A este hispano le tiraron una botella de orina y lo insultaron mientras hacía ejercicio

, | 1 mayo, 2017

UNIVISIÓN.- Ulises Ricoy, un profesor hispano del College del Norte de Nuevo México en Española, salió a correr como de costumbre el 9 de noviembre, un día después de que Trump hubiera ganado las elecciones presidenciales. «Para mí, ir a correr es una parte de mi vida, como tomar café». Cuando iba por la primera milla, vio que una camioneta con una placa de la bandera confederada se aproximaba en sentido opuesto. Cuando el auto estaba cerca, le lanzaron una botella de vidrio. «Reventó y los contenidos pues… era orina. Y me mojó la cara», dice Ricoy.

El conductor del vehículo también le gritó: «Vete de este país» y «Jodido spic«, palabra peyorativa que se emplea para referirse a los hispanos. «A mí me ha costado mucho trabajo vivir en este país. Y me duele, me duele de ver a la gente que maltrata a la gente», dice este profesor de biología de origen mexicano sobre el incidente. Después de que Ricoy compartiera su historia en Facebook, varios amigos y familiares lo animaron a que denunciara lo sucedido a las autoridades.

Aunque no han dado con el atacante, los policías registraron el incidente como una agresión agravada, pero no como un crimen de odio. «Este caso de crimen tiene que ser categorizado como crimen de odio, porque tiene los elementos de odio basado en el grupo étnico», dice Yale Hirshfield, directora regional de la Anti-Defamation League, una organización que monitorea el odio, particularmente de tinte antisemita.

El FBI considera los crímenes de odio como ofensas criminales regulares que han sido provocadas por el prejuicio del atacante a la raza, etnia, origen, género, religión u orientación sexual de la víctima. Sin embargo, para que sea considerado como uno de estos crímenes, la policía o el fiscal deben probar que la ofensa fue efectivamente motivada por el odio. En ocasiones, las autoridades no cuentan con las pruebas necesarias para imputar cargos por un crimen de odio o no las consideran lo suficientemente contundentes.

Organizaciones que monitorean el odio en Estados Unidos como el Southern Poverty Law Center (SPLC) dicen que los inmigrantes son menos propensos a denunciar estos episodios cuando los sufren, pues tienen miedo de interactuar con la policía, especialmente si son indocumentados. «Si uno no tiene documentos hay mucho miedo. Yo en mi experiencia personal, yo tengo documentos, yo soy ciudadano, y aun así hay miedo», dice Ricoy.

A pesar de haber sido víctima de una agresión racista, Ricoy se siente optimista sobre su futuro en Estados Unidos. «Yo sigo corriendo, trato de no ser retador, de ser humilde y de poder tener la libertad de salir a correr». Este espíritu positivo es el que trata de inculcar a sus alumnos, muchos de los cuales son hispanos. «Una de las cosas que les digo a mis alumnos es de que el inmigrante conoce la diversidad, el inmigrante conoce los retos, y esto simple sencillamente es otro capítulo de una historia», dice Ricoy. «Nada más. Y la vida sigue y seguirá».

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