El declive de los grupos de extrema derecha

| 10 diciembre, 2019

Las luchas internas y la irrupción de Vox en el tablero político han restado fuerza a los grupos ultras en Madrid

CARLOS HIDALGO. ABC.- «Bienvenidos los tiempos difíciles, porque ellos harán la depuración de los cobardes». Son palabras de José Antonio Primo de Rivera que últimamente repite, más de lo habitual, Fernando Maqueda, miembro destacado de La Falange. «Es su manera de afrontar el cabreo que tienen por cómo están sufriendo el movimiento de extrema derecha su declive en los últimos tiempos», explican fuentes policiales.

Y así es, a tenor de las cifras y de la menor presencia de estos radicales en las calles de Madrid. Si hace dos años los miembros activos de estos grupos se cuantificaban en unos 1.500, en la actualidad no llegan a los 300. Las razones son varias, pero sobre todo dos: la fuerte irrupción de Vox en el tablero político (como cuando Podemos entró en las instituciones y cesaron las revueltas de la extrema izquierda) y las luchas intestinas en facciones que antes se mostraban unidad, como el Hogar Social Madrid, que era el que más ruido hacía en la capital.

Ya ocurrió hace unos años, cuando el líder del sindicato ultraderechista Respuesta Estudiantil (RE) en la zona de Levante se marchó, con apenas 18 años, para pasarse a Ciudadanos. RE es otro de los grupos que han desaparecido prácticamente de la escena de la extrema derecha. Lo mismo que Liga Joven, la facción del Movimiento Social Republicano (MSR). Dos hermanos gemelos de Elda (Alicante), que habían entrado en la organización con apenas 12 años, la abandonaron para fundar el Hogar Social de Alicante. El MSR, que en su día gozó de notable presencia, sobre todo en el mundo universitario, quedó literalmente en tres miembros, hasta que se disolvió el año pasado.

La decadencia del Hogar Social

Del MSR proviene Melisa Domínguez Ruiz, máxima responsable del Hogar Social Madrid. Su organización, de corte neonazi, saltó a la palestra hace un lustro a raíz de distintas okupaciones (y desalojos) de edificios en la capital. Su mantra es la defensa de los derechos de las clases desfavorecidas… siempre y cuando sean españolas. Un discurso de odio y xenófobo que la acabó llevando junto a otros compañeros a los juzgados, después de que lanzaran bengalas contra la Mezquita de la M-30 la noche de los atentados yihadistas de Bruselas. D

e medio centenar de miembros, apenas queda una docena. En el último desalojo, cuando entró la Policía, apenas había cinco personas dentro, entre ellas la propia Melisa y su mano derecha, Jorge de la Hera. «Él es un chico de familia bien que acabó metido en el HSM, con la cabeza bien amueblada, pese a todo.Es de los pocos fieles que le quedan a Melisa, que ha visto cómo su gente se ha pasado a Vox (bien militando en el partido o bien apoyándolo desde fuera) o han acabado a tortas por luchas internas: desde broncas porque algunos consumían estupefacientes a otras por diferencias ideológicas y por el control de la organización», explican expertos policiales a ABC.

«Ellos van diciendo que se han quedado los mejores. Pero es mentira, y lo saben. Intentan sacar la cabeza como pueden. Ahora se han apuntado a las protestas en contra del centro de menores extranjeros no acompañados (menas) de Hortaleza; pero también a secundar la huelga de la EMT… Y fueron los primeros en apoyar el año pasado a los taxistas, en contra de las VTC. Las campañas de recogida de comida que realizan los viernes ya no son como antes… Siguen en El Carmen y en el Barrio de la Concepción y hacen el reparto los domingos, pero no con tanto seguimiento», añaden.

Melisa, indican, «lleva tiempo cuestionada, ya no la quieren».«En el edificio en el que están ahora, una antigua sede de CC.OO., en la plaza de Cristino Martos, apenas se nota actividad». Se constituyeron como partido político, sin repercusión alguna; la Policía desmanteló su brazo en Toledo, pues llegaron a amenazar a agentes de Información, y el de Granada desapareció.

Las Falanges, unidas el 20-N

En cuanto al resto de grupos, la Policía destaca un hecho que no se había producido: «Al ser ya tan pocos, se han juntado.Incluso el reciente 20-N, la Falange de las JONS y la FE-La Falange fueron de la mano en el homenaje y lo protagonizaron, algo que no había ocurrido nunca».

La ultraderecha se ha encontrado, además, con otro problema añadido: sus canales de YouTube han sido «castrados» por la propia política de la empresa, al considerar que propagan discursos de odio.

Alianza Nacional y el Movimiento Católico español ya no existen. De las Juventudes de Canillejas apenas se sabe nada desde que participaron en una manifestación en el barrio en contra del funcionamiento del estadio Wanda Metropolitano: «Y los de Skin Retiro van a lo suyo: prácticamente es el único grupo de cabezas rapadas clásico que continúa, con algunos enfrentamientos callejeros.

El fiasco de Martín Ynestillas en las europeas

Se hacen llamar ADÑ (Identidad Española), una plataforma formada por FE de las JONS, Democracia Nacional, La Falange (FE) y Alternativa Española. Uno de sus líderes es Martín Sáenz de Ynestrillas, hermano Ricardo, quien se hizo conocido como uno de los principales estandartes de la extrema derecha en España en los años 90.

Este partido se presentó a las elecciones europeas del pasado mayo, consiguiendo una representación ridícula: 11.798, apenas un 0,05%.

Su discurso va contra la Ley de Memoria Histórica, «la profanación del Valle de los Caídos», la salida de España del euro, «reivindicar la tradición cristiana como base de los valores y la cultura europea», «controlar de forma efectiva nuestras fronteras»…

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