De la amenaza yihadista a la alerta ultraderechista en Reino Unido

| 18 marzo, 2019

La creciente actividad de grupos neonazis dispara las alertas en la policía británica

CARLOS FRESNEDA. EL MUNDO.- El extremismo de ultraderecha se ha convertido en una amenaza mayor que el terrorismo yihadista en algunas partes del Reino Unido, según un informe del Gobierno británico al que ha tenido acceso The Sunday Times. En zonas como Licolnshire, Leicestershire o Debyshire, la actividad de grupos neonazis ha disparado las alertas en la policía, alarmada también por la creciente actividad de los foros de ultraderecha y de organizaciones como National Action (NA), surgida como un brazo radical de las juventudes del British National Party (BNP) y proscrita desde el 2016 por la ley antiterrorista.

Los Servicios de Seguridad MI5 siguen investigando los posibles lazos con grupos británicos del autor de la masacre de Nueva Zelanda, Brenton Tarrant, a la luz de nuevas informaciones que revelan su paso por el Reino Unido «durante varias semanas». El tour de «radicalización» europeo le llevó también hasta Bulgaria, donde visitó los lugares históricos de batallas entre cristianos y musulmanes, según revelan varios medios británicos.

Scotland Yard ha calificado entre tanto como «incidente terrorista» el apuñalamiento de un joven de 19 años a manos de un hombre de 50 en Stanwell, cerca del aeropuerto de Heathtrow. Neil Basu, máximo responsable de contraterrorismo, aseguró que aunque la investigación está aún en fase inicial, el incidente tiene «las marcas de un atentado terrorista inspirado por la ultraderecha«. Ni el agresor ni la víctima, que se encuentra hospitalizada y en estado grave, han sido identificados de momento.

Además, Scotland Yard confirmó que tres hombres atacaron a un joven de 27 años a la salida de una mezquita en el barrio londinense de Whitechapel, el pasado viernes. Otro hombre de 24 años fue detenido en Manchester por sus mensajes de apoyo al asesino de Nueva Zelanda y por difundir «información maliciosa» en las redes sociales.

La policía británica ha reforzado la vigilancia en las mezquitas y prepara un plan especial de protección por el Ramadán ante el temor de ataques como el ocurrido en junio de 2017, cuando Darren Osborne se lanzó con una furgoneta sobre un grupo de musulmanes en Finsbury Park. Osborne fue recientemente condenado a 43 años de cárcel por el atentado que causó un muerto y nueve heridos y que sirvió de lejana inspiración a Brenton Tarrant, como él mismo reconoció en su manifiesto.

El MI5 ha reconocido que la amenaza de los grupos de ultraderecha puede considerarse a la par con las actividades de yihadistas y de organizaciones republicanas radicales en Irlanda del Norte. Los Servicios de Seguridad han reconocido sin embargo que los casos vinculados con la extrema derecha en los 700 complots terroristas detectados y desmantelados en el país en la última década son sustancialmente menores a los relacionados con el radicalismo islámico.

Un objetivo común: reclutar jóvenes

El caso más notorio fue la detención en noviembre del 2017 de seis miembros de National Action, capitaneados por Christopher Lythgoe y Matthew Hankinson, que fueron condenados a ocho y seis años de cárcel respectivamente por el complot para asesinar a la diputada laborista Rosie Cooper con un machete. La trama se descubrió un año y medio después del asesinato de la parlamentaria laborista Jo Cox a manos del extremista Thomas Mair y a los gritos de «Britain First!».

Aunque Mair encajaba en el perfil del viejo lobo solitario, con contactos esporádicos con el National Front y la English Denfense League (EDL), lo cierto es que la actividad de los grupos de ultraderecha es cada vez «más organizada y profesional», advierte la comisaria antiextremismo Sara Khan, que ha recorrido recientemente 14 ciudades británicas para elaborar un informe sobre la amenaza del extremismo.

En declaraciones a The Observer, Khan destacó «la creciente preocupación por las actividades de la ultraderecha en nuestras comunidades y en nuestra democracia, y su capacidad para propagar su ideología on line». La comisaria antiextremismo recalca un punto en común con la estrategia de los grupos yihadistas: el objetivo de reclutar adeptos jóvenes para la causa.

«En contraste con el perfil de los extremistas en los años noventa, los miembros de National Action son sobre todo jóvenes», recalca Raffaelo Pantucci, experto en seguridad internacional del Royal United Services Institute (RUSI). «NA es en parte un grupo de acción política, en parte una comunidad online y en parte también una organización terrorista. En torno a ella se han arrimado hombres jóvenes con una idegología xenófoba y luchando contra una sociedad que consideran desbordada por la inmigración«.

El factor Brexit ha contribuido a disparar los casos de islamofobia (y también de antisemitismo), pero la tendencia viene de antes, advierte Pantucci, que se remonta al caso de Pavlo Lapshyn en el 2013 como el punto de inflexión. Lapshyn, de origen ucraniano, llegó al Reino Unido con una beca y en poco tiempo sembró el terror en los West Midlands. Primeró asesino a un musulmán, Mohamed Saleem, y después plantó una serie de paquetes-bomba que causaron graves daños materiales, aunque no heridos o muertos.

«Ahí tenemos el prototipo de hombre joven, bien organizado, con capacidad y con una ideología«, advierte Pantucci. «Es también el joven blanco llegado de otra parte de Europa, y con capacidad para tender redes no solo en Reino Unido, sino con aliados de ultraderecha en todo el continente».

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