona» víctima «por ser diferente de acuerdo a las circunstancias señaladas en la agravante genérica del artículo 22.4ª del Código Penal».

Es decir, por motivos «racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología, por religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o su discapacidad».

La lista que suena fuerte

Puede sonar fuerte, pero es real. Son casos duros y de verdad: En León, en los últimos seis años, han sido 24 los delitos tipificados así por motivos ideológicos, llevándose la palma. Pero otros 11 han sido por racismo o xenofobia y 10 cometidos contra personas con discapacidad por razón esencial de ser discapacitados.

A continuación, desde 2014 ha habido registrados oficialmente tres casos por creencias o prácticas religiosas y otros tres por la orientación sexual o de género de la persona agredida.

En esta lista estadística oficial, en León tan sólo no se registran en los últimos años casos penales relacionados con otros supuestos de odio como el antigitanismo, la aporofobia (rechazo violento a personas pobres), antisemitismo (contra los judíos) o la discriminación por edad, que son otras violentas modalidades.

Vandalismo sistemático contra acciones feministas

Sin embargo, el ambiente de tensión del odio en León es creciente y palpable. Hay sobrados ejemplos. No existe iniciativa feminista que no sea vandalizada en cuestión de escasas horas, como ha ocurrido con los mensajes impresos en pasos de peatones o en los iglús de reciclaje de vidrio instalados este año con motivo del Día de la Mujer.

Proliferan pintadas y carteles de corte abiertamente fascista y racista, aunque lleva años ocurriendo. Miembros actuales de la Red Vecinal ha llegado a denunciar pintadas contra el Islam en la capital desde el año 2008.

Y vandalismo brazo en alto en la Catedral

En la desescalada de la pandemia en octubre de 2020, en una sonora y violenta protesta juvenil en la que desmantelaron a golpes varias terrazas para una supuesta protesta por las restricciones del estado de alarma, la imagen de un joven leonés encapuchado y con el rostro tapado agitando el brazo con saludo fascista ante la Catedral de León dio la vuelta a todos los telediarios del país.

Las fuentes ministeriales corroboran que desde 2013 al último con estadísticas cerradas y conocidas, 2019, «se puede comprobar en los distintos informes sobre la evolución de los delitos de odio en España» que «presentan una tendencia ascendente». En concreto, de un delicado 45% de aumento.

La punta de un gran iceberg

Y aún así, podría ser- y se da por hecho que es- la punta del iceberg. Porque «los delitos de odio cuentan con un mayor porcentaje de ‘infradenuncia’ que otros tipos delictivos», remarcan desde Interior. Hasta tal punto que «la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) lo sitúa en torno al 80% a nivel europeo». Es decir, se incluyen en las estadísticas menos infracciones de odio de las reales y se tipifican como tales muchos, pero muchos menos de los existentes.

Desde León hay expertos en la materia que quien tiene claro que esto es así, que «hay mucha impunidad», que las «estadísticas son» directamente «falsas» porque ni los denunciantes ni muchas veces las fuerzas y cuerpos de seguridad, bien estatales o locales, identifican los delitos como de odio.

Muchos, demasiados casos ‘tapados’

«No se documentan bien las amenazas, hay muchos supuestos hurtos o robos que esconden motivación de odio pero ni se denuncian ni se investigan como tal, de modo que es muy difícil calificar como odio un delito cuando nadie lo identifica o admite».

Lo manifiesta un portavoz de la Red Vecinal contra el Racismo de León, que lleva cuatro años de intenso trabajo en este ámbito, recopilando pruebas, llevando casos a los juzgados, defendiendo que hay mucho más de lo que se ve a simple vista y lo que la estadística policial admite.

León lleva años sumando sucesos, algunos de extrema violencia, en los que la sospecha de orígenes de enfrentamientos provocados por la ultraderecha se materializa en informes policiales que lo demuestran.

Ya en 2016 la Brigada de Información de la Policía Nacional detectaba la implicación de tres jóvenes en concreto, nombres y apellidos asiduos de la sede de Democracia Nacional, ubicada en Gran Vía de San Marcos, que acabó siendo cerrada por ser foco de estos hechos, detrás de decenas de delitos de un reguero de amenazas verbales y físicas, lesiones y agresiones, incluso a menores con autismo.

La Red Vecinal contra el Racismo de León, que ha actuado de frente contra todos estos hechos, algunos vinculados con grupos ultras del equipo de fútbol de la Cultural y Deportiva Leonesa, lamenta que en muchos casos gana la «impunidad» para «gente muy peligrosa que incluso acaba a veces en prisión pero vuelven a la calle y continúan».

El miedo a denunciar, serio problema

Y advierte de perfiles en redes sociales, sobre todo Twitter, de enorme extremismo, «un universo de cuentas que se retroalimentan» y en los que el odio a otras razas u otras ideologías se eleva a niveles de claro delito.

Por todo ello, lamentan que además el «aumento real» de agresiones y delitos racistas y de odio «no salen a la luz por miedo a denunciar», en casos que afectan a inmigrantes pendientes de regularización o menores, ocultándose así la verdadera dimensión del problema que, en cierto modo, se resolvería con más denuncias y más investigación policial.

