Padres de opositores con discapacidad intelectual denuncian el examen «sin adaptar» de la Universidad de Sevilla

| 4 julio, 2019

Afirman que la prueba fue «idéntica» a la del cupo general salvo por algunas preguntas «resumidas».  La institución académica niega estos hechos y afirma que se tomaron medidas para estos aspirantes

B. RODRÍGUEZ. 20 MINUTOS.- «Engañado y desmoralizado». Así se sintió uno de los aspirantes a una plaza de auxiliar administrativo de la Universidad de Sevilla (US) del cupo de personas con discapacidad intelectual.

Lo cuenta a 20minutos su madre, María José Ruiz, que habla también en nombre de otros progenitores, que aseguran que la Hispalense ha «incumplido» la normativa vigente con un examen, el del pasado 30 de junio, «extremadamente difícil, injusto y no adaptado» para sus hijos, extremo que la Universidad niega.

Según los padres afectados, la US no facilitó los temarios adaptados en lectura fácil y mantuvo un examen «idéntico» al del cupo general, salvo por «algunas preguntas resumidas y el tamaño de la letra más grande». Pero eso, explica María José, «no es lo que ellos necesitan». Y añade: «¿De qué sirve si no entienden lo que les preguntan?».

Afirman también los padres que la prueba comenzó «una hora más tarde», que los cuadernillos de preguntas y respuestas «estaban por separado», con la «consiguiente facilidad de equívoco», que «faltaron algunas respuestas y tuvieron que traer folios aparte» y que los cuadernillos de respuestas de sus hijos «no traían autocopias, por lo que tuvieron que «abandonar el aula y perder de vista su examen».

Asimismo, aseguran que uno de los aspirantes con discapacidad intelectual tenía también una discapacidad física, pero las mesas del aula «no estaban adaptadas», por lo que «tuvieron que bajarlo entre los examinadores y sentarlo en una silla normal porque el carrito no cabía debajo del pupitre».

El centro lo niega María José afirma que la universidad se ha puesto en contacto con ellos y les han dicho que «son conscientes de que lo están haciendo mal y que lo harán mejor la próxima vez».

Si bien la versión ofrecida por la institución académica a este periódico es diferente. La universidad asegura que las 80 preguntas del examen y las respuestas fueron «reformuladas o simplificadas» para este cupo, eliminando «siempre que fuera posible» la terminología compleja.

Explican también que se optó por elaborar un cuadernillo de respuestas independiente «pensado para personas con discapacidad visual», ya que la hoja autocopiativa utilizada por el resto de opositores «podría ofrecer cierta dificultad».

Niegan desde la US que el examen empezara con retraso y admiten un error en las respuestas que «de forma inmediata» se subsanó.

La universidad desmiente igualmente que los aspirantes «perdieran de vista su examen» ya que al finalizar la prueba cada uno «fue acompañado por una funcionaria para hacer una fotocopia». Y aseguran, tajantes, que «ningún chico tuvo que ser transportado por los examinadores y sentado en una silla normal» ya que el aula contaba con «una mesa adaptada».

La universidad alega además que se creó un grupo de trabajo que llevó a cabo las tareas de adaptación del examen. Y que los familiares de estos aspirantes pudieron, a diferencia del resto, acompañar a los candidatos hasta donde considerasen oportuno, dice la US. 

El centro dispuso igualmente de «agua y diversas piezas de fruta» en el aula «conscientes» de la duración de examen (4 horas, el doble que para el resto). Los afectados, en cambio, consideran que esto ha sido «una forma de burlar la ley», ya que «cumplen convocando un cupo para personas con discapacidad, pero con un examen que nadie aprobará».

Los padres van a presentar hoy una serie de alegaciones y van a pedir que se repita el examen. «Sé que es difícil, pero hay que intentarlo» y «luchar por los derechos de nuestros hijos», concluye María José.

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