Los últimos pasos del asesino en serie de personas sin hogar

, | 19 junio, 2020

Una patrulla de los Mossos sancionó al sospechoso por saltarse el confinamiento instantes después del último crimen

MAYKA NAVARRO. LA VANGUARDIA.- Laureano Almeida Damura tenía 60 años y había nacido en Orense; Imad Allouss tenía 22 y era de Marruecos; Juan Ramón Barberán Giner tenía 76 y nació en Teruel; y Jean Pierre Herbillon tenía 32 años y había nacido en Francia.

Ellos son las cuatro personas sin hogar que en los días más duros del confinamiento fueron asesinados en el distrito del Eixample de Barcelona. El grupo de homicidios de los Mossos d’Esquadra pudo acreditar sin género de dudas e innumerables pruebas la responsabilidad de Thiago Fernandes Lages, nacido el 25 de enero de 1985 en Brasil, de los tres últimos crímenes. Están convencidos de que Thiago también mató al primero y trabajan para acreditarlo.

Los distintos jueces que entendían las investigaciones levantaron el secreto de las actuaciones hace unos días y La Vanguardia ha tenido acceso a algunas de las imágenes que a contrarreloj reunieron los investigadores y con las que rehicieron los pasos del asesino. Sospechan los Mossos que los sin techo de Barcelona no fueron las primeras víctimas de Thiago, que desde la primera persona asesinada y acreditada, el joven que dormía desde hacía tres meses a las puertas de L’Auditori, atacó sin piedad a unos hombres a los que no conocía, que encontraba al azar en una ciudad vacía y que solo tenían en común que dormían en la calle.

El sumario desvela la gran dificultad que tuvieron los investigadores en conseguir testigos en un Eixample sin gente en las calles. Aunque ese vacío jugó a su favor para localizar con más facilidad el rastro del sospechoso en las imágenes de las cámaras de seguridad.

Tras el asesinato de Imad en L’Auditori los investigadores interrogaron a Jean Pierre, el francés asesinado diez días después bajo la manta con la que se protegía de la lluvia en un chaflán de la calle Rosselló. Le tomaron declaración porque se encontró con un amigo a Imad malherido, el 16 de abril. Jean Pierre avisó a los vigilantes de seguridad, que alertaron a los sanitarios, que solo pudieron certificar su muerte. El francés fue la última víctima en una noche lluviosa y fría en la que la rotura del confinamiento de un matrimonio ruso, harto de estar encerrado en casa, ayudó a la detención del sospechoso. La pareja ya se recogía cuando, en medio de la oscuridad, vieron a un joven que caminaba hacía ellos con un palo en la mano. Se asustaron y aceleraron el paso hasta entrar en su portería. Su piso estaba en el principal con ventanas justo encima del chaflán en el que desde hacía unas semanas pasaba buena parte del día y la noche un agradable y educado francés.

La lluvia ya teñía de rojo la acera cuando se asomaron. Alertaron al 112, que avisó a la sala de los Mossos de Barcelona. Los operadores estaban al corriente del medio centenar de policías de varias unidades que, desde el crimen anterior de la calle Casp, custodiaban los rincones del Eixample donde dormían personas sin hogar esperando detener in fraganti al asesino.

Los testigos dieron una buena descripción del sospechoso, empezando por unos guantes de ciclista que ya aparecían en imágenes que se tenían de él. El asesino aún logró, mientras se encaminaba a la parada del autobús N61 de la Ronda Sant Pere, despistar a una patrulla ajena al dispositivo que le paró para identificar. Thiago acababa de asesinar a golpes a Jean Pierre y no le tembló el pulso cuando facilitó a los mossos su documentación. Como no pudo justificar qué hacía a esas horas en la calle fue sancionado.

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