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| 10 marzo, 2015

Un alcalde alemán dimite por sentirse indefenso ante las amenazas ultras por defender un centro de refugiados

MarkusNierthLUIS DONCEL. EL PAÍS.- “Siento que me han dejado en la estacada”. La frustración de Markus Nierth, hasta ahora alcalde de un pequeño pueblo del este de Alemania, no se dirige contra los más de 100 neonazis que pensaban manifestarse frente a la casa en la que vive con su mujer y sus siete hijos. Nierth ya contaba con la ira de los radicales. La decepción que le ha llevado a abandonar el cargo que ocupaba desde hacía cinco años procede de la incapacidad de las autoridades para garantizarle una protección mínima. “Me preocupa que mi mujer y mis hijos puedan estar atemorizados ante las miradas de neonazis a través de nuestras ventanas”, escribió la semana pasada en su perfil de Facebook, después de confirmar que no iba a lograr prohibir la manifestación ultra.

Todo comenzó a finales del año pasado, con el anuncio de que Tröglitz, una localidad con algo menos de 3.000 habitantes en el Estado de Sajonia-Anhalt, acogería un centro con 50 refugiados. El alcalde Nierth, de profesión teólogo ya que no cobra por su cargo, confesó su miedo por los posibles efectos de la llegada de los extranjeros, pero defendió ante sus vecinos la necesidad de acogerlos. Unos 150 “ciudadanos indignados” dirigidos por el partido ultra NPD comenzaron entonces a manifestarse cada semana, hasta que hace unos días decidieron cambiar la ruta para que pasara por delante de la vivienda de Nierth. “Estaba claro que el objetivo era yo. Los manifestantes querían quebrar mi voluntad”, señala en una entrevista al Süddeutsche Zeitung.

Puede parecer una anécdota, pero el caso de Tröglitz muestra las reticencias de una parte considerable de la población alemana ante el aumento de refugiados. El año pasado llegaron más de 200.000 demandantes de asilo, el récord de las dos últimas décadas. Las manifestaciones islamófobas de Pegida en Dresde, que llegaron a reunir a 25.000 personas, han perdido fuerza por las luchas internas de sus dirigentes, pero los recelos de muchos ciudadanos siguen ahí.

Políticos de todo el arco parlamentario han mostrado su preocupación por la dimisión de Nierth. Los democristianos dijeron sentirse “consternados”, mientras que el ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, calificó lo ocurrido de “tragedia para nuestra democracia”. “Deben sonar todas las alarmas cuando un alcalde elegido democráticamente no se siente protegido de la chusma”, tuiteó el líder verde Cem Özdemir. “Me ha faltado el apoyo de los ciudadanos, pero sobre todo de los políticos. El levantamiento de los decentes aún no ha ocurrido, pero espero que llegue”, responde a todos ellos el exalcalde.

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