En las filas del Gobierno húngaro hay nostalgia por el autoritario Horthy

, | 3 diciembre, 2019

EFE. LA VANGUARDIA.- La nostalgia por el autoritario líder húngaro Miklós Horthy (1920-1944) en las filas del ahora gobernante partido Fidesz causa controversias en Hungría, cuya historia está marcada no solo por el fascismo y comunismo sino también por el exterminio de la mitad de su población judía en el Holocausto.

Si bien el primer ministro, el ultranacionalista Viktor Orbán, ha reconocido ya varias veces la responsabilidad del Estado húngaro en el Holocausto, su partido no ha dejado de relativizar una y otra vez ese mismo rol con un discurso ambiguo y con homenajes a polémicos personajes de la época.

A mediados de noviembre, el exministro de Gobernación János Lázár visitó la tumba del propio Horthy en Kenderes, su lugar de nacimiento al sureste de Budapest.

«Horthy, con sus compañeros y aliados, salvó a Hungría», dijo allí el político conservador, un destacado miembro del Fidesz y estrecho aliado de Orbán.

Además, afirmó que Horthy «fue un soldado heroico, un verdadero patriota húngaro, a quien hay que recordar rindiendo homenajes».

PROTESTAS DE LAS VÍCTIMAS DEL NAZISMO

Según la Federación Nacional de los Perseguidos por el Nazismo (NÜB) este tipo de homenajes a Horthy son «trágicos» y «vergonzosos».

El Gobierno de Orbán y el Fidesz intentan crear así -dice la NÜB- una imagen positiva de Horthy, quien sin embargo fue «responsable de la muerte de varios centenares de miles de inocentes húngaros: militantes de la resistencia, antifascistas, judíos y gitanos».

Diferentes representantes del Fidesz participaron en los últimos años en actos conmemorativos e inauguraciones de monumentos y estatuas dedicados a polémicos personajes del régimen de Horthy.

Por eso, la Mazsihisz, la principal organización judía de Hungría, exige más diálogo y educación sobre el tema, y crítica con vehemencia al Fidesz.

«Protestamos lo más categóricamente posible contra la rehabilitación de políticos que no se lo merecen», señaló András Heisler, el presidente de Mazsihisz.

«Lo sentimos que haya pasado otra vez. Estamos tristes», agregó con motivo de la inauguración en septiembre pasado de un monumento para un polémico político durante la época de Horthy.

EL ESTADO DE HORTHY, AUTORITARIO Y NACIONALISTA

Miklós Horthy creó como gobernador hace un siglo un Estado autoritario y nacionalista en Hungría, en una época en la que el país que surgió del Imperio Austro-Húngaro perdió tras la Primera Guerra Mundial dos tercios de su territorio.

El país entró en la Segunda Guerra Mundial como aliado de la Alemania nazi e incluso participó en el ataque a la Unión Soviética en 1941, perdiendo más de 200.000 soldados.

Más tarde, todavía bajo la gobernación de Horthy, en marzo de 1944, las fuerzas nazis ocuparon Hungría sin resistencia alguna.

Entonces, el partido de la Cruz Flechada (pronazi) formó un nuevo Gobierno que organizó la deportación y el asesinato de un estimado medio millón de judíos, todo ello con la activa participación de muchos húngaros.

El Gobierno de Orbán centra su interpretación histórica en que Hungría fue una «víctima indefensa» de los nazis y que en marzo de 1944 directamente perdió cualquier soberanía.

POLÉMICOS MONUMENTOS

El llamado «Monumento a las víctimas de la ocupación nazi», levantado en 2014 en el centro de Budapest a iniciativa del Gobierno, es un ejemplo de esa postura.

El monumento fue inaugurado en medio de protestas de la comunidad judía y otros colectivos cívicos críticos con el Fidesz.

Hoy, el lugar se ha convertido en toda una atracción turística, principalmente por la reacción espontánea de los vecinos que improvisaron una muestra de objetos relacionados con el Holocausto que colocaron al pie de la estatua.

Eso fue lo que pidió un grupo de intelectuales y artistas cuando en marzo de 2014 organizó un «flash mob» junto al monumento y la muestra sigue allí hasta hoy, con numerosos objetos personales de personas asesinadas en el Holocausto.

«Protestamos así contra la postura de que Hungría no tiene responsabilidad de nada, que todo fue algo que hicieron los nazis. Sabemos que eso no fue así», explica en unas declaraciones a Efe Mária Heller, una de las integrantes de ese grupo que ha llamado su iniciativa como «Monumento Vivo».

«Nunca pensamos que esto iba a durar seis años», reconoce Heller, cuyo grupo organiza además en la misma plaza conferencias sobre diferentes temas «no resueltos» de la historia húngara.

CRÍTICAS DE ANTISEMITISMO Y AMISTAD CON NETANYAHU

El líder del Fidesz es criticado de usar un sutil discurso antisemita, principalmente a raíz de las campañas públicas contra las ideas de sociedades abiertas del magnate y filántropo estadounidense George Soros.

Orbán, quien en su momento disfrutó de una beca de Soros para estudiar en el Reino Unido, considera ahora al inversor como su «enemigo político» más importante.

Precisamente, esta enemistad le une al primer ministro de Israel en funciones, Benjamín Netanyahu, también crítico con Soros.

A pesar de su enemistad con Soros, un superviviente húngaro del Holocausto, Orbán reconoció durante una visita de Netanyahu a Budapest en 2017 que Hungría no había defendió a sus conciudadanos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Poco antes describió a Horthy como un «hombre de estado extraordinario», Orbán calificó como «pecado» que Hungría hubiera decidido entonces colaborar con los nazis en lugar de defender a la comunidad judía.

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