Hitler no llegó al poder tras ganar unas elecciones: así fue el triunfo del nazismo

| 30 abril, 2020

FERNANDO M. CARREÑO. MARCA.- Es un lugar común histórico, aunque falso, que Hitler llegó al poder tras ganar unas elecciones. No es así. Hitler llegó al poder a base de ser el partido más votado en las elecciones, lo que no es lo mismo que ganarlas, porque en realidad nunca llegó a formar gobierno hasta que fue dictador. Hoy, el mundo conmemora el suicidio de uno de los seres más perversos del siglo XX, de tal modo que puede recordarse cómo llegó a alcanzar el poder en un país del nivel socioeconómico y cultural de Alemania. Ni fue inevitable ni arrollaron Se aprovecharon de muchas ayudas e imprudencias y realmente la persona clave para que el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) conquistar el poder, no fue Adolf Hitler sino otra persona: Franz von Papen.

Adolf Hitler sí había intentado conquistar el poder mediante una demostración de fuerza. Tuvo lugar en noviembre de 1923, cuando lideró una marcha armada de los seguidores de su aún pequeño partido en Munich, buscando conquistar el poder primero en Baviera y luego en toda Alemania, quizá a imitación de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini en 1922. La intentona acabó en desastre, con varios muertos y heridos en el NSDAP por disparos de la policía, y el propio Hitler salvando la vida por muy poco. Acabó encarcelado -de forma bastante benévola- y tomó la decisión de conquistar el poder, sí, pero por medios relativamente no violentos.

Franz von Papen

De hecho, quizá la historia de la conquista del poder por los nazis -un apelativo que ellos odiaban, pues venía a significar persona crédula o fácil de engañar- sea más interesante que lo que luego hicieron con él, pues puede ayudarnos a prevenir episodios de similar naturaleza. El NSDAP entró en el juego político de la República de Weimar, disputándose el espacio extremista con el KPD comunista. Los enfrentamientos fueron sumamente duros, no solamente dialécticos sino también a tiros, cuchilladas y golpes, pero tal cosa no era demasiado inhabitual en ese periodo histórico en muchos países.

Sin embargo, en NSDAP y su propaganda de «puñalada por la espalda» en la Guerra Mundial, odio al enemigo judío y bolchevique (ambas cosas en una) a la vez que a la «plutocracia capitalista» no despegaban. En las elecciones de 1928 apenas consiguieron un 2,63% de los votos y 27 escaños en el parlamento. Esas elecciones las ganó el SDP socialdemócrata (29,76%) seguido del DNVP conservador (14,25%), el Zentrum de la derecha moderada católica (14,25) y el KPD comunista (10,62).

Cartel electoral de Hiler. 1932

Sin embargo, en ayuda de Hitler vino el Crack del 29, que motivó la retirada de los fondos estadounidenses, sobre todo, invertidos en Alemania, paro y una enorme inflación. El discurso del NSDAP y el del KPD calaron ante unas masas que se sentían traicionadas por el ‘sistema’. En las elecciones de 1930 volvió a ganar el SPD (24,53%) seguido del NSDAP (18,25%) y el KDP (13,13%). En julio de 1932 el NSDAP fue el más votado (37,27%) seguido del SPD (21,58%) y el KPD (14,32%).

Sin embargo, el Parlamento -Reichstag- estaba muy fraccionado y era muy díficil imponer mayorías sólidas. Con todo, Hitler se había convertido en el personaje de referencia del momento. En las elecciones a la presidencia de la República de abril de 1932 se había presentado como candidato contra el anciano mariscal Hindenburg. Este le había derrotado ampliamente, pero su figura política salió reforzada.

Von Scheichler

En aquel momento surgieron dos personas. El general Kurt von Schleicher, que por su cercanía al presidente Hindenburg y su manejo de las intrigas parlamentarias era capaz de hacer caer gobiernos y forzar elecciones, y el citado Franz von Papen. Este no era nazi: era un monárquico conservador perteneciente al Zentrum, que buscaron un gobierno conservador apoyado por el NSDAP, pero sin que formar parte del mismo. El presidente Hindenburg estuvo de acuerdo y forzó la renuncia del canciller Bruning y nombró a Von Papen. Este, aparte del Zentrum, era miembro de algo llamado Movimiento Revolucionario conservador Querían volver a los tiempos de Bismarck (es decir, crear un III Reich), de ideología conservadora y paternalista en lo social.

Sin embargo, su plan no tuvo éxito. El Zentrum quería que el NSDAP entrara en el gobierno, en minoría, y se comprometiera con el mismo y sufriera también desgaste. Papen no quiso y tampoco el NSDAP, así que Hitler retiró el apoyo al plan y sin posibilidad de formar gobierno, se fue a nuevas elecciones. Estas fueron en noviembre de 1932 y en ellas el NSDAP volvió a ser el más votado, pero decayó. 33,09 % y 196 diputados.

Paul von Hindenburg

En ese momento el impulso de Hitler pareció agotado. Además, el gran capital que apoyaba al partido empezó a alejarse ante la presencia de las SA, una masa paramilitar de cuatro millones de miembros que predicaba un difuso obrerismo fascista, y que hablaba contra los capitalistas con tanta furia como contra los judíos -de hecho, Hitler en aquellos tiempos había aparcado temporalmente el antisemitismo-. Su líder, Ernest Röhm, apoyaba a Hitler, pero no tanto algunos aliados suyos como los hermanos Gregor y Otto Strasser… y Joseph Goebbels.

