Un documental para recordar a las víctimas españolas de los campos nazis y señalar con el dedo a sus verdugos

| 1 mayo, 2020

El 5 de mayo se cumplen 75 años de la liberación del campo de concentración de Mauthausen, donde murieron 9.000 españoles; el filme ‘Los últimos españoles de Mauthausen y del resto de campos nazis’ recoge el testimonio de 18 supervivientes que hablan del horror entre las alambradas nazis

CARLOS HERNÁNDEZ. ELDIARIO.ES.- El próximo martes, 5 de mayo, se cumplen 75 años de la liberación del campo de concentración de Mauthausen. Ese día deberían haberse celebrado en nuestro país varios actos para recordar a los más de 9.000 españoles y españolas que fueron deportados a los campos de la muerte de Hitler. El fin de semana siguiente estaban convocadas en los recintos de Mauthausen y Gusen grandes ceremonias conmemorativas a las que iban a asistir, procedentes de medio mundo, un puñado de supervivientes, centenares de ministros y primeros ministros, miles de descendientes de las víctimas y decenas de miles de personas comprometidas con la Historia y la Memoria.

La pandemia ha tirado por tierra todos esos planes, aunque en nuestro país se preparan algunas iniciativas en Internet y en el propio campo de concentración se celebrará el día 10, a las 11 de la mañana, una ceremonia virtual que podrá seguirse en directo a través de la web del comité organizador.

En este difícil contexto se estrenará también el documental Los últimos españoles de Mauthausen y del resto de campos nazis en el que he recopilado el material documental y audiovisual que he ido acumulando desde 2012. Son 80 minutos dedicados, principalmente, a dar voz a los protagonistas. Dieciocho supervivientes españoles de Mauthausen, Auschwitz, Ravensbrück y Buchenwald resumen cómo era la vida y la muerte de nuestros compatriotas entre las alambradas nazis: el hambre, las torturas, las cámaras de gas, el trabajo esclavo, los experimentos médicos realizados por los SS… Todo el horror, pero también toda la grandeza que demostró la mayoría de los prisioneros en medio de aquel infierno: la solidaridad, el sentido del humor, la organización clandestina creada por los españoles de Mauthausen que salvó muchas vidas y logró robar las fotografías que probaban los crímenes cometidos en aquel siniestro recinto…

Es una historia larga que comenzó antes de la deportación, en el momento en el que una parte del Ejército español se sublevó contra la República. Una historia que continúa con el primer exilio francés, tras el triunfo franquista, y que incluye una segunda guerra, esta vez mundial, en la que se implicaron, como habían hecho en España, para intentar evitar el triunfo del fascismo. Una historia que no termina con su muerte o su liberación en los campos nazis, sino que se prolonga por el sufrimiento que les provocó no poder regresar a su patria y que termina con la última traición que sufrieron: el olvido y hasta el ninguneo que les brindó la democracia española tras la muerte de Franco. Historiadores e investigadores como Benito Bermejo, Martha Gammer, Rudolf A. Haunschmied, Jean Ortiz o Rosa Torán aportan datos y hechos para comprender mejor este endiablado itinerario.

Es una historia que no sería completa sin explicar las razones políticas por las que estos españoles acabaron en los campos de concentración nazis. Por ello en el documental se aportan algunas de las pruebas documentales que demuestran la responsabilidad directa y activa de Franco y su régimen en la deportación y muerte de estos miles de hombres y mujeres. El dictador español tomó la decisión y Hitler la ejecutó con la complicidad del mariscal Pètain, máximo dirigente de la Francia colaboracionista.

El documental podrá verse libre y gratuitamente a partir de las 20.15 horas de este viernes, 1 de mayo, en la web www.deportados.es y en Youtube. Sin ánimo de hacer spoiler, solo dos de los protagonistas del documental siguen hoy con vida. Como me dijo Vicente García Riestra, superviviente de Buchenwald ya fallecido: Los deportados estamos condenados a extinguirnos muy pronto». Ellos y ellas han desaparecido, pero queda su legado. Por esa razón, son sus familiares los que tienen la última palabra en esta obra, que resumen el sentir de los propios supervivientes de los campos de concentración nazis y de quienes se ocupan y preocupan de estos temas. Y lo hacen con un compromiso: «Si recordamos a los deportados, ellos nunca morirán; pero también con una advertencia: «Los jóvenes tienen que estar muy vigilantes porque lo que pasó ayer, puede volver a pasar mañana».

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