“Identidad es una palabra peligrosa”

| 26 septiembre, 2017

JUAN CRUZ.EL PAÍS.- Catalán, anticatalán. Si estás con el referéndum, catalán. Si no, anticatalán. ¿El argumento? No eres de aquí. Eres un renegado. Eres un fascista. Se lo han dicho a Serrat, se lo han dicho a Marsé. La violencia de los que han trazado esas banderías está en el señalamiento: a ese no lo queremos, no nos entiende, que se vaya.

La tachadura de la palabra Barcelona en la biografía de Marsé en una biblioteca catalana es más que un insulto o un símbolo: es una agresión que va al corazón mismo del hombre del que reniegan. “Fue uno solo”, dicen, para quitarle hierro al creyón negro de la tachadura. Uno solo es miles, y puede ser millones. Está firme el bando de los que han trazado la línea por la que no han de pasar los que están en contra, es la censura implacable de “los que no están con nosotros”.

¿Y a Serrat? No tiene nada que demostrar este poeta. Y sin embargo lo acorralan con palabras que parecen piedras oscuras en su mochila. Fascista. Desde Argentina el cantante lo ha dicho: no saben lo que es el fascismo. O acaso señalan con esa palabra para que el eco dé miedo. ¿Fascista Serrat? Es tan antiguo el insulto, tan inútil ya, y tan malvado.

Catalán, anticatalán. Tengo en la memoria la sonrisa de Puigdemont cuando Évole le pregunta por Kurdistán o el Sáhara, los referendos a los que el presidentdijo no. “Porque no estaban convocadosss”, dijo arrastrando sus dudas. La certeza está hecha para lo propio: los buenos y los malos, los catalanes que valen la pena y los catalanes que le dan pena, los que van a votar y los que dicen que no hay garantías para votar. Puigdemont es de la Cataluña indudable. Tomorrow belongs to me. Mañana Cataluña será el paraíso, no nos dejan serlo. La mentira es el fascismo por otros cauces.

 

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