La ultraderecha se afianza como el socio clave para formar gobierno en Suecia.

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Las Provincias.- El partido xenófobo de Jimmie Akesson inicia contactos con los conservadores y aspira por primera vez a entrar en el Ejecutivo.

El avance del escrutinio está ya a solo un paso de confirmar un giro de 180 grados en la política de Suecia. Tras ocho años en el poder, la alianza de izquierdas de la primera ministra socialdemócrata saliente, Magdalena Andersson, parece cada vez más resignada a pasar a las filas de la oposición. Según los datos parciales del 95% de los colegios electorales, la alianza conservadora liderada por Ulf Kristersson ha tomado la ventaja con el 49,7% de los votos, gracias al pujante auge de la formación ultraderechista Demócratas de Suecia (SD).

El partido xenófobo y nacionalista de Jimmie Akesson, con un 20,6% de los votos, ha establecido un récord al convertise no solo en la mayor fuerza política de la derecha, sino también en la segunda de Suecia. SD, considerado un paria durante mucho tiempo, está ahora en una posición de fuerza ya que los excelentes resultados obtenidos en las urnas le han convertido ahora en un actor clave para la formación de un Ejecutivo conservador.

«Nuestra ambición es estar en el Gobierno», afirmó este lunes el propio Akesson, si bien algunos expertos señalaban que es probable que el partido se conforme con un papel de apoyo a la nueva mayoría en el Parlamento. A falta de que se conozcan los resultados definitivos este miércoles, los datos provisionales confieren ya una mayoría absoluta de 175 escaños a la alianza del Partido Moderado (conservador), liderado por Ulf Kristersson, y del que son parte también el SD, democristianos y liberales.

El bloque de izquierdas, por su parte, integrado por socialdemócratas, Partido de la Izquierda, Verdes y Partido del Centro, lograría 174 asientos en el Legislativo, con un 48,8% de los sufragios. Si bien los votos de los suecos en el extranjero aún no se han contabilizado, los politólogos afirman que es poco probable que se invierta ya el resultado.

La prueba de que la ultraderecha está más cerca que nunca de entrar por primera vez en el Gobierno de Suecia se obtuvo este lunes con el comienzo de las primera negociaciones de la derecha. En concreto, se produjo por la tarde una visita de Akesson a las oficinas del Partido Moderado en Estocolmo de la que no trascendieron detalles.

La entrada del SD al Ejecutivo sueco desataría, en cualquier caso, «tensiones internas muy fuertes» ya que, como apunta Ulf Bjereld, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Gotemburgo, la formación que lidera Akesson desde 2005 «tiene sus raíces en el neonazismo, y en el otro lado los liberales representan todo lo contrario».

Discurso menos radical

El SD ha tratado de hacerse más amigable para el común de la población al abandonar medidas radicales como la salida de Suecia de la UE, pero mantiene la línea dura en temas como inmigración. De hecho, la creciente llegada de indocumentados, la violencia de las bandas en los suburbios y, la actual subida de los precios de la energía, calaron hondo durante la campaña y se han traducido en los mejores resultados de su historia. «El pequeño partido del que todo el mundo se reía hoy es el segundo partido más grande del país», espetó Akesson, con orgullo.

La trayectoria ascendente de la ultraderecha en Suecia es parte de un fenómeno que se observa cada vez con más nitidez en toda Europa. Uno de los ejemplos más claros y donde están dirigidos actualmente los focos es Hermanos de Italia, el partido ultra que encabeza Giorgia Meloni y que, según las encuestas, sería el vencedor de las elecciones del próximo 25 de septiembre. El último sondeo de intención de voto antes de los comicios reveló el viernes que la alianza de centro-derecha en torno a esta formación obtendría cerca de un 45% de los apoyos. Esto le permitiría hacerse con más de la mitad de los escaños, ya que el sistema electoral italiano favorece a los grandes bloques.

Del malestar por la carestía de la vida y los desorbitados precios de la energía también está sabiendo sacar rédito la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). No en vano, ha movilizado al electorado para celebrar este invierno una oleada de protestas en todo el país contra las «insuficientes» medidas adoptadas por el Gobierno federal para aliviar la carga de los ciudadanos por la guerra de Ucrania.

Jimmie Akesson, un controvertido líder

Sus primeros pasos en la política los dio con el Partido Moderado, de centro derecha, tras sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad de Lund. Pero su trabajo como diseñador de páginas web para la empresa British Medical Journal Aktiv, cofundada por el secretario general de SD, tiró de él hacia la formación radical. Su peinado impecable, gafas y perfecto afeitado blanquean su labor de convertir un movimiento marginal antiextranjeros, (‘Keep Sweden Sweidish’), en una alternativa de gobierno. Entró en el Parlamento en 2010 con el 5,7%, tras una campaña omnipresente que le pasó factura. En 2014 admitió su adicción a los juegos de azar en línea y estuvo de baja seis meses para desintoxicarse. En alguna ocasión ha declarado que los musulmanes son «la mayor amenaza extranjera desde la II Guerra Mundial».

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