El 60% de los europeos considera excesivo el número de inmigrantes

| 23 diciembre, 2021

El País.- La mayoría de los europeos cree que tanto su país como la Unión Europea han recibido demasiados inmigrantes en la última década. Y casi la mitad se muestran a favor de levantar muros en las fronteras o consideran que, en general, la población extranjera no tiene intención de integrarse en la sociedad. Estas son algunas conclusiones que se desprenden de una encuesta realizada por YouGov para EL PAÍS y otros siete periódicos miembros de la alianza LENA.

El sondeo, en el que han participado más de 12.000 personas en una decena de países (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Polonia, Bélgica, Suecia, Hungría y Suiza), muestra que 6 de cada 10 europeos opinan que desde 2012 han llegado a su país más inmigrantes de los que debía haberse permitido (el 35% cree que ha sido una cantidad “muy excesiva”). Una cifra muy similar (61%) estima que llegaron demasiados extranjeros a la UE en su conjunto.

Los resultados, sin embargo, difieren notablemente entre los distintos países. La población de Italia (77%), España (75%), Suecia (73%) y Alemania (67%) es la que muestra un mayor rechazo a la cantidad de personas llegadas a su territorio. Y en los cuatro países se observa que la ciudadanía considera que los niveles de inmigración admitidos por su Estado son más preocupantes que los de la totalidad de la UE.

En el caso de España, el saldo migratorio de extranjeros (el balance entre los que llegan y abandonan el país de manera regular) en los últimos 10 años ha sido positivo: 950.012 inmigrantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Además, en los últimos meses han repuntado las llegadas irregulares por mar a territorio español, con 2021 como el año con más muertes en la ruta atlántica —que lleva a Canarias— desde que hay registros. En Alemania, por su parte, la cifra de extranjeros residentes de manera regular en el país ha aumentado en los últimos 10 años en más de cuatro millones, según la Oficina Federal de Estadística.

Patrick English, investigador de YouGov, explica que no se puede afirmar que la crisis migratoria de 2015 —que llevó a Alemania cerca de un millón de solicitantes de asilo— sea el principal motivo del rechazo mostrado en la encuesta. “La percepción de que la inmigración en el continente es excesiva no es nueva. Y los temas migratorios aparecen y desaparecen de la agenda política de los países en función de diversas causas. No hay un motivo claro y único detrás de ese rechazo generalizado”.

Polonia y Hungría, cuyos gobiernos se han mostrado reticentes a pactar cuotas de refugiados con el resto de países comunitarios, son los que muestran una mayor aceptación con los niveles de inmigración del último decenio. Un 39% de los polacos y un 34% de los húngaros valora que fueron demasiados los que llegaron a su país, frente a casi un 40% en ambos casos que considera que la cifra fue adecuada. Por el contrario, dos tercios de la ciudadanía polaca y tres cuartas partes de la húngara opinan que la Unión en su conjunto no debió permitir la entrada de tanta población extranjera.

Otro de los países con un menor rechazo al nivel de inmigración recibida en la última década es el Reino Unido. La mitad de los británicos considera que fueron demasiados los extranjeros que llegaron a su territorio, pero solo dos de cada cinco opinan que también fue excesiva la cifra que llegó al conjunto de la UE.

Por otra parte, un 43% de los encuestados apoya que se levanten muros y vallas en las fronteras exteriores de la UE, frente a un 46% que se muestra contrario. Es en Hungría —que tiene frontera con Ucrania y Serbia— donde se observa un respaldo más amplio, con más de un 70% a favor y solo un 20% en contra. En Polonia, Alemania y Reino Unido también es mayoritaria la aprobación a la construcción de muros, mientras que en el resto de países son más los que lo rechazan que los que lo secundan. En España e Italia, pese a que tres cuartas partes de la población cree excesiva la cifra de inmigrantes recibida en el último decenio, poco más de un tercio es partidario de sellar con cemento u hormigón las fronteras con países extracomunitarios.

Otra idea que se extrae de la encuesta es que la mayoría de europeos opina que la población extranjera, de manera general, no tiene intención de integrarse en la sociedad europea. Es lo que considera un 46%, en comparación con el tercio que cree que los inmigrantes sí pretenden integrarse en el país que los acoge.

La población británica es la más dividida ante este aspecto, con un mismo porcentaje de encuestados (39%) que cree que los extranjeros sí quieren integrarse frente a los que no. Del resto, España es el país con una menor diferencia entre los que creen que el primer problema de la integración de la población extranjera es su falta de voluntad (41%) y los que valoran que la mayoría de inmigrantes sí que están dispuestos a incorporarse a la estructura social del país de acogida (39%). En Italia, Alemania y Suecia, al menos la mitad de los consultados cree que la población extranjera debería hacer un esfuerzo mayor para integrarse.

Los encuestados también están muy divididos acerca de si la llegada de población extranjera supone una amenaza para la identidad nacional y europea. Un 45% cree que sí que supone un riesgo, frente al 48% que opina que no. España es el país en que la percepción de esa supuesta amenaza es menor: solo la secunda el 35% y la rechaza el 59%. Sin embargo, en Francia, Alemania, Bélgica y Hungría son más los ciudadanos que perciben un riesgo a la identidad que los que no.

Otra conclusión que se extrae del estudio es que la ciudadanía española percibe por encima de la media europea que los extranjeros limitan sus posibilidades en el mercado laboral, o que estos elevan la criminalidad en el país. Patrick English sostiene que el alto nivel de desempleo en España podría ser uno de los motivos que explican esa preocupación por las oportunidades laborales, pero cree que hay algunos aspectos culturales que tienen una influencia mayor.

En el caso de Francia, el país europeo que ha sufrido más el terrorismo en la última década, dos de cada cinco encuestados consideran que la llegada de inmigrantes eleva el riesgo de atentados. Los belgas, sin embargo, son los que más perciben que la inmigración pone en riesgo la tolerancia religiosa en el país. Y los británicos, por su parte, son con mucha diferencia los europeos que más creen que la llegada de población extranjera implica un deterioro de los servicios públicos nacionales.

Por último, los polacos consideran más que la media europea que la inmigración pone en riesgo sus valores culturales, pero les preocupa menos que pueda afectar a sus valores democráticos.

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