Un 39% de los hogares de Estados Unidos tienen armas de fuego

| 4 junio, 2021

La Vanguardia.- Hace ya un tiempo que en Estados Unidos coinciden dos pandemias. La del coronavirus va a la baja, al nivel de marzo de 2020 tras el impacto de las vacunas, pero la de las armas crece por el contagioso efecto de los tiroteos.

El estado de Virginia Occidental ha tenido la recurrente idea de conjugar las dos crisis dentro de un mismo paquete oferta.

“Podrás ganar algo que será fenomenal”, anunció el gobernador republicano, Jim Justice.

Las maneras de incentivar la vacunación son muy variadas, para todos los gustos como en las tómbolas, del millón de dólares en la lotería a regalos diversos.

Entre el 20 de junio y el 4 de agosto, los vecinos de Virginia Occidental que reciban al menos una dosis participaran en una rifa que incluye una recua de productos –becas escolares, salidas de fin de semana, vehículos–, incluidos rifles de caza y pistolas.

La pólvora atrae mucho en este país. Hay una pasión armada. Un estudio de la General Social Survey, encuesta de opinión pública que desarrolla un centro de la Universidad de Chicago, señala que el 39% de los hogares estadounidenses disponen de armas. Esta cifra era del 32% en el 2016.

Cuando cerca de la mitad de las casas son un arsenal, la noticia que se produjo el martes en el condado de Volusia (Florida) sorprende, pero no tanto.

Una niña de 14 años y un niño de 12 accedieron a un domicilio ajeno, encontraron armas –pistolas y un fusil estilo AK-47– que usaron para abrir fuego contra los policías, explicó el sheriff Mike Chitwood en rueda de prensa.

Los disparos salieron desde esa residencia. Media hora de refriega. La niña, saliendo por el garaje, se enfrentó a los uniformados. Recibió impactos en el abdomen y el brazo. Este jueves se hallaba hospitalizada en condición estable. El niño se rindió, ileso.

“No sé que decir. ¿Qué hemos hecho mal para que dos niños disparen contra las fuerzas de seguridad?, se planteó Chitwood.

El despliegue policial, siempre según esta versión, se produjo por las llamadas de que alguien estaba rompiendo cristales y entrando en las casas.

La venta de armas ha experimentado una subida sostenida en las últimas décadas, antes de cualquier elección presidencial o después de una de tantas matanzas masivas. El apetito se ha incrementado, sin embargo, con la pandemia, la agitación social por la muerte de George Floyd y el arrebato golpista surgido al albur de la derrota de Trump. Las cifras son hoy más altas que nunca.

En marzo del pasado año, las peticiones al FBI de antecedentes penales para la compra de armas marcaron su récord. En solo una semana hubo un millón de solicitudes, tope que no se alcanzaba desde 1998. Pero las adquisiciones han continuado y esta primavera se ha llegado al 1.200.000 peticiones de antecedentes.

Otro fenómeno que se constató en el 2020 se ha confirmado e incluso acelerado en este 2021. Además de que se compran más armas, muchos de los que se hacen con una pistola (lo más buscado) o una escopeta son personas que nunca había tenido una y que ahora han decidido armarse.

Un estudio de la Universidad de Northeastern y Harvard, desvelado por The New York Times , indica que un 6,5% de estadounidenses adultos, lo que equivale a 17 millones de ciudadanos, compraron armas el pasado año. Este porcentaje fue del 5,3% en el 2019.

De esos compradores, uno de cada cinco eran primerizos. En este grupo, la mitad eran mujeres, una quinta parte negros y otro tanto hispanos, factor que rompe el estereotipo de que los hombres blancos son los interesados en las armas.

En el 2021, el 63% de los propietarios son hombres, el 73% blancos, mientras que el 10% corresponde a los negros y el 12% a los hispanos. En total se considera que en EE.UU. existen en circulación 400 millones de armas.

Este incremento en el comercio propició que Texas sea el vigésimo estado que aprueba una legislación por la que no se requiere un permiso para llevar por la calle un arma oculta.

Esto coincide con un momento de reiterados tiroteos masivos, muchos protagonizados por AR-15, versión civil del fusil de guerra semiautomático. Nueve muertos, más el pistolero, en unos almacenes ferroviarios de San José; también en California, un bombero resultó muerto y otro herido por los disparos de un compañero; y en Florida, hubo dos muertos y 21 heridos en un concierto.

La violencia armada es la normalidad. Sólo así se entiende cambiar vacunas por rifles.

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