Ante una nueva situación de impasse, se barajaron diversas soluciones de ingeniería parlamentaria: separar al grupo de Strasser de Hitler, que Schleicher fuera canciller… Finalmente, este llegó a serlo pero no pudo dividir el NSDAP. La única posibilidad de formar un gobierno era que Von Papen y el nuevo líder del conservador DNVP, Alfred Hugenberg, consiguieran involucrar al NSDAP. Hitler aceptó pero con una condición: él sería el canciller, el primer ministro.

El problema era que eso dependía de un nombramiento de Hindenburg y este no tenía buena opinión de Hitler. Tras una primera entrevista tormentosa, dijo que no le nombraría ni ministro de correos, y eso fue antes de que este hablara sobre la senilidad del mariscal, que tenia 85 años, sin respeto a su condición de ‘gloria nacional’. Pero entre Von Papen, Von Schleicher y Oskar, el hijo de Hindeburg le convencieron: ofrecería la jefatura del gobierno a Hitler. El NSDAP entraría con pocos ministros en el gobierno y Von Papen y Schleicher controlarían a Hitler. Ese era el plan.

Ernest Roehm

El 31 de enero de 1933 Hindenburg recibió al grupo. En la antesala un inquieto Hitler planteó un órdago: Quería todo el gobierno, o nada. Von Papen y Schleicher se resistieron. Hindenburg, desde su despacho, oyó los gritos y mandó a un ayudante: Si no pasaban en ese instante al nombramiento, él se iba de vacaciones y ellos podían seguir discutiendo. Transigieron. Hitler juró el cargo. Von Papen y Schleicher sonreían. Pero esa misma noche Goebbels montó una manifestación con antorchas de miles de SA y empezaron quizá a pensar que igual no habían calculado bien.

Otros estaban de acuerdo. El general Erich Luddendorf había dirigido militarmente a Alemania en la primera guerra mundial junto al propio Hindenburg, y después había estado junto a Hitler en el ‘Putsch’ de Munich y por tanto le conocía bien. Envió al presidente una durísima carta: «Le prevengo que ese fanático llevará a nuestra Patria a la perdición y la sumirá en la más espantosa miseria. Las futuras generaciones le maldecirán a usted en su tumba por lo que ha hecho.»

Pero ya estaba hecho. En ese gobierno, los únicos nazis eran Frick (Interior) y Goering (sin cartera) con aliados como Von Neurath (Exteriores) y Gurtner (Justicia). Von Papen dijo: «en dos meses habremos arrinconado tanto a Hitler que se pondrá a chillar». Pero es que Hitler no pensaba usar al gobierno… Poco después Hitler planteó a Von Papen que el apoyo parlamentario era escaso y hacían falta nuevas elecciones. Este se resistió pero Adolf le prometió respetar su cuota de poder. Se previeron para el 5 de marzo de 1933. Pero…

Joseph Goebbels

El 27 de febrero de 1933 el Parlamento, el Reichstag, ardió. Von Papen fue testigo presencial. Desde el gobierno se acusó a los comunistas, que fueron perseguidos por la policía y las SA, habilitados como auxiliares. En realidad, investigaciones posteriores han señalado más bien a las propias SA, dirigidas por Goering. Hitler proclamó el peligro de un golpe de estado y pidió poderes dictatoriales. Von Papen convenció a Hindenburg para concederlos.

Hitler ya era dictador pero aún tenía oposición. Fue arreglando los flecos. Por ejemplo, a cambio de un Concordato el Papa Pío XII desactivó al movimiento político católico, que a su vez había expulsado a Von Papen. Las elecciones se celebraron en mayo de 1933 con Hitler como dictador, con los comunistas perseguidos… y ni aun así logró mayoría absoluta ni en votos (43,91%) ni en escaños: 288 de 647. Total, daba ya lo mismo.

El Reichstag. 1933

El principal problema que le quedaba era la oposición interna: la posible de las SA y Roehm, de los hermanos Strasser y la quizá velada de Goebbels. Esos eran la ‘izquierda nazi’, los del obrerismo fascista. A la derecha estaban Von Papen y Schleicher, como enlace con la banca, la gran industria y el ejército. Hitler se decantó por los segundos, ya mucho más útiles, Además, el ejército exigía la neutralización de las SA. El 3 de julio de 1934 tuvo lugar la «Noche de los Cuchillos Largos».

En acción urdida por Himmler y Heydrich, Hitler dirigió en persona el arresto y posterior fusilamiento de la cúpula de la SA. Posteriores acciones extendieron la represión. Murió Gregor Strasser. Otto escapó al extranjero. Goebbels cambió de bando y asistió al arresto de los SA. La ‘derecha’ recibiría su advertencia también.

Von Papen y los conservadores habían protestado porque el totalitarismo nazi les dejaba fuera a ellos. En discursos y artículos señalaron su preocupación por la ‘deriva’ del NSDAP reclamando, en cierto modo, la dirección del gobierno. Bien. Edgar Jung, secretario de Von Papen y autor de sus discursos, fue asesinado en su oficina por pistoleros del NSDAP. Y también mataron a Schleicher: no se había olvidado que conspiró para desplazar a Hitler. A él y a su esposa los mataron a tiros en su casa. La ‘purga’ superó, según diversos historiadores, el millar de personas. El nazismo podía comenzar. Dos años después murió el presidente Hindenburg.

El Reichstag y Berlín. 1945

El epílogo lo podemos encontrar en un Von Papen ya totalmente ‘domesticado’: pasó la II Guerra Mundial en Turquía como embajador. Logró que los turcos no apoyaran a los aliados, aunque no que se sumaran al Eje. Tuvo un golpe de suerte: el espía Cicerón. Tras la guerra fue juzgado en Nuremberg y se le acusó, entre otras cosas, de haber llevado al poder a Hitler. Fue absuelto. Murió en 1969, a los 89 años.

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