Kamala Khan, la superheroína musulmana, sale al rescate de los suyos

, | 7 febrero, 2015

kamala-khanFRANCISCO APAOLAZA. DIARIO SUR.- Algunas guerras se combaten a sangre y fuego y otras, a papel y tinta. En San Francisco se libra una batalla contra los islamófobos a lomos de sus autobuses de línea. Sus anuncios ofrecen cada día un espectáculo ingenioso. Desde esas plataformas rodantes se dedican a boicotear una campaña publicitaria en contra de los países musulmanes. Este fuego comenzó a prender en las calles de la ciudad californiana a principios de año, cuando un partido alquiló medio centenar de espacios en el servicio de buses urbanos para lanzar sus consignas intransigentes. En esos mensajes, The American Freedom Defense Initiative (AFDI) pedía que no se diera ni un dólar más en ayuda a países musulmanes. También comparaba al líder palestino ya fallecido Haj Amin al Husseini con Adolf Hitler. «El odio islámico a los judíos no está en el Corán» o «Dos tercios de la ayuda norteamericana en cooperación va a países árabes. Detén el odio», eran algunos de los eslóganes. Ahora acusan a la AFDI de usar toda esa carga publicitaria para comunicar un mensaje terrible: «El islam es el nazismo».

El revuelo ha sido importante y el propio alcalde de San Francisco tildó las imágenes de inaceptables, aunque no las han podido retirar, pues según los juristas norteamericanos, la libertad de expresión y su tratamiento en la Primera Enmienda de la Constitución hacen imposible que cualquier organismo las prohíba.

La fundadora de la asociación que promueve los carteles es Pamela Geller, una activista que estuvo detrás del movimiento contra una mezquita cerca de la zona cero de Nueva York y a la que se le impide la entrada a Reino Unido y otros países por dirigir un grupo considerado radical y xenófobo.

El odio que destilan los anuncios resultó muy extraño en una de las ciudades más abiertas de EE UU y pronto varios artistas pusieron freno a la campaña. Como no podían prohibirla, decidieron taparla. Desde hace días, una superheroína ha acudido al rescate de la proverbial tolerancia de sus habitantes. Se llama Kamala Khan, una especie de Ms. Marvel musulmana, y su imagen cubre los exabruptos de los islamófobos. Ahora, los mensajes que se leen en los autobuses hablan de que «la islamofobia nos hiere a todos» o advierten de que «la libertad de expresión no es una licencia para expandir el odio».

«Hemos actuado por el discurso del odio con el que estas campañas normalizan la islamofobia y la violencia verbal en nuestra comunidad», han dicho desde Bay Area Art Queers Unleashing Power (BAAQUP), la asociación que promueve la contracampaña.

Ms. Marvel era una rubia boyante con un cuerpo de infarto y un traje con poca tela que se llamaba Carol Danvers. Hoy ese título lo ostenta Kamala Khan, la primera musulmana que protagoniza su propia serie de aventuras. La creó sin querer Sana Amanat, una trabajadora de la compañía Marvel que contó a su compañera G. Willow Wilson cómo había sido su infancia en una familia islámica de EE UU. Wilson, una dibujante musulmana de 32 años, se puso manos a la obra. Se inspiró en la jovencísima activista Malala Youzafai, la adolescente paquistaní a la que intentaron asesinar los talibanes y que terminó recibiendo el Nobel de la Paz. Kamala es una chica de 16 años que lidia con el mal ambiente de su escuela y con el estigma cultural de su familia. Un buen día, toma conciencia de sus superpoderes (puede agrandar su tamaño o empequeñecerse a capricho) y se dedica a combatir el mal como la primera heroína con velo de la historia. En comparación conla descocada CarolDanvers, Kamala es más recatada y sale a la calle a salvar el mundo con bastante más ropa, y las piernas y los brazos cubiertos.

Spiderman es mulato

G. Willow Wilson, que sigue dibujando las historias de Kamala, explica que la heroína vive sin llamar la atención en una familia extremadamente tradicional en la que hay un padre autoritario que quiere hacer de ella una doctora, y un hermano muy conservador que piensa que se quedará embarazada solo con rozar a un chico. «El personaje es parte de un viaje personal. No pretende ser un icono infantil religioso. Solo se trata de una chica que está en el punto de decidir quién quiere ser, como tantos otros adolescentes», dice Wilson.

La historia de Kamala está en la línea de la apertura de los horizontes sociales de la industria del cómic. El nuevo Spiderman de Marvel es negro e hispano, se llama Miles Morales y tienen un aire a Obama. Y la nueva princesa de Disney se llama Elena de Avalor:es de piel morena, cabello oscuro, exóticos ojos y vestido con volantes. Otro guiño a las minorías.

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