No hay que olvidar que León es una plaza habitual para el extremismo de ultraderecha. Aquí vivió durante un tiempo un conocido líder musical neonazi con un peligroso historial, detenido por intentar montar su propia organización.

El perfil -oficial- del delincuente

¿Qué dicen esas estadísticas oficiales, cuál es el retrato robot de los autores de estos delitos? Con el último informe de evolución de los delitos de odio en España de 2019, el perfil de los delincuentes de odio es de sexo masculino (un 83% del total), de entre 18 y 40 años (el 54,7%), u españoles (el 84,7%, siendo seguidos en apenas el 15,3% restante por marroquíes y rumanos a la cabeza).

Entre los hombres, y por este orden, las lesiones en peleas, las amenazas y la discriminación son las principales causas de detención e investigación policial, cambiando el orden si se trata de mujeres, ya que en su caso encabeza la discriminación, y siguen las amenazas y las lesiones. Son ellas menos de trifulcas violentas.

En la era de internet y las redes

El Ministerio del Interior admite con datos estadísticos que es cierta la percepción de que la irrupción masiva de internet y las redes sociales son un abrumador calvo de cultivo. Los datos de 2019 en España muestran que los ámbitos de delitos por ideología, racismo/xenofobia y orientación sexual e identidad de género son los que muestran mayor incidencia nacional, un orden clavado en la provincia de León, con enorme prevalencia de los primeros.

Y es que la red y las diferentes aplicaciones móviles facilitan que «las amenazas, injurias y discriminación se computen como los hechos delictivos (penales) que más se repiten». El anuario estatal demuestra que los medios más empleados para cometer estas infracciones son en más de la mitad de los casos Internet (54,9%) y las redes sociales (17,2%).

Pero también se emplearon otras vías de comunicación como la telefonía/comunicaciones -Whatsapp para entendernos (16,2%)- y, ojo, los propios medios de comunicación (4,4%), que de este modo no pocas veces se convierten en altavoces de una tensa animadversión.

Años de casos ocultos y una única solución: denunciar

Desde León, la Red Vecinal contra el Racismo, su portavoz saca dos conclusiones tan diferentes a las oficiales como preocupantes. La primera, que «es erróneo pensar que es algo nuevo o que crece un poco», porque «nosotros llevamos años y en León detectamos radicalismos extremistas y muy peligrosos» que tienen nombres y apellidos de organizaciones de extrema derecha y de conocidos integrantes. Por poner un ejemplo, el de Pedro Varela, que lleva «desde 2014 dando charlas como referente de los nazis españoles, que niega el holocausto, que invitan a miembros del Ku Klux Klan y que está condenado».

La segunda conclusión es que ese alto riesgo está soterrado, oculto detrás de «insuficientes» estadísticas oficiales, alimentado por una «Fiscalía Delegada de Delitos de Odio que en león no está haciendo lo que tiene que hacer», opina el portavoz de esta organización. La asociación tiene claro que «la única solución pasa por pedir que todo delito de este tipo se documente, que se denuncie sin temor a las represalias, que estos casos no queden en la marginalidad como lleva años ocurriendo, ocultándose detrás de falsas peleas de bandas».

Y es que la red y las diferentes aplicaciones móviles facilitan que «las amenazas, injurias y discriminación se computen como los hechos delictivos (penales) que más se repiten». El anuario estatal demuestra que los medios más empleados para cometer estas infracciones son en más de la mitad de los casos Internet (54,9%) y las redes sociales (17,2%).

Pero también se emplearon otras vías de comunicación como la telefonía/comunicaciones -Whatsapp para entendernos (16,2%)- y, ojo, los propios medios de comunicación (4,4%), que de este modo no pocas veces se convierten en altavoces de una tensa animadversión.

Años de casos ocultos y una única solución: denunciar

Desde León, la Red Vecinal contra el Racismo, su portavoz saca dos conclusiones tan diferentes a las oficiales como preocupantes. La primera, que «es erróneo pensar que es algo nuevo o que crece un poco», porque «nosotros llevamos años y en León detectamos radicalismos extremistas y muy peligrosos» que tienen nombres y apellidos de organizaciones de extrema derecha y de conocidos integrantes. Por poner un ejemplo, el de Pedro Varela, que lleva «desde 2014 dando charlas como referente de los nazis españoles, que niega el holocausto, que invitan a miembros del Ku Klux Klan y que está condenado».

La segunda conclusión es que ese alto riesgo está soterrado, oculto detrás de «insuficientes» estadísticas oficiales, alimentado por una «Fiscalía Delegada de Delitos de Odio que en león no está haciendo lo que tiene que hacer», opina el portavoz de esta organización. La asociación tiene claro que «la única solución pasa por pedir que todo delito de este tipo se documente, que se denuncie sin temor a las represalias, que estos casos no queden en la marginalidad como lleva años ocurriendo, ocultándose detrás de falsas peleas de bandas».

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