La Ertzaintza carga contra un grupo de ultras del Zenit en Amara

| 8 diciembre, 2017

La jornada transcurría tranquila entre los aficionados del Zenit hasta que los más radicales protagonizaron varios incidentes a última hora de la tarde en Amara

JUANMA VELASCO. EL DIARIO VASCO.- Cuando todo parecía que los aficionados más radicales del Zenit iban a pasar por Donostia sin provocar incidentes, todo se torció poco después de las ocho de la tarde de ayer. Según fuentes de la Ertzaintza, cinco ultras fueron detenidos y cuatro de ellos resultaron heridos, después de que la Ertzaintza tuviera que cargar contra un grupo de 30 radicales rusos. Los cinco arrestados, a los que se les imputa un delito de desórdenes públicos y otro de desobediencia a la autoridad, permanecen en dependencias policiales y aún no han sido puestos a disposición judicial.

Según las mismas fuentes, los hechos ocurrieron alrededor de las 20.00 horas cuando un grupo de 30 ultras rusos comenzaron a lanzar sillas y porras extensibles a los aficionados realistas congregados en la plaza Ferrerías de San Sebastián. Ante estos hechos, los agentes antidisturbios de la Ertzaintza que vigilaban a los ultras rusos tuvieron que cargar contra los radicales, con el resultado de tres detenidos y un joven aficionado ruso herido.

Una hora antes, los ertzainas también tuvieron que intervenir en las calles de Amara, después de que localizaran a un grupo de 15 radicales rusos, que habían encendido bengalas. Los agentes localizaron a cinco de ellos y los condujeron al interior del estadio, sin que se produjeran detenciones.

Durante el partido los aficionados del Zenit se dejaron notar también negativamente. En el minuto 80 el lanzamiento de varias bengalas casi obliga a parar el partido. La imagen de decenas de aficionados sin camisetas entre el humo es poco habitual. Testigos relatan que fueron varios los padres que debieron abandonar junto a niños pequeños el estadio prematuramente al ocupar localidades cercanas a estos incidentes. «Uno de los niños estaba sufriendo claramente un ataque de nervios», explica una socia de la Real.

La mayoría disfrutó de la ciudad

Sin embargo durante todo el día de ayer la afición del Zenit se dejó sentir con tranquilidad por las calles de San Sebastián, donde disfrutó del día en buena armonía con la ciudadanía local. Muy disgregados, a los 900 rusos se les pudo ver paseando por Ondarreta, La Concha y el Paseo Nuevo, siempre en grupos reducidos y prácticamente sin causar problemas. Apenas entonaron cánticos, aunque sí se dejaron ver con alguna bufanda y chaquetas con el logotipo del club.

Por la tarde la cosa se complicó a medida que se acercaba la hora del partido y los aficionados más radicales llegaban a las inmediaciones del estadio de Anoeta. Así, a media tarde se registró en Amara una pelea entre un grupo de quince aficionados rusos, en la que intervino la Ertzaintza, que condujo a los jóvenes al interior del estadio. No hubo detenidos. El mismo grupo fue el autor del encendido de algunas bengalas poco antes por las calles. Poco después se registraba una nueva pelea, de mayor entidad, en la que esta vez también estaban implicados algunos aficionados de la Real. La Ertzaintza hubo de intervenir con una carga en las plazas Ferrerías y Armerías. La actuación policial se saldó con varios rusos detenidos.

El fuerte dispositivo desplegado por la Ertzaintza no dejó ningún cabo suelto y se vieron patrullas de agentes todo el día por el Boulevard, en el cruce de las calles Urbieta con Larramendi y conforme se acercaba la hora del encuentro en las inmediaciones de Anoeta hasta que finalmente debieron intervenir.

Durante el día sin embargo reinó la tranquilidad entre los aficionados del Zenit, la inmensa mayoría muy pacíficos. En la playa de Ondarreta, junto al muro del Tenis, tres valientes se dieron un baño en las calmadas aguas de la bahía. El sol que lucía a primera hora del día y una lámina de agua que parecía un plato de lo calmada que estaba, incitaban a la aventura. Teniendo en cuenta su procedencia hasta encontrarían reconfortante el baño. En Los Relojes, varios aficionados se fotografiaban con el marco incomparable como fondo. La mayoría de ellos se sorprendieron de la belleza y el tamaño de la ciudad, por la que pudieron moverse andando sin ningún problema. Algo imposible de hacer en San Petersburgo, que multiplica por diez el tamaño de San Sebastián.

En la Parte Vieja convivieron sin ningún problema con la parroquia local. Probaron los pintxos en bares y restaurantes, y se sentaron a la mesa para degustar una buena comida y hacer tiempo hasta el partido. En el Boulevard no dejaron pasar la ocasión de catar la sidra al txotx en la carpa allí instalada, donde brindaron por un buen resultado en Anoeta: «¡Nasdrovia!» (salud).

La sobremesa se alargó porque el tiempo así lo permitía. El mercurio no bajaba de los quince grados, consecuencia del viento sur que sopló sobre la ciudad. A las cuatro de la tarde todavía había grupos de aficionados en la terraza de La Rampa, en el Muelle, o en la segunda planta del restaurante Bokado junto al Aquarium.

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