Un joven inmigrante extutelado por la Generalitat se suicida tras ser expulsado del centro de menores

| 11 noviembre, 2019

El adolescente tuvo que abandonar el centro tras someterse a una prueba ósea que certificó su mayoría de edad

JESSICA MOUZO QUINTÁS. EL PAÍS.- Un joven inmigrante extutelado por la Generalitat de Cataluña se suicidó la semana pasada en Barcelona tras ser expulsado del centro de menores donde se encontraba. Según el abogado Albert Pares, el joven tuvo que abandonar la institución tras someterse a una prueba ósea que determinó su mayoría de edad. Los Mossos d’Esquadra encontraron su cuerpo, hacia las dos de la tarde del pasado 7 de noviembre, en el río Anoia. La hipótesis que manejan los agentes es que se lanzó desde un puente en Igualada, una localidad a 60 kilómetros de Barcelona.

El chico se llamaba Omar y era originario de Guinea. Tal y como avanzó El Periódico de Catalunya, llegó a Cataluña hace unos seis meses. En el primer semestre del año, según la Generalitat, llegaron a Cataluña 1.130 jóvenes migrantes solos. «Es el típico caso de chico que llega sin pasaporte y le tienen que hacer las pruebas de determinación de edad», explica Albert Pares, abogado de la asociación Noves Vies, especializada en atender a acompañar al colectivo de menores y jóvenes migrantes que viajan solos. La Generalitat de Cataluña asumió su tutela mientras esperaba las pruebas de edad y lo trasladó a un centro de menores en Igualada.

La edad del joven inmigrante que llega solo y sin documentación es importante. Para él y para la Administración. Si se determina su mayoría de edad, es tratado como un inmigrante irregular; si es menor, la Administración tiene que asumir su tutela y hacerse cargo de él. La técnica usada para certificar la edad de estos jóvenes, sin embargo, es muy controvertida. Se trata de un procedimiento que estima la edad en función de la madurez ósea y la mineralización dental, pero el método «está sujeto a grandes márgenes de error», admite un estudio publicado en la Revista Española de Medicina Legal.

Omar pasó seis meses en el centro de Igualada, según las fuentes consultadas. Tenía una buena actitud y era «colaborativo», aunque arrastraba las secuelas psicológicas del proceso migratorio. Su salud mental se resintió aún más cuando las pruebas óseas determinaron que era mayor de edad. El joven dejaba de estar tutelado por la Generalitat y tenía que abandonar el centro. Según Pares, una familia estaba dispuesta a acogerlo en Igualada, pero la mochila de sufrimiento que llevaba a sus espaldas pudo más y el joven murió por suicidio.

El colectivo Hourria ha condenado la muerte del joven a través de las redes sociales. «Queremos expresar nuestra tristeza por esta situación vergonzosa, pero también nuestra indignación y nuestra rabia absoluta y pedir a la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia de la Generalitat, responsable de su desprotección cuando llegó aquí, qué piensa hacer para evitar tanto sufrimiento y más muertes evitables», ha lamentado el colectivo en un comunicado. Además, ha denunciado la «criminalización» de estos chavales, precisamente, en una semana en la que los jóvenes migrantes han vuelto a estar en el foco del debate político a causa de las falsas acusaciones de la extrema derecha contra ellos. «La criminalización de los chavales nos está llevando a unos extremos de deshumanización intolerables. A ver los niños como plazas en un sistema y una sociedad que los expulsa. Nos llegan niños y devolvemos calle, enfermedad mental, cárcel, miedo… ¡cuánta violencia en estas cortas vidas!», ha protestado.

De hecho, no es la primera vez que este colectivo, especializado en la atención y defensa de jóvenes migrantes, se ha encontrado con casos como el de Omar. «Ya lo hemos visto otras veces, con jóvenes desinternados, que incluso parecían casos de éxito. Son chicos que se sienten muy solos. Tenemos que trabajar más con la comunidad porque miramos muchos las necesidades estructurales de dónde dormir y vivir, pero atendemos poco miramos la necesidad emocional», ha explicado una portavoz del colectivo. Coincide Rita Grané, directora de Punt de Referència, una entidad especializada en el acompañamiento a jóvenes extutelados. «Cuando el joven finaliza la acogida y ve que se queda solo, la incertidumbre de que no sabe lo que pasará después es lo que  genera la mayor angustia y el sufrimiento extremo», explica la experta. Y agrega: «Las condiciones entre estar o no estar tutelado son radicalmente diferentes. Se trata de tener o no tener opciones». 

Mientras, la Generalitat guarda silencio y ha rechazado confirmar o aportar cualquier tipo de información al respecto del caso. Este año, precisamente, el Govern ha aprovechado la ralentización de la llegada de migrantes —1.787 hasta septiembre, un 33% menos que el año anterior— para reajustar la atención a los jóvenes que llegan solos: ha atomizado los grandes centros de acogida en favor de pisos más pequeños para dar atención personalizada y ha aumentado las viviendas para jóvenes de 18 a 21 años, durante el tránsito a la edad adulta.

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