El ‘plan renove’ de la extrema derecha en España

| 12 octubre, 2013

La crisis, el descrédito de los partidos y el auge del soberanismo catalán actúan como caldo de cultivo para los grupos más ultras.

Los postfranquistas se agrupan en La España en Marcha, mientras muchos otros se dejan influenciar por los nuevos aires que vienen de Grecia e Italia.

UltraderechaEspaña LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL. PÚBLICO.- La crisis económica, a la que se suma la crisis de los grandes partidos, es una ventana de oportunidad para nuevas fórmulas políticas que pretenden hacerse con el descontento ciudadano. Aunque así lo ha entendido la izquierda, éste también es el caldo de cultivo en el que crecen los movimientos de extrema derecha y neonazis, que ahora reciben los aires frescos que les vienen del Mediterráneo. Si la izquierda quiere parecerse a la Syriza griega, los ultras españoles siguen fascinados cada paso de Amanecer Dorado. Y si Italia ha sido quien ha apadrinado un populismo progresista como el de Beppe Grillo, de quien también muchos quieren tomar ejemplo, sus neonazis de estilo más postmoderno, Casa Pound, tienen ahora también sus seguidores entre los más jóvenes ultras españoles.

Hay un tímido resurgir de los grupos de extrema derecha, cada vez más numerosos, con menos complejos y más decididos. Sin embargo, de momento están muy lejos de poder aspirar a un frente electoral con alguna posibilidad real. Tampoco cuentan a día de hoy con la capacidad de movilización en las calles y de organización social que tienen en otros países, tal y como señalan activistas, expertos y policías. Y esto se debe fundamentalmente a dos motivos: por un lado, la cercanía en el tiempo de la dictadura de Franco impide que las ideas más derechistas puedan calar en una amplia base social afín pero aún acomplejada; por otro, el Partido Popular continúa acogiendo en su seno a un sector que en otros países abrazaría opciones fuera de los partidos conservadores tradicionales, como ponían de manifiesto este verano las diversas publicaciones de fotografías de miembros de Nuevas Generaciones con simbología franquista y fascista.

No obstante, el creciente descrédito del PP, provocado por las políticas de ajuste y los casos de corrupción, está abriendo la puerta para que la extrema derecha, que nunca ha dejado de estar al acecho, pueda ir pescando en nuevos calderos. A estos abonos se suma el que siembra el auge del soberanismo en Catalunya, que despierta el odio más profundo en una derecha siempre convencida de que «España es una y no 51». Al grito de «No nos engañan, Catalunya es España» irrumpieron en la delegación de la Generalitat en Madrid un grupo de militantes de Alianza Nacional, uno de los tantos grupúsculos en los que se organizan los jóvenes más «patriotas».

«No contábamos con esta acción de protesta y la verdad es que nos sorprendió» destaca José María Benito, portavoz del Sindicato Unificado de Policía. Destaca lo «bien organizada» que estuvo y que «contaron con un buen abogado y buen asesoramiento». Pese a que Alianza Nacional hasta ahora no destacaba entre la docena de agrupaciones ultras que anidan por Madrid, este asalto ha provocado que Izquierda Unida pida su ilegalización, posibilidad que la Fiscalía del Tribunal Supremo está sopesando.

Pese a la alarma en las instituciones y medios de comunicación, desde la Policía afirman que ésta no es una de sus prioridades. «La extrema derecha en España no nos preocupa, son muy pocos y están abocados al fracaso» afirma Benito. No les preocupa, pero sí están al tanto del proceso de reorganización que se está produciendo en el seno de los grupos más combativos, que el pasado 18 de julio impulsaron la nueva plataforma unitaria España en Marcha. En ella confluyen La Falange, Nudo Patriota, Alianza Nacional, Movimiento Católico Español y Democracia Nacional. Esta plataforma ha saltado a la palestra a raíz de la convocatoria que lanzó para marchar en manifestación este 12 de octubre, Día de la Hispanidad, en Barcelona bajo el lema «Catalanidad es Hispanidad». En un primer momento su objetivo era salir del popular barrio de Sans e ir hasta Montjuïc, «pero la presión popular ha conseguido que las autoridades les ilegalicen ese recorrido y les prohíban pasar por Sants», explica David Karvala, portavoz de la Plataforma contra el Feixisme y el Racisme de Barcelona.

Aires mediterráneos

En Valencia los neonazis siguen gozando de uno de sus mayores feudos, contando con una mayor base social y el apoyo de un importante entramado empresarial. El pasado 9 de octubre, Día de la Comunidad Valenciana, irrumpieron en la manifestación un centenar de jóvenes neonazis con una pancarta en la que podía leerse «combatimos el independentismo». Al poco de iniciarse la marcha, desplegaron otra pancarta pidiendo la libertad «a los presos políticos griegos». Desde la muerte del emblemático joven militante antirracista Guillem Agulló el 11 de abril de 1993, apuñalado por el skin Pedro José Cuevas, la Comunidad Valenciana ha sido la zona donde más agresiones fascistas se han registrado, mientras sus agrupaciones crecían más que en cualquier otra parte. España 2000, con fuertes relaciones con el Frente Nacional de Le Pen, cuenta con tres concejales en el Comunidad Valenciana y otro en la localidad madrileña de Alcalá de Henares.

