El encierro aumenta el riesgo a posibles víctimas de agresiones sexuales

| 12 mayo, 2020

STALIN CARRIÓN. EXTRA.- Esta vez la caída del sol no solo precedería al anochecer, sino a una perturbadora noticia que sería revelada en la casa de unas gemelas, de 3 años, quienes acababan de compartir junto a su joven tío una tarde de juegos. Al menos, es lo que pensaban sus familiares.

El muchacho gozaba del aprecio de quienes convivían con él y es por eso que, sin impedimentos, disfrutaba de tiempos a solas con sus sobrinas, porque -se suponía- también cuidaba de ellas.

Sin embargo, a las 18:00 del pasado 3 de mayo, la verdad se descubrió cuando una de ellas contó a su hermana mayor que su tío le había bajado el pantalón y “puesto su miembro viril” en sus partes íntimas, según consta en el informe del relato de la joven.

Minutos antes, el sospechoso había estado con las pequeñas, en la terraza, y a pesar de que el inmueble es compartido por una numerosa parentela, ningún otro allegado habría notado lo acontecido.

Desconcertados, los padres de las víctimas buscaron ayuda y en pocos minutos el individuo fue detenido por agentes de la Policía Judicial de Tulcán, en la provincia de Carchi, dentro del inmueble en el que se habría perpetrado el delito, en el sector noreste de la ciudad.

El psicólogo forense Segundo Romero, perito del Consejo de la Judicatura, sostiene que “este tipo de violaciones, por lo general, son cometidas por una persona cercana. El 70 % de las denuncias en la Fiscalía, por estos casos, son en contra de alguien del entorno familiar o social de la víctima”.

Para el especialista, en ciertos hechos existen antecedentes al cometimiento del abuso, porque los agresores suelen empezar con un proceso de seducción, con el que buscan enganchar a su víctima, aunque considera complicado que alguien ceda a los galanteos.

“Es por eso que, al no conseguir su objetivo inicial, el perpetrador se torna hostil. Su actitud se vuelve agresiva en contra de la persona que quiere poseer, pero no cuando está frente a los demás, pues mantiene una doble fachada”, explica Romero.

El experto precisa que, sobre todo en casos de menores de edad, el violador busca caer bien ante los padres o tutores. “Humilla a los niños. Dice a los papás que tienen un hijo vago o desobediente, siempre de una forma en la que busca ganarse el respeto y, si es posible, hasta la admiración”, señala.

De esta forma, el abusador transmite a la posible víctima que cuenta con respaldo y que, de suceder algo, es en él en quien van a creer.

“Puede tratarse de un amigo, de un padrino o, incluso, de cualquier familiar. Y esto es algo de lo que debemos tener mucho cuidado, porque estamos en una cuarentena que nos obliga a estar encerrados en casa y podríamos cometer el error de tener un exceso de confianza”, asevera el psicólogo forense.

Para Romero, el atacante sexual, quien en este momento puede estar en el entorno familiar, no solo espera una oportunidad, la pueda fabricar. Y eso es lo que aumenta el riesgo -para los posibles perjudicados- durante el aislamiento por el que atraviesa el Ecuador, a causa del coronavirus.

“Se puede estar compartiendo la casa con el enemigo. Y reitero, en la cuarentena será igual de difícil detectar al abusador, porque tratan de manejar una doble personalidad. Por eso hay que ser muy desconfiados”, argumenta.

Convenció a la víctima

El caso de las gemelas no ha sido el único que, durante esta emergencia sanitaria, la Policía Judicial ha expuesto. En la provincia de Los Ríos, en el cantón Quevedo, una niña de origen extranjero, de 9 años, fue abusada sexualmente por su arrendatario, un hombre de 70 años.

El sujeto hacía parte del entorno social de la víctima. El hecho fue descubierto el pasado 30 de abril, cuando la madre de la afectada notó un comportamiento extraño en ella y, tras varios diálogos, la menor confesó que “el dueño de la casa había tocado sus partes íntimas”.

De acuerdo con el informe de la investigación, el sospechoso habría persuadido a la niña de ir a una habitación con él. Es en ese lugar, del sector Las Palmeras, donde perpetró el hecho.

“En este caso vemos que el sujeto pudo convencer a la víctima, aunque no sabemos si para conseguirlo la intimidó de algún modo. Lo que sí está claro es que aprovechó un momento a solas, en el que seguramente calculó que no sería descubierto. Por eso, no hay que ser confiados. Hay que tener mucho cuidado”, añade Romero.

Incremento

Para la Fiscalía General del Estado, de acuerdo a sus registros, los casos de delitos sexuales han disminuido, pero no desaparecido.

El pasado martes, en su cuenta oficial de Twitter (@FiscaliaEcuador) informó que el número de denuncias “registra una disminución desde que se decretaron la emergencia sanitaria (declarada el 11 de marzo) y el toque de queda”.

En un corte estadístico, del 27 de enero al 15 de marzo, se refleja que el Ministerio Público recibía un promedio de 131 denuncias semanales por el delito de violación. En cambio, entre el 16 de marzo y el 3 de mayo, la media bajó a 34 casos por semana.

No obstante, en una comparación entre las dos últimas semanas se puede observar un incremento del 31,43 %, puesto que entre la semana del 20 al 26 de abril se suscitaron 35 hechos, mientas que del 27 de abril al 3 de mayo, 46.

William Aguilar, fiscal de Guayas, coincide que “la mayoría de estos casos se dan dentro de la misma casa, por alguien del entorno familiar, donde no debería suceder. Además, se entiende que los otros familiares de la víctima están cerca, pero aún así se dan estos hechos”.

El funcionario explica que la violación es penada con prisión de 19 a 22 años, pero esclarece que existen agravantes que, a un procesado, le impone directamente el máximo de la pena.

“Cuando la víctima sufre una lesión crítica o daño psicológico, o si como consecuencia de la infracción contrae una enfermedad grave o terminal, o también si la víctima es menor de 10 años y cuando el agresor es un familiar, como tutor, representante legal o alguien de su círculo íntimo”, arguye el operador de justicia.

Con muerte, la pena aumenta a la de asesinato

Aguilar recalca también que, de causar la muerte de la víctima, el delito será penado igual que el asesinato, cuya sanción contempla prisión de 22 a 26 años.

Ese fue el caso de un joven, de 27 años, quien el pasado 26 de abril presuntamente agredió sexualmente a su hijastra, de apenas 14 meses de nacida. El hecho se suscitó en el cantón El Carmen, provincia de Manabí.

Pero el sujeto no llegará al juicio que determinaría su culpabilidad, pues el pasado miércoles fue hallado muerto en la cárcel de Santo Domingo, en su celda, semisuspendido de los barrotes, con una sábana alrededor de su cuello. Seis días antes fue violado por un grupo de reos, quienes incluso le introdujeron, vía anal, un palo de escoba.

“Efectivamente, la mayor parte de estos casos los cometen personas del mismo entorno. Hay que tener mucho cuidado en nuestro alrededor y, cuando se establecen nuevas relaciones, tener mucha precaución, porque no siempre se llega a conocer por completo a una reciente pareja”, advierte el fiscal Aguilar.

Por eso, Segundo Romero acentúa que “no todo violador es psicópata o tiene rasgos psicopáticos. Debemos tener en cuenta que va a usar una doble fachada, para encontrar el momento propicio para actuar. Hay que ser desconfiados”.

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