Sexo por pan para las refugiadas sirias con el conocimiento de la ONU

, | 28 febrero, 2018

Empleados de organizaciones de Naciones Unidas retenían ayuda humanitaria a cambio de sexo. Así lo han denunciado tanto adolescentes sirias como Danielle Spencer, consejera de una ONG, a la cadena BBC

LLUÍS MIQUEL HURTADO. EL MUNDO.- El escándalo por una cadena de episodios de violencia sexual con trabajadores humanitarios involucrados llega a Siria e implica a la misma ONU. La corporación mediática británica BBC informó ayer de una serie de casos de abusos sobre refugiadas y desplazadas internas perpetrados, en ocasiones, por empleados de organizaciones dependientes de Naciones Unidas. Según la BBC, la ONU fue informada en 2015 de estas explotaciones, que llegaron a obstaculizar el acceso regular de las mujeres a la ayuda humanitaria, pero hoy persisten.

«Oímos acerca de mujeres que sufrieron chantaje cuando el distribuidor [de ayuda] les pidió favores a cambio de servicios – como pasar una noche con ellos». Esta declaración procede de una adolescente de Homs, una de las provincias sirias escenario de sangrientas batallas durante la guerra, que dieron paso a la destrucción y a la vida precaria. Está recogida en el informe ‘Voces de Siria 2018’, editado por el Fondo de Población de la ONU y que dedica un capítulo entero a los casos de explotación y acoso sexual de víctimas del conflicto.

El medio británico acompaña este informe con las denuncias de Danielle Spencer, una consejera en asuntos humanitarios empleada de una ONG. Ella asegura que conoció estos abusos por primera vez, de boca de refugiadas en un campo jordano, en marzo de 2015. Al ir más allá en sus pesquisas, explica, las mujeres le detallaron cómo hombres de consejos locales en las provincias sureñas sirias de Daraa y Quneitra les habían ofrecido ayuda humanitaria a cambio de sexo.

«Retenían la ayuda que habían recibido y usaban a estas mujeres con fines sexuales», sentencia Spencer, quien alerta del daño social para las mujeres de estas conductas aparte de la misma agresión sexual, pues provocan que muchas opten por acudir a por ayuda para sus familias. «[Estas prácticas] eran tan endémicas que, de hecho, ellas no podían ir [a por ayuda] sin ser estigmatizadas. Se asumía que, si habías ido a estos centros de distribución [de ayuda], habías participado de algún tipo de acto sexual a cambio de ayuda», concluye.

Pocos meses después de esta investigación, añade la BBC, el Comité Internacional de Rescate cuestionó a 190 mujeres y niñas de Daraa y Quneitra. Su conclusión es que el 40% de ellas había sufrido violencia sexual al acceder a servicios, incluidos los de ayuda humanitaria. Ambas investigaciones fueron presentadas durante un encuentro de agencias vinculadas a la ONU en Jordania, en julio de 2015. Luego, critica Spencer, la ONU rechazó su propuesta de investigar más y apenas realizó cambios en la gestión de la ayuda.

Dado el peligro que supone operar en un país en guerra, especialmente para el personal internacional, la ONU trabaja con organizaciones locales en tareas como la distribución de ayuda humanitaria. Por ello, pese a que en el encuentro jordano de 2015 afloraron las denuncias contra algunas de estas organizaciones, Danielle Spencer reclama que el sector hizo caso omiso «para asegurar el flujo de ayuda humanitaria hacia el sur de Siria».

La BBC explica que las agencias de Naciones Unidas han declarado que tienen «tolerancia cero» con la explotación sexual y que no eran conscientes de ningún caso de abusos de este tipo por parte de entidades socias en la región. Un portavoz de Unicef confirmó su presencia en el encuentro en Ammán de 2015. En respuesta, dice, pasó revista a sus organizaciones afiliadas en el sur sirio, y matiza que no es consciente de ninguna denuncia de esta naturaleza contra ellas.

Tres años después de las primeras denuncias de Danielle Spencer, el reciente informe Voces de Siria deja patente que la violencia sexual en el reparto de ayuda humanitaria no se ha acabado, sino al contrario: es generalizado: «En varias provincias de Siria se han dado casos de mujeres y niñas que se casan con funcionarios, por un breve período de tiempo para ‘servicios sexuales’, a fin de recibir comida; distribuidores pidiendo los números de teléfono a mujeres y niñas, transportándolas a sus casas ‘para tomar algo a cambio’ o obtener distribuciones ‘a cambio de una visita a su casa’ o ‘a cambio de servicios, como pasar una noche con ellos’. Mujeres y niñas ‘sin protector masculino’, como viudas o divorciadas, así como mujeres desplazadas internas, son consideradas particularmente vulnerables a la explotación sexual», describe el informe.

«Recuerdo a una mujer llorando en la habitación, muy disgustada por lo que había experimentado», lamenta Spencer, hablando a la BBC. «Las mujeres y las niñas necesitan ser protegidas cuando intentan recibir comida, jabón y elementos básicos para vivir. Lo último que necesitas es a un hombre, que se supone que debes confiar y de quien se supone que debes recibir ayuda, pidiéndote tener sexo con él y reteniendo tu ayuda humanitaria».

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