Su líder es José Luis Roberto, sin duda uno de los personajes más carismáticos del mundillo ultra. Antiguo militar y propietario de la empresa Levantina de Seguridad, en la que se ha dicho que se adiestran los jóvenes militantes de España 2000, también es propietario de un buen número de empresas dedicadas a hostelería, comunicación, material contra incendios, deportivas, alimentación para deportistas, uniformidad militar y laboral, teniendo más de un millar de empleados a sueldo. Es conocida su faceta de representante del mundo de los locales de prostitución, siendo el jefe de los servicios jurídicos y secretario general técnico de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne, lo que le ha granjeado críticas por parte de otros grupos de extrema derecha más tradicionalistas. Entre otras hazañas, en su haber cuenta con una detención durante la Transición por la colocación de dos bombas en unos encuentros independentistas de Valencia. También ha sido denunciado por diversas organizaciones, como SOS Racismo, por incitar al odio racial, la violencia y la discriminación, permitiendo que en sus manifestaciones sean coreados lemas xenófobos y racistas, así como por la exhibición de emblemas nazis y fascistas.

Más al norte, en Catalunya, la extrema derecha también ha crecido y mutado durante los últimos años. «Desde la perspectiva catalana hay dos realidades diferentes que se solapan. Por un lado, el discurso populista de Plataforma per Cataluna (PxC) y Josep Anglada; por otro, los grupos neonazis más similares a los de España en Marcha», explica David Karvala, el portavoz de la Plataforma contra el Feixisme y el Racisme de Barcelona. Sin embargo, las derrotas electorales de Anglada, que bajó del 2,4 % al 1,6% de los votos en un momento de auge de la extrema derecha en España y Europa, ha hecho girar a parte de su base social y mirar directamente a un horizonte más nacional-socialista. En Barcelona han irrumpido unos nuevos jóvenes que hacen gala de un discurso innovador y desconocido hasta el momento: son los que se reúnen en el Casal Tramontana, en el barrio barcelonés de El Clot.

Mutación en curso

A principios de 2012 apareció este Casal Tramontana, a imagen y semejanza de los italianos de Casa Pound, neo-fascistas de nuevo cuño que se alejan de los discursos tradicionalistas de la extrema derecha clásica y luchan en la trinchera de la denuncia de problemas sociales como el de la vivienda. Con estética juvenil y discurso renovador, son los nuevos camisas-negras que irrumpen sin complejos en las calles, tal y como lo hicieron sus antecesores en la agitada Europa de los años 30. Además, Tramontana actúa también como nexo entre el mundo skin y PxC, al mismo tiempo que son los que más relaciones directas tienen con Amanecer Dorado. Dos de los activistas más destacados de las juventudes de PxC y del Tramuntana, Alejandro Fernández y Sergio Concepción, viajaron a Grecia del 25 de agosto al 4 o 5 de septiembre y mantuvieron reuniones con los dirigentes de la extrema derecha griega. «Este modelo, con una estética más radical, se presentan como los nuevos anti-sistema, es algo nuevo en el Estado Español, es la misma estrategia que el fascismo clásico», asevera Karvala.

En esta línea también están en toda España los militantes del Movimiento Social Republicano (MSR). A modo de ejemplo de su discurso que rompe con el tradicionalismo de España en Marcha, este 12 de octubre se manifiestan en Madrid bajo el lema «Por la República Social Española». Han participado en algunas manifestaciones en defensa de la Sanidad pública, pero, también fijándose en Amanecer Dorado, una de sus labores en la actualidad son los repartos de comida entre los más necesitados, como el que llevaron a cabo el pasado 6 de octubre en Sabadell. Además, en su web hacen campañas como «Saca tu dinero del banco».

Los más jóvenes seguidores de este fenómeno se han organizado en Respuesta Estudiantil, un colectivo de estudiantes de extrema derecha que se han sumado a la lucha contra las tasas y la reforma educativa de Wert. Ya tienen colectivos organizados en al menos media docena de universidades españolas. En todas sus apariciones públicas en protestas unitarias han provocado choques con el resto de colectivos estudiantiles, apareciendo en las manifestaciones en grupos con banderas de España. «Cuando los estudiantes nos damos cuenta de la zozobra de nuestro sistema educativo y de cómo la clase política está hundiendo al país en la miseria, hartos de ver esta situación decidimos organizarnos, y es cuando nace Respuesta Estudiantil», declaran en su página web. En Madrid, a grito de «Wert dimisión» ya han hecho su aparición en al menos dos manifestaciones de estudiantes, de las que han tenido que ser expulsados por la Policía para impedir el enfrentamiento con el resto de jóvenes.

¿Tienen alguna posibilidad real todos estos movimientos de levantar un referente unitario de extrema derecha en España? Veterano en el activismo contra el fascismo y la intolerancia, David Karvala asegura que «el riesgo existe»: «Si no hacemos nada es muy posible que continúen creciendo y vayan ganando cada vez más parcelas de poder. Estos movimientos crecen siempre que no se les para. Y la mejor forma para hacerlo es señalarles públicamente como lo que son, unos fascistas».

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