El alcalde de Yesa lleva al juzgado a una víctima del franquismo por acusar a su familia de robar

| 23 mayo, 2019

Roberto Martínez pide a la vecina Carmen García, de 90 años e hija de un concejal republicano fusilado en 1936, que se retracte por haber acusado a su abuelo de apropiarse de unas tierras

SANGÜESA. NOTICIAS DE NAVARRA.- Roberto Martínez Luyanbo, alcalde de Yesa, llevó ayer ante el juez de paz a la vecina de la misma localidad, Carmen García Pellón, de 90 años e hija del concejal Mariano García Ilazorza fusilado en 1936, para que se retractara en un acto de conciliación de unas declaraciones en las que acusaba a su abuelo, Isidoro Martínez, alcalde en la época franquista, de haberse apropiado de parte de sus tierras y de las del pueblo en una entrevista subida a YouTube en febrero.

En el documento presentado en el acto celebrado ayer en la Agrupación de Secretarías de Juzgados de Paz de Sangüesa ante el juez de paz de Yesa, Javier Orduna, y el secretario Luis Itoiz, Roberto Martínez hizo constar como hechos que en la citada entrevista Carmen García acusó a su abuelo de “haber robado todo lo que pudo, haber sido ladrón, apropiarse de todos los terrenos del pueblo y haberse quedado con las tierras de los fusilados”.

La vecina de Yesa mantuvo ayer su postura y manifestó que no se retractaba, al tiempo que daba lectura a la relación de propiedades que asegura le niegan en su totalidad. Se trata de tierras y bajera, en cultivo y uso en la actualidad. Expresó que no quería conciliación, sino que le reconozcan lo que es suyo y le fue robado, a lo que Martínez respondió “que lo demuestre”. Carmen García aludió a la dificultad de poder hacerlo ya que parte de los documentos fueron falsificados o destruidos y relató cómo un hermano suyo entregó al Ayuntamiento las escrituras, a finales de los años setenta o primeros ochenta, en las que constaba la titularidad de parte de los terrenos, documento que, añadió, luego desapareció.

ESCRITURAS

El hijo de Carmen, Carlos Sanz, explicó que para poder demostrar la propiedad tendrían que acudir al registro de 1920. Y añadió que sobre la propiedad de las tierras que ahora constan un 50% como propiedad de Carmen y el otro 50% como comunal, existen dos sentencias del Juzgado de Aoiz que reconoce el 100% de la propiedad a su madre, sin que el Ayuntamiento de Yesa lo haya cambiado. “Hemos acudido a Administración Local, sin que a día de hoy nadie haga cumplir esas sentencias al Ayuntamiento”.

Estas explicaciones las aportaron fuera del breve acto en el que se dejó constancia en acta de que no se alcanzó la conciliación. Antes del acto, Roberto Martínez declaró que acudía al Juzgado de Paz como una causa particular para defender el honor de su familia.

La acción del alcalde de Yesa representa la primera vez que una víctima del franquismo es denunciada por su testimonio oral, unas declaraciones que Carmen García hizo en una entrevista que formaba parte de un trabajo de historia. “Es una fuente primaria, la más cercana a la época, un testimonio oral. Ni siquiera todo lo escrito es verdad y nadie ha denunciado”, expresaba Nekane Ruano, profesora de Historia e investigadora sobre la represión sufrida por las mujeres en la época franquista, trabajo de su tesis doctoral para el que contó con la colaboración de la vecina de Yesa.

Ayer la profesora quiso poner en valor el testimonio de Carmen y mostrar su indignación por la pérdida de libertad de expresión.

MIEDO PARA SILENCIAR

El objetivo de llevar a Carmen ante el juez estaba claro para Nekane Ruano. “Pretenden silenciar las voces de los mayores, meterles más miedo para ocultar testimonios de la época franquista. Silenciar a Carmen García pone en peligro el trabajo de la memoria histórica. Criminalizar un testimonio de los que lo vivieron es coartar las fuentes, contribuir a la impunidad. ¿Quién se va a atrever a hablar?”, dijo.

Carmen García tenía 8 años cuando mataron a su padre con 58. Era la pequeña de tres hermanos. “Era concejal del Ayuntamiento de Yesa y solo sabía ir al huerto. Hablaba de repartir la tierra, de hacer parcelas para todos los labradores de Yesa. Pero ya las habían registrado para los frailes. Cuando se enteraron, le metieron en la cárcel”, dijo ayer.

Carmen siguió viviendo en Yesa hasta 1959. Con el embalse a una se fue a vivir a Pamplona. Decidió volver en los años 90. “Y al final de mi vida me veo como al principio señalada con el dedo”, lamenta.

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