Machismo en la Red: “Me llaman feminazi”

, | 27 julio, 2017

El pacto de Estado contra la violencia de género amplía el foco a todas las violencias contra las mujeres, más allá del ámbito de la pareja o expareja

Cada vez que Cristina Hernández abre su cuenta de Twitter tras publicar un mensaje feminista, se topa con decenas de tuits que la atacan por el simple hecho de defender la igualdad de género. A veces son insultos, entre los que se encuentra uno de los más recurrentes: «feminazi». Pero en ocasiones pueden llegar hasta amenazas de muerte. Eso fue lo que le ocurrió tras denunciar en la red social que un medio online había publicado datos falsos sobre la violencia de género: «Ya estamos cansados de ti puta, la única solución a tus reclamos es la muerte. Vamos a violar tu cadáver, zorra». Un tuit que iba acompañado de una fotografía de una pistola y que para Hernández fue la gota que colmó el vaso. Entonces sí denunció ante la policía para dar «visibilidad» a este tipo de conductas e informar a compañeras en la misma situación sobre el procedimiento a seguir.

El pacto de Estado contra la violencia de género firmado este lunes recoge los delitos cometidos en «el ámbito digital», como pueden ser las amenazas vertidas en Internet. Además, se amplía el foco para dar respuesta a todos los tipos de violencias que sufren las mujeres, de acuerdo con el Convenio de Estambul, más allá del entorno de la pareja o expareja, aunque deberán ser legislaciones futuras las que desarrollen dichas respuestas. Un acuerdo que aún está en fase de borrador y que tiene que aprobarse este viernes (28 de julio).

Hernández suele lanzar tuits denunciando y contrastando informaciones falsas o misóginas que publican determinadas páginas webs. Así fue como recibió la amenaza de muerte citada. Puso de manifiesto que un medio online había publicado unos datos incorrectos sobre el porcentaje de denuncias falsas por violencia de género y gracias a su mensaje, una marca de cervezas retiró su anuncio de la página. Pero Hernández recibió a cambio infinidad de tuits contra su postura feminista. Entre ellos, el tuit en el que pedían su muerte y la violación de su cadáver, por lo que acudió a una comisaría con un pantallazo para denunciar el hecho: «Me interesaba saber cómo hacer seguimiento a esto para luego poder contar a otras mujeres qué es lo que sucede». Una denuncia que por ahora sigue igual, pues la socióloga no ha tenido noticias del curso de la investigación o en qué punto ha quedado.

El discurso feminista, que defiende la igualdad de derechos de hombres y mujeres, se ha propagado con más fuerza en los últimos años en Internet y, como respuesta, se enfrenta con los ataques machistas. «En tanto y cuando el discurso feminista se está haciendo fuerte en la Red, la respuesta machista es cada vez más fuerte. Pretenden asustarnos y que nos vayamos», apostilla Hernández. La profusión de este tipo de conductas se ha visto reflejada en el pacto contra la violencia de género adoptado por todas las fuerzas políticas, donde se mencionan específicamente las redes sociales. «Esto no es algo que me pase a mí. Esto es algo que le pasa a todas las mujeres que alzan la voz en la Red. Quizá no hace falta que reciban amenazas tan graves, pero lo que sucede es que nuestro discurso se ve menospreciado y deslegitimado. Lo que decimos las feministas es cuestionado continuamente», subraya Hernández.

En el último informe de Interior sobre «el discurso de odio» –aquellos que tienen que ver con injurias, amenazas, vejaciones o tratos degradantes tipificados como antisemitas, racistas, sexistas–presentado a principios de junio, se concluye que este tipo de ataques invade Internet. En 2016 se registraron 1.272 incidentes por delitos de odio, un 4,2% menos que en 2015. Pese a este ligero descenso, su comisión en la Red está muy extendida: el 42,3% de las amenazas e injurias se infringieron a través de esta vía. Respecto a los relacionados con la discriminación por sexo y género, subieron un 70,8 %. El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, explicó en la presentación del estudio que este incremento se debe a la reforma del Código Penal de 2015, en la que se incluyen estos hechos como delito, de manera que se computan como tal desde mediados de ese año. El año pasado se contabilizaron 41 denuncias por sexo o género, mientras que el año anterior, 24. Desde la Policía Nacional se afirma que los delitos de odio han aumentado en los últimos años en Internet precisamente porque cada vez hay más usuarios en las redes.

En el caso de Isa Calderón, guionista y vlogera, el mayor número de insultos le llega a través de Youtube, donde cuelga sus vídeos «reviews fuertecitas», en los que repasa películas desde una perspectiva feminista. «En el top ten de los insultos tenemos ‘feminazi’, ‘hembrista’. Me han deseado cáncer de ovarios, cáncer de colón, el sida. Me han llamado ‘malfollada’, ‘puta’. ‘Puta’ por supuesto. Y me han deseado la muerte», cuenta Calderón. Ella no ha llegado a denunciar, pero coincide con Hernández en que muchas mujeres feministas reciben este tipo de mensajes en Internet.

Laura Rebolo, portavoz de la Policía Nacional, advierte de que el mayor problema es diferenciar si estamos hablando de mensajes que se quedan en meros insultos o mensajes que puedan constituir «delito de odio»: «Hay comentarios que son socialmente reprochables y ofensivos, pero que no constituyen un delito. Si se trata de un delito, hay que acudir a la comisaría». Respecto a los ataques de carácter misógino, si llegan a considerarse como delitos de odio, no hay una distinción específica con el resto. Todos se persiguen de la misma forma y se sigue el mismo procedimiento de denuncia, especifica Rebolo. En cuanto al caso de Hernández, la portavoz de la Policía Nacional explica que cualquier persona que llame para preguntar por su denuncia, recibirá información sobre el curso de la misma, como ocurre con el «resto» de asuntos.

«En todos estos mensajes que ellos me profieren siempre subyace esta idea de ‘ni machismo, ni feminismo, igualdad’. Cuando colgué el primer vídeo en Flooxer aluciné de todos los insultos y críticas que me decían. No pensaba que llegase a ser tan agresivo y ofensivo», añade Calderón. Lo cierto es que si uno escribe el hashtag o etiqueta #feminazi en Twitter, la ristra de tuits cargada de improperios se queda corta. Un término aceptado por la Real Academia Española (RAE) como acrónimo de «feminismo» y «nazi» y con un carácter despectivo. Desde Twitter manifiestan que los perfiles de su red social no pueden promover la violencia ni atacar directamente a otras personas por motivos de raza, origen étnico, origen nacional, orientación sexual, género, identidad de género, religión, edad, discapacidad o enfermedad. Sin embargo, existen numerosas cuentas que se dedican a publicar tuits denigrantes y cuyas cuentas permanecen activas. La entidad añade que en los últimos seis meses han implementado nuevas herramientas para evitar este tipo de comportamientos, como prohibir cuentas nuevas a usuarios que abren y cierran su perfil exclusivamente para el acoso.

Twitter ha declinado pronunciarse sobre mensajes misóginos exclusivamente, pero sí mencionan un evento que celebraron en marzo pasado, relacionado con el empoderamiento de la mujer. Tuvo lugar en Madrid bajo la etiqueta #FuerzaEnMiVoz. Pese a todo, los tuits contra las mujeres que defienden el feminismo en la Red no cesan. «El feminismo tiene doble tarea: luchar contra el machismo y por la igualdad. Y luchar contra la ignorancia, que es muy osada y muy temeraria», sentencia Calderón.

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