Odio en el estadio

, , | 24 diciembre, 2019

EFE. MARCA.- Racismo, intolerancia, homofobia, xenofobia, machismo… Odio en el fútbol, en la grada, en el estadio.

«Me llaman mono o negro casi todos los partidos». Palabra de Wilfried Zaha, en una entrevista en The Jackal Magazine.

Antonio Rudiger recibe insultos racistas de la afición del Tottenham. Sucedió este fin de semana. Y los Spurs lamentaron el incidente en un comunicado y anunciaron la apertura de una investigación para adoptar las medidas pertinentes.

¿Qué está pasando en el fútbol?

«El fútbol es permeable al estado social. En estos momentos estamos viviendo un incremento de la intolerancia por múltiples factores y se refleja en este deporte. Y eso llega al terreno de juego con mensajes racistas y xenófobos y con actitudes de violencia, de hostilidad hacia el equipo contrario, hacia los jugadores, hacia los árbitros… Y no hay que olvidarse de las mujeres colegiadas que han sido receptoras de brutales insultos machistas y retrógrados», asegura a MARCA Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia.

«Mi hijo no es futbolista por culpa del racismo». Lo dice Yayá Touré en L’Equipe.

«¡Como te pille fuera te violo!». Un aficionado de la UD Jandía amenazó a una asistente arbitral de 16 años.

Origen y aplicación de la Ley

«No creo que el origen esté en el mismo campo de juego. Los deportistas generalmente tienen un comportamiento, en su 99,9%, bastante ejemplar. Tampoco son los clubes los que están alentando en estos momentos el crecimiento de estas conductas de intolerancia, y digo intolerancia, porque no es sólo racismo», explica Ibarra.

«Las gradas ultras no son ajenas a la manipulación de los grupos ideológicos extremistas. Los radicales no van a la facultad de filosofía, sino que reclutan donde hay anonimato, pero también actitudes de bronca, beligerantes, de hostilidad… Todos los extremistas sean del color que sean, de ultraderecha, ultraizquierda o ultranacionalistas, van a ir a las gradas ultras», continúa.

«En el fútbol, como hemos visto en el partido entre Barcelona y Real Madrid, se proyecta la política, es decir, la política en su sentido radical. Y lo reprochable es que no se aplique la Ley con firmeza. La Ley contra el racismo y la intolerancia que tenemos es una gran Ley, de las más avanzadas de Europa. Lo reprochable es que, si este tipo de conductas no se frenan desde el principio de la legalidad, van a seguir creciendo», afirma el presidente del Movimiento contra la Intolerancia.

Ibarra pone dos ejemplos que han sucedido recientemente en España para explicar su argumentación: «Hemos visto en el partido entre el Rayo Vallecano y el Albacete una aplicación firme de la Ley con la suspensión del encuentro. Pero a los pocos días nos encontramos con una multa ridícula que se ha aplicado al Barcelona por poner una pancarta que era una transgresión de la ley. ¿Eso cómo se interpreta? Como que hay diferentes varas de medir».

Más denuncias…

Llorando. Taison, del Shakhtar Donetsk, se marchó del campo frustrado, enrabietado. Expulsado por lanzar un pelotazo a la grada y responder así a los aficionados del Dinamo de Kiev que le dedicaban cánticos racistas.

Balotelli recibió insultos xenófobos de hinchas del Hellas Verona. Amenazó con irse del campo y también mandó un pelotazo a la grada.

Prevención

«Es fundamental educar, aplicar la Ley y crear una implicación tanto social como de los medios de comunicación muy fuerte para exigir un objetivo: que la política esté fuera de los estadios de fútbol», afirma Ibarra, que continúa: «Habría que decirles a los ultras que aprendieran de los jugadores. Los futbolistas tienen un nivel de fraternidad elevado. Y todo esto viene facilitado por la profesionalidad. Un jugador hoy está en un club y mañana en otro. Un día juega con búlgaros, africanos y mañana tiene compañeros de cualquier otra zona del mundo en otro equipo. Los futbolistas están acostumbrados a la diversidad».

«¿Cómo se puede educar para la convivencia en el ámbito deportivo? Lo que habría que fomentar mucho desde las categorías infantiles es el encuentro entre los clubes, es decir, de manera que hubiera mucha hermandad y confraternidad en los jugadores jóvenes, que son el futuro. El objetivo es achicar el espacio a los violentos», explica.

Las denuncias nunca acaban…

Pogba falló un penalti… y las redes sociales se inundaron de mensajes racistas contra él. Su respuesta, esta publicación en redes sociales: «Esto me hace más fuerte y me motiva para luchar por la próxima generación».

La Policía detiene a hinchas radicales por los incidentes racistas en el Bulgaria-Inglaterra. Insultos, saludos nazis y camisetas de ‘No respect’ en la grada.

Un sinsentido y un deseo

«Observemos, se insulta a un jugador negro de otro club, pero al de mi equipo lo obvio. Se concibe el racismo no como doctrina, sino como una actitud de intolerancia. Es decir, utilizo el insulto racista para rechazar al distinto y, aunque no crea en el racismo, le llamo ‘negro de mierda'», dice Esteban Ibarra.

El presidente del Movimiento contra la Intolerancia tiene un deseo. «Si se gana la perspectiva de la convivencia y el achique al escenario ultra en el fútbol, la sociedad tendrá una gran oportunidad de evitar otro tipo de tensiones, porque lo mismo que la sociedad se proyecta en el fútbol, las gradas ultras se proyectan en la sociedad. El que es violento en el fútbol lo es luego en su casa y en la calle. Si ganamos la partida y conseguimos la convivencia en el campo, le haremos un regalo a la sociedad», concluye Ibarra.

Y las denuncias que discurren por este texto son sólo una muestra de todas las de 2019.

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