«Me humilló en medio del dolor»: cuando un viaje a urgencias termina con una agresión racista

, | 24 julio, 2017

Una ama de casa mexicana asegura haber sido atacada mientras se recuperaba de una obstrucción intestinal: «En los más de 20 años que tengo viviendo en EEUU, jamás me había sentido así de vulnerable y acosada», dice. Un abogado explica que ser indocumentado no es relevante al momento de solicitar cuidados de salud.

EULIMAR NÚÑEZ, JESSICA WEISS. UNIVISIÓN.- Gricelda, una inmigrante indocumentada de origen mexicano, llegó el pasado mes de marzo a una sala de emergencias de Geneva, Illinois. Sufría una obstrucción intestinal: sentía un dolor severo, vomitaba mucho y no podía tolerar la comida. Dos días después, dejó el hospital sintiéndose todavía peor, luego de que una agente de cobranzas supuestamente le gritara, insultara y amenazara debido a su estatus de indocumentada.Según el testimonio de Gricelda, que solicitó a Univision no ser identificada con su apellido, una consejera financiera —que se identificó como Dora Jackson— entró a su habitación mientras se encontraba bajo los efectos de la morfina «con un tubo en la garganta» y le preguntó por qué al llegar a emergencias había presentado una matrícula consular mexicana en lugar de una licencia de conducir. Luego la presionó para que le diera información sobre su estatus migratorio y detalles sobre cómo pretendía pagar por sus cuidados médicos, amenazando con seguirla hasta encontrarla.

«Me dijo: ‘cómo le vas a hacer para pagar el hospital, no sé por qué los ilegales quieren que el hospital pague por ustedes'», cuenta Gricelda a Univision. El incidente ocurrió en el Delnor Community Hospital de Geneva. «Por qué ustedes ustedes los ilegales vienen a este país, ¿qué hacen aquí? Regrésense a su país», asegura que le recriminó Jackson, en perfecto español. «Me lo dijo en mi idioma para que no me quedara duda».

El incidente se repitió en otras ocasiones durante los dos días, hasta que Gricelda decidió abandonar el hospital, a pesar de que aún no se sentía bien del todo.

Al ser contactada vía telefónica, Jackson se negó a comentar lo ocurrido y colgó.

Christopher King, vocero del hospital Delnor, asegura que los consejeros financieros del hospital están “entrenados para proveer información de un modo profesional”.

“Creemos que eso ocurrió con esta paciente. Lamentamos su interpretación de la discusión”, dijo King.

El reporte de Gricelda es solo uno de los más de 200 de incidentes de odio que Univision ha recibido a través de ‘El reporte del odio’, un proyecto que está documentando los casos y crímenes de odio en todo el país —no solo en hospitales, sino en muchas otras locaciones— desde la elección presidencial. En meses recientes, han sido dirigidos a latinos de todo el país, en las pequeñas localidades y las grandes ciudades, de costa a costa.

Mientras el gobierno promueve una política migratoria más estricta, la policía de distintos lugares del país asegura que los inmigrantes indocumentados cada vez están reportando menos crímenes (incluidos los asaltos sexuales) porque tienen miedo de ser denunciados a las autoridades o deportados.

Según el estudio ‘ Pacientes indocumentados‘ de The Hastings Center, una organización independiente y no partidista, el 80% de los inmigrantes indocumentados de Estados Unidos son hispanos. Se trata asimismo de un grupo que tiene más probabilidad de carecer de un seguro médico y de sufrir enfermedades crónicas, y menos oportunidades de recibir cuidados preventivos en comparación con la población general, según datos de 2012 del Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS, por sus siglas en inglés).

Las leyes que protegen al paciente

Según Steven Monroy, un abogado del fondo mexicano estadounidense de defensa legal y educativa (MALDEF, por sus siglas en inglés), cualquier individuo en Estados Unidos que necesite cuidados médicos debe poder acceder a esos servicios sin sentir miedo a la intimidación e independientemente de su estatus migratorio. «Se supone que los hospitales deben ser zonas seguras», dice.

Este abogado dice que existen varias leyes de privacidad que protegen a los pacientes de sufrir discriminación basada en su raza, país de origen y otros factores. También hay legislación que prohíbe que un proveedor de servicios discrimine a personas por asuntos relacionados con su capacidad para pagar las facturas. El Federal Emergency Medical Treatment & Labor Act ( EMTALA) exige que las instalaciones que prestan servicios de salud acepten a las personas durante emergencias, sin importar que puedan pagar o no.

Según la ley federal, los hospitales se consideran zonas seguras del cumplimiento de las leyes migratorias, gracias a un memo publicado el 24 de octubre de 2011 titulado ‘ Acciones para ejecutar en locaciones sensibles’, emitido por John Morton, exdirector del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). El documento recomienda que los agentes de la agencia no hagan preguntas o realicen arrestos o entrevistas a personas en hospitales. También garantiza que no intervengan en escuelas, templos, funerales, bodas o marchas.

«El personal del hospital no debe contactar a ICE o solicitar información sobre el estatus migratorio de una persona porque no hay una ley federal que se los permita», dice Monroy. «Un paciente no tiene la obligación de dar esa información».

Los estados también pueden implementar sus propias leyes para proteger a los inmigrantes, como las que garantizan que los funcionarios de la policía estatal no entren en lugares sensibles o que los indocumentados menores de 19 años reciban cobertura sanitaria (como el caso de California).

En mayo, la Asamblea General de Illinois aprobó la Ley de Confianza de Illinois, que impidiría a las agencias policiales del estado cooperar en acciones migratorias, a menos de que estén respaldadas por una orden judicial. La legislación, que aún está en espera de la firma del gobernador, también ofrecería protecciones a otras zonas seguras como las escuelas.

Como regla general, Monroy asegura que los pacientes no deben dar más información de la necesaria para su tratamiento. «Deben evitar revelar algo relacionado con su estatus migratorio. Si se le pregunta, deben decir: ‘¿por qué es relevante?’”.

Según Monroy, si los pacientes sienten que están siendo discriminados siempre tienen derecho a hablar con un defensor del paciente, con un abogado o con quien esté a cargo de la privacidad en el hospital. A menudo, esa información se encuentra disponible en la sala de emergencias. Grupos como MALDEF o la Unión Americana de Libertades Civiles ( ACLU) también puede ofrecer asesoramiento. «Cuanto antes pidan ayuda, mejor», dice.

“No lo puedo superar”

Sin embargo, cuando Gricelda le dijo a Jackson que sus preguntas sobre el pago eran «irrelevantes», la mujer asegura que el acoso continuó y que eso la hizo sentir aún más humillada.

«En toda mi vida, creo que esto es lo más horrible que se le puede hacer a un ser humano. Lo que más me dolió fue que esa persona se paró frente a mí, en mis circunstancias, mientras sufría de un dolor extremo. Yo sentí ofensa, una actitud prepotente, arrogante, y con una manera burlona que no me gustó nada nada”, dice Gricelda, quien asegura haber mentido a una enfermera para que le diera el alta, a pesar de sentir dolor y náuseas.

«Nunca había sentido tanta urgencia de salir de un lugar, sintiendo que estaba en peligro solo por mi raza, mi origen, nacionalidad. Que mi estancia en este país peligraba y que en cualquier momento, por todo el odio que expresó hacia los inmigrantes mexicanos, podría llamar a inmigración para llevarme», cuenta Gricelda. Así que comió y luego dijo que se sentía mejor con la esperanza de que le dieran de alta.

«Me sentí vulnerable, en peligro, emocionalmente acosada y discriminada en un lugar en el cual se supone que me debo de sentir cuidada y protegida».

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