Otra mirada hacia Alemania. 634.000 votos al partido heredero de los nazis

| 26 septiembre, 2013

Toda Europa mira a Alemania y al escenario político que sale de las elecciones del pasado domingo. En resumen, una Merkel reforzada a la que ha dado resultado parapetarse en las políticas de austeridad que han destrozado la esperanza de varias generaciones del sur de Europa, y ha propiciado las bases del crecimiento ultraderechista en donde la crisis ha golpeado con más dureza, véase Grecia. A la espera de que se decida qué tipo de coalición prefiere la canciller, sí con los socialdemócratas o con los verdes, resulta oportuno poner la mirada en el detalle de los resultados

Todo parece impecable desde el punto de vista democrático salvo por el dato de los más de 634 mil alemanes que siguen votando a los nazis, sObre todo en las regiones de la antigua República Democrática, la que estaba encerrada tras el telón de acero.

Es verdad que se trata de un 1,5 % de todo el cuerpo electoral, que en las zonas más prosperas apenas llega al 1%. Pero la fuerza sociológica de 634 mil personas no es nada desdeñable, por lo que representa en términos simbólicos y por el potencial de crecimiento que encierra esa cifra. 300 concejales en todos los estados de la República Federal, con excepción de Hamburgo, configuran una base operativa sobre la que perpetuarse.

El NPD es un partido antidemocrático, la democracia no es su campo de juego, si bien es cierto que su representación en las regiones de Sajonia y Mecklemburgo Pomerania les garantiza algún ingreso, acceso a los medios, capacidad de expansión, e influencia política a algún nivel en las decisiones que toman los gobiernos de esas regiones. De hecho no es casual que en las elecciones del domingo, el NPD haya alcanzado sus mejores resultados en ambas zonas. Con un 4,3% en Sajonia y un 3,9% en Mecklemburgo Pomerania. Lo que demostraría que la presencia institucional permite arraigar sociológicamente y resistir a tiempos más proclives para fortalecer su crecimiento.

El NPD cimenta su base ideológica en el concepto del “Volk”. En síntesis, un pueblo unido por lazos de sangre, en el que la biología es una categoría indispensable para ser alemán. Supremacismo racial implícito, actualizado con referencias xenófobas, antisemitas, revisionistas y de regreso al nacionalismo romántico que precedió al nazismo, con todos sus iconos culturales, mitológicos y etnicistas.

El juicio a las células terrorista que infiltró los servicios secretos y asesinó a 10 inmigrantes en la última década no ha sido suficiente para socavar las bases sociológicas de la ultra derecha alemana. Tampoco el éxito de sus partidos hermanos con los que mantiene estrechos vínculos en Grecia y Hungría entre otros, donde se asesina a inmigrantes, gitanos, militantes anti fascistas, se hostiga a gays y lesbianas, se proponen listas de judíos y se quiebra permanentemente el principio que sustenta toda democracia: el de la dignidad de las personas.

VALENTÍN GONZÁLEZ.

SECRETARÍA INTERNACIONAL MOVIMIENTO CONTRA LA INTOLERANCIA.

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