Oleada de incidentes antisemitas: el otro peligro terrorista de EEUU

, , | 24 febrero, 2017

Se han disparado las amenazas de bomba a centros judíos y las agresiones racistas. La campaña de Trump ha energizado a los ‘ultras’, y es difícil volver a meter el genio en la botella

EL CONFIDENCIAL.- El extremismo en Estados Unidos vuelve a asomar su hocico de lobo por debajo de la puerta. No el extremismo yihadista, sino el de la derecha radical y racista. La comunidad judía está siendo objeto de amenazas en todo el país. Incidentes que riman con un dato: ahora mismo hay más “grupos de odio” en EEUU que nunca antes.

Según el JCC (Centro Comunitario Judío de Norteamérica), en lo que va de año ha habido 69 incidentes, la mayoría amenazas de bomba, en 54 centros judíos de más de la mitad de los estados de EEUU y una provincia de Canadá. Un cementerio hebreo de Misuri amaneció este fin de semana con más de 150 lápidas profanadas.

La alarma llegó a las portadas cuando Ivanka Trump, hija mayor del presidente y judía conversa, publicó su condena en Twitter. A la mañana siguiente el comandante en jefe hacía lo propio: “El antisemitismo es horrible. Va a parar y tiene que parar”, dijo Donald Trump durante una entrevista en el canal NBC.

El presidente de EEUU había sido criticado por evitar, varias veces, una condena directa del antisemitismo. Cuando el periodista de un diario judío ortodoxo le preguntó por la ola de amenazas antisemitas, la semana pasada, Trump respondió ofendido: “Soy la persona menos antisemita que hayas visto en toda tu vida”, dijo al reportero, a quien mandó callar y permanecer sentado. Pero evitó referirse a los incidentes.

“Quizás teme que si condena los ataques demasiado pronto o con demasiada pasión podría estar aceptando la responsabilidad”, dice a El Confidencial Ryan Lenz, miembro del Southern Poverty Law Center (SPLC). “Y es una preocupación legítima, considerando que su campaña energizó a la derecha radical de forma deliberada o por error. Lo que vemos ahora es una derecha radical que se siente legitimada, incluida en la maquinaria política, y que se niega a ceder ese territorio”.

«Lo repudio, ¿OK?»

Donald Trump ya había maniobrado de forma parecida en campaña. Cuando el conocido racista y exlíder del Ku Klux Klan David Duke le dio su apoyo públicamente, el candidato desvió durante varios días la pregunta de si aceptaba o no ese apoyo, hasta que lo acabó repudiando en una rueda de prensa: “De acuerdo, lo repudio, ¿OK?”.

El SPLC, una asociación que vigila a los “grupos de odio” desde los años setenta, dice que su número sigue estando en máximos históricos: 917. El “mapa del odio” en Estados Unidos sigue una evolución más o menos predecible: cuando es elegido un presidente demócrata, por ejemplo Bill Clinton, su número sube exponencialmente. Cuando llega un republicano, el entusiasmo decae, como refleja la caída en el reclutamiento. La victoria de Barack Obama en 2008 multiplicó un tipo específico de grupo: las milicias antigobierno. Pasaron de 34 a 334, según SPLC.

Su informe de 2016 dice que el número se mantiene, pero crece la influencia. “La derecha radical ha tenido más éxito entrando en la política generalista el año pasado que en el último medio siglo”, dice el informe, e interpreta que se debe a Donald Trump. Su campaña prometió deportaciones masivas y prohibir la entrada en el país a los musulmanes, lo cual le habría convertido en un “campeón” a ojos de la ultraderecha.

“Nuestro Glorioso Líder ha ascendido a Dios Emperador”, publicó Andrew Anglin, jefe de la página web neonazi Daily Stormer. Jared Taylor, teórico de la supremacía blanca, elogió a los votantes que no se habían comportado como “zombis obedientes”. The Atlantic publicó justo después de las elecciones el vídeo de un mitin radical en el corazón de Washington donde Trump fue saludado a la manera nazi. “¡Heil Trump!”, dijo uno de sus líderes, Richard Spencer, entrevistado después por El Confidencial.

En el mes siguiente a la elección de Trump, el SPLC contó más de mil agresiones en todo el país basadas en la discriminación. Al menos un tercio de los casos incluyeron una referencia a Donald Trump o a su eslogan, Make America Great Again. Donald Trump condenó también las agresiones y repudió el apoyo de la extrema derecha. El crecimiento de grupos de odio más notable se dio entre los islamófobos, que pasaron de 34 en 2015 a 101 el año pasado, un aumento cercano al 200%.

Amenaza «no tan relevante»

El SPLC, igual que la Liga Antidifamación, acusa al Gobierno de ignorar el peligro del terrorismo doméstico. Desde el 11 de septiembre de 2001 hasta el atentado en la discoteca gay de Orlando en junio pasado, cuando un estadounidense de origen afgano asesinó a 49 personas y se adscribió unilateralmente al grupo ISIS, los atentados de la ultraderecha habían matado a más gente en EEUU que el yihadismo. Pese a ello, los recursos del Gobierno han estado casi exclusivamente dedicados al terrorismo islamista.

“La pregunta de cómo devolver este genio a la botella es difícil”, dice Ryan Lenz. “Incluso durante la Administración Obama estaba la preocupación de que se prestaba más atención a los yihadistas que a los terroristas domésticos de extrema derecha. La Administración Trump ha dicho que dejará de mirar a estos grupos, que no son una amenaza tan relevante como la yihadista. Creo que es un error».

El programa Countering Violent Extremism, diseñado para luchar contra la fanatización de “lobos solitarios”, o terroristas que actúan por su cuenta, va a ser rebautizado como Countering Islamic Extremism y se va a centrar solamente en el yihadismo. Según la agencia Reuters, los partidarios del programa expresaron su preocupación de que cambiar el nombre dificulte aún más la cooperación con las comunidades musulmanas.

Los incidentes se acumulan. En octubre, las autoridades detuvieron a tres autodenominados «cruzados» que planeaban poner una bomba en un centro de refugiados somalíes en Kansas, y en los últimos dos meses se ha producido una ola de ataques incendiarios contra mezquitas. El FBI y el Departamento de Justicia continúan investigando las amenazas a centros judíos de 27 estados, aunque de momento no hay pistas de quiénes pueden ser los autores. La Liga Antidifamación ha distribuido una guía sobre cómo responder a las amenazas de bomba y a otras cuestiones de seguridad.

El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, hizo este miércoles una visita sorpresa al cementerio judío profanado. “No hay lugar en América para el odio, o actos de violencia o antisemitismo”, dijo por un megáfono, y dejó que la televisión le grabara arremangado, rastrillando las hojas secas del cementerio con los guantes puestos. El dinero para reparar los desperfectos fue recaudado por activistas musulmanes en una campaña de crowdfunding. En menos de tres horas habían superado el objetivo de 20.000 dólares, y al día siguiente los 80.000. El dinero restante irá destinado a otros monumentos judíos de EEUU afectados por el vandalismo.

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