Turquía, sin fútbol una semana por la violencia

| 6 abril, 2015

La decisión es consecuencia del ataque al autobús del Fenerbahçe. El presidente del club dice que el equipo no jugará hasta que se aclaren los hechos

busfenerbacheANDRÉS MOURENZA. EL PAÍS.- La decisión de la reunión extraordinaria mantenida este lunes por la Federación de Fútbol de Turquía, la Asociación de Clubes y el Gobierno fue la esperada: los campeonatos de la Süper Lig —la máxima división del fútbol turco— y la Copa quedan suspendidos a partir del martes y sus partidos aplazados una semana, como forma de “condena” al ataque armado sufrido el pasado sábado por el Fenerbahçe. Con todo, el asunto dista mucho de haberse solucionado y la dirección del club estambulí amenazó con no disputar ningún partido hasta que se esclarezcan los hechos.

La situación en las altas esferas del fútbol turco es tensa y el tráfico telefónico y las reuniones se sucedieron a lo largo del día. Si bien la violencia en el deporte rey de Turquía ha sido una constante en las últimas décadas, el hecho de que el autobús del Fenerbahçe recibiera varios disparos ha sumido al mundo futbolístico del país euroasiático en la conmoción. Pero el presidente de la federación de fútbol y exmandatario del Besiktas, Yildirim Demirören, consideró que no es necesario que las competiciones permanezcan paradas más de una semana. Hacer otra cosa, dijo en rueda de prensa, “sería premiar a los autores [del ataque] y dar la impresión de que en Turquía existe un problema de seguridad”.

En la orilla asiática de Estambul, hogar del Fenerbahçe, las cosas se ven de forma diferente. La dirección del club mantuvo una reunión, paralela a la de la federación, tras la cual anunció que los futbolistas no saltarán al campo “hasta que se aclare lo sucedido”. “No estamos con ánimo de jugar hasta que se encuentre a los culpables”, afirmó el directivo Deniz Tolga Aytöre. Según explicó el portavoz y secretario general del equipo Mahmut Uslu, “el estado psicológico de los jugadores no es nada bueno” tras el ataque sufrido y por ello sólo unos pocos entrenaron este lunes: “al resto, el técnico les ha dado un permiso”.

Si bien algunos directivos del Fenerbahçe reconocieron necesario “rebajar la tensión y la polarización” que vive Turquía, tanto en la arena deportiva como en la política, otros se mostraron menos contemporizadores y acusaron al resto de los clubes y a parte de la prensa de “convertir al Fenerbahçe en objetivo” y de poner en práctica una suerte de “fascismo futbolístico”. “Esto ha sido un acto serio de terrorismo. Para nosotros no importa tanto que se retrase una o dos semanas el campeonato, sino que se garantice la seguridad y la vida de los jugadores”, afirmó Aytöre.

En el plano policial, la Delegación del Gobierno de Trebisonda, provincia en la que se produjo el ataque, informó de que expertos de la Gendarmería y la Policía trabajan en la investigación para echar mano del o los culpables. Por el momento se han tomado las huellas dactilares halladas en la escopeta de caza —fabricada artesanalmente— con la que se efectuaron los disparos y que fue encontrada a un centenar de metros del lugar del atentado. Un joven ha sido arrestado en el marco de la investigación criminal abierta por la Fiscalía, ya que había hecho llamamientos en Internet a esperar a la expedición del Fenerbahçe y no permitirle el paso al aeropuerto de Trebisonda. Sin embargo, se cree que no está relacionado con el ataque armado.

Más allá de este incidente, los problemas del fútbol turco siguen siendo graves. Este fin de semana se han producido disturbios en partidos de ligas inferiores disputados en cuatro provincias del país: Tekirdag (noroeste), Siirt, Kilis (sureste) y Giresun (norte). En Siirt, un derbi local entre dos equipos de la liga amateur derivó en un tumultuoso enfrentamiento que provocó 14 heridos y la intervención de los antidisturbios.

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