Polémica en Francia por el descubrimiento de una consigna nazi en el uniforme de un soldado

| 21 diciembre, 2013

SoldadofrancéslemanaziJUAN MANUEL BELLVER. EL MUNDO.- «Mi honor es la lealtad». La divisa de la Waffen-SS sigue provocando escalofríos en esa Francia que no olvida los horrores de la Segunda Guerra Mundial ni siquiera 70 años después. La dichosa frase ha reaparecido, escrita en su alemán original («Meine Ehre heißt Treue»), en una foto difundida en la red, dentro del parche no reglamentario que luce en su uniforme uno de los militares franceses desplegados en la República Centroafricana.

Descubierta por los medios de comunicación, en apenas dos días la travesura de un soldado se ha convertido en un tema de debate nacional y el Ministerio de Defensa ha ordenado una investigación para hallar al infractor. ¿Quién es el provocador y cómo se ha atrevido a romper las reglas del pacto republicano concernientes a los símbolos fascistas?

En realidad, ni siquiera el Departamento de Operaciones Exteriores del ejército francés se había dado cuenta del carácter neo-nazi del emblema, puesto que el discreto patchwork consiste en una bandera tricolor sobre la cual figura el número 32, con el lema ofensivo formando un círculo alrededor. De ahí que la propaganda militar no tuviera reparo en publicar durante días la imagen en su propia cuenta de Facebook.

Pero alguien se fijó en dicho detalle y la prensa del Hexágono adoptó el caso como una nueva cruzada contra los extremismos que acechan el país. Tras la correspondiente investigación interna, el Ejército ha determinado que el responsable debe de ser un paracaidista perteneciente al segundo grupo de la tercera sección del octavo regimiento de Infantería de Marina de Castres: una unidad de élite que suele intervenir en todos los conflictos bélicos donde se mete Francia y cuyos integrantes desplazados al corazón del Continente Negro tienen apenas 20 años.

Para el coronel Gilles Jaron, portavoz del Estado Mayor, ese gesto es «inaceptable», no refleja la «realidad del ejército» y, de ser consciente de sus actos, el culpable será «suspendido inmediatamente». El diputado centrista de Castres, Philippe Folliot, se muestra por su parte más contemporizador: «Desde luego que la frase está fuera de lugar y es contraria a los valores de la tropa. Pero quizá el soldado no sabe lo que significa. Conozco bien el regimiento y no hay tendencias nazis en él. Más que una declaración política, parece una estupidez de la juventud y no entiendo por qué se ha convertido en un asunto de Estado».

De un tiempo a esta parte, las salidas de tiesto de cierta soldadesca gala han terminado saltando a primera plana, como ocurrió en septiembre con los dos soldados de Infantería integrados en el plan de protección antiterrorista Vigipirate, que se fotografiaron delante de una sinagoga, en plena guardia, haciendo un gesto considerado como antisemita que ha difundido en los últimos meses el controvertido humorista Dieudonné.

El gesto se ha popularizado en toda Francia bajo el apelativo de «quenelle» -que es, en realidad, un tipo de albóndiga con forma ovalada parecida a la especialidad germana «knödel»- y consiste en extender un brazo hacia el suelo y cruzar la mano contraria sobre el hombro. Las asociaciones antifascistas y contra la xenofobia ven en el mismo una alusión al saludo nazi, pero lo cierto es que muchos jóvenes del Hexágono lo han adoptado como un ademán antisistema, similar a una «peineta» o un corte de mangas.

Y hay muchas más historias similares. En enero pasado, sin ir más lejos, uno de los militares franceses enviados a Malí dentro de la operación Serval, posó para el fotógrafo de AFP Issouf Sanogo empuñando su metralleta reglamentaria y con un pañuelo negro que lleva impresa una siniestra calavera blanca tapándole la cara. La broma, que los aficionados a PlayStation y Xbox enseguida relacionaron con el look de las fuerzas especiales Ghosts que protagonizan el videojuego «Call of Duty», fue considerada como ofensivamente macabra y fuera de lugar en un contingente que había acudido al norte del país con una misión pacificadora.

«Esta imagen no es representativa de la acción que ha conducido a Francia a Malí a petición del Estado maliense, ni de la que desarrollan sus soldados poniendo en juego su vida», afirmó entonces el coronel Thierry Bukhard, portavoz del ejército en París.

«Un helicóptero estaba aterrizando en ese momento y levantó una enorme nube de polvo», explicó por su parte Sanogo. «Instintivamente, todos los soldados presentes se pusieron sus fulares para evitar tragar arena y yo tiré algunas fotos». Luego se supo que el pañuelo era, para su usuario, «un talismán contra la muerte» y, lejos de cualquier simbología, había sido comprado en una tienda de moda.

Para el diario ‘Le Monde’, sin embargo, el soldado intentaba imitar a un pirata, «enemigo declarado de la humanidad», y quería infundir miedo en sus adversarios proyectando una imagen de «exterminador que no tiene miedo de nada